Hace tiempo que vengo observando cómo funciona el mercado de las revistas para tabletas. Seguramente porque nos ronda algo por la cabeza. Pero cada vez que empiezo a mirar, preguntar, sacar números y ver opciones se nos van las ganas. La barrera económica es importante pero cuando uno está lo suficientemente loco como para lanzarse al vacío no es lo más importante.
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Para tener revistas para tabletas, no es importante que tengas que pagar para tener tu cuadradito en el Apple Store o Android Market; no es importante que tengas que elegir un proveedor para subir tu revista a la tienda con el que te quedas comprometido de por vida; no es importante que cada vez que alguien se descarga una revista (aunque sea gratis) pagas por la descarga, ni siquiera es vital el coste en producción, que la revista al fin y al cabo hay que hacerla y parece que si se hace para tableta eso es lo de menos. No, lo más importante es que nadie la va a leer.
Ahí es donde está el problema. Por eso decía lo de lanzarse al vacío. Detrás de cada tableta no se sabe quien está. Hay cientos de proyectos que cumplen con todos los objetivos que debe tener una buena publicación. Tiene su cuota de mercado, hay interés por los contenidos, están bien diseñados y detrás hay una empresa sólida. Incluso algunos formatos que son simples adaptaciones a tableta del papel tienen sentido. Pero no funcionan.
Datos
Popular Science, la primera revista para iPad (la dio a conocer Jobs en la primera presentación del iPad) tiene más de 1.300.000 suscriptores en papel, y apenas 100.000 en tableta (8%). The New Yorker (1.000.000 vs 78.000 -7%-), Vanity Fair (1.200.000 vs 75.000 -6%-), National Geographic (4.000.000 vs 180.000 -4%-). Y esto en un mercado como el de Estados Unidos y en inglés que supone un mercado global. Las cifras para el mercado en español son directamente ridículas.
No es despreciable tener cientos de miles de suscriptores de tu publicación para tableta, pero si la misma publicación se puede descargar por menos dinero y en la mayoría la experiencia es la misma no tiene mucho sentido que cabeceras como estas no hayan subido como la espuma en sus versiones para tableta.
El año pasado, Nielsen estimaba que el usuario móvil de media tiene 41 aplicaciones en su smartphone. En abril, un estudio de Flurry decía que el usuario medio de smartphones solo abre ocho aplicaciones al día, siendo las más populares Facebook, YouTube y aplicaciones de juegos. Y de acuerdo con un informe de 2012 de Localytics, el 22 por ciento de todas las aplicaciones sólo se abre una vez.
Aunque estas cifras son para móvil en general, el panorama es claro. No hay mucho espacio para aplicaciones de revistas. La publicaciones necesitan lectores muy devotos y dedicados. Algo poco común de momento.
¿Qué ocurre?
Si después de oír cientos y cientos de veces que se han vendido no sé cuántos millones de tabletas, que los usuarios de tabletas son muy activos y están dispuestos a comprar y gastar, y que la interactividad que producen las tabletas seduce al lector por una experiencia superior, ¿cómo es posible que las revistas para tableta no sean la nueva esperanza para los editores?
Es sencillo. Las revistas en las tabletas son invisibles. No es que las tabletas no sean aptas para la lectura o para este tipo de publicaciones. Simplemente se pierden entre tanta App. Y no es que no esté claro que todo está en tu botón de ‘Quiosco’ y que ahí dentro esté el de tu revista preferida y luego tengas que buscar el número de ese mes. Es que esa acción no es habitual, no es natural. Incluso a mí, personalmente, la mayoría de veces no me acuerdo.
Y no es que no lea en la tableta, los agregadores de contenidos como Flipboard, Zite, Pulse, Current… o incluso las redes sociales, Facebook, Twitter, Google+ son fuente de mi lectura habitual. Esos son mis foros y el resto de revistas que he comprado y descargado se han perdido entre tanto botón. Me olvido de ellas. No están a la vista, como ocurre con las revistas de papel que están a la vista, no están dentro de mis rutinas en la tableta. Sin embargo, los juegos sí son un reclamo.
Después de leer el #informeTAB creado por Redbility todavía confirma más mis sospechas: «Las tabletas se utilizan principalmente por la noche, para comunicarse por mail y redes sociales»
Flujo de información
Por si esto no fuera suficiente, las revistas en App están fuera de la corriente informativa. Cada vez que entro en una publicación digital tengo la sensación de estar en algo fuera de la red. No están conectadas. Aunque se puede compartir cierto contenido en redes, tus amigos no pueden entrar en tu recomendación a menos que tengan comprada o descargada la publicación y aun así no se enlazan de forma automática.
Además tengo la sensación de no estar actualizado. Lo digital está unido al tiempo real, a la inmediatez y una publicación que se ha creado hace semanas con contenidos en los que no se puede ver la interacción de otros lectores o no se puede agregar ningún comentario propio suena raro. Incluso el contenido es invisible para los motores de búsqueda con lo que aunque se tenga el mejor artículo sobre una temática no habrá manera de que nadie lo encuentre o algún agregador de contenidos lo incluya. Algo poco interesante para el formato digital.
Internet
La información online me sigue siendo pareciendo más atractiva. Puedo saltar de una página a otra, compartir el enlace, dejar comentarios, agregar la web a mi Flipboard o incluso imprimirla, algo que en algunas publicaciones para tabletas no se puede. Puedo entrar desde cualquier dispositivo, ordenador, tableta o móvil.
El flujo de información en internet ya se ha convertido en natural para cualquier usuario. Entramos en nuestra cuenta de Facebook, vemos que están haciendo nuestros colegas, nos interesa un titular que ha compartido alguien, pinchamos en el enlace, leemos el artículo, dejamos un comentario y vemos otro comentario que amplía la info, lo vemos y mejoramos la información…. y así hasta que nos cansamos y salimos. Esto es lo natural hoy. Incluso los periódicos con formatos de pago tienen más éxito que las revistas.
Futuro
Las revistas de papel siguen adornando las mesas de la oficina, de casa, del coche… se las presto a los amigos, las llevo a la playa sin peligro. Las visitas las rescatan de la estantería y las vuelves a retomar. Y en los aviones no te obligan a apagarlas. Sigo pagando más y viviendo una experiencia mayor en cada número que compro en el quiosco.
Sigo pensando que las tabletas son el futuro. Sin duda. Pero hoy todavía están lejos de ser una opción y más en personas con bolsillos muy reducidos. Lo que sí que no acabo de entender es cómo con lo fácil que se está poniendo publicar en digital para tableta no haya más oferta para este soporte. No me refiero a revistas para tabletas o libros, sino a catálogos, dossiers, informes, documentos… Hay cientos de programas gratuitos –incluido el Single Edition de Adobe DPS– que nos permiten maquetar nuestra publicación, con interactividad, y lanzarla al espacio. ¿Qué pasa con los fanzines que todavía se siguen haciendo en papel?
El formato de publicación para tableta en formato App es el futuro, pero debe mejorar. Seguramente estamos en un escenario similar al que ocurrió con la aparición de las webs corporativas. Parecía que iban a salvar a las empresas y ahora todo el mundo sabe para qué sirven y qué hacer verdaderamente con ellas. Veremos cómo evolucionan las revistas para tabletas.
Actualizado 16/06/2016