Esta tarde se ha anunciado la imagen que representará la festividad más popular de Valencia, las Fallas. Firmada por Luis Demano y Joan Quirós, la propuesta ha sorprendido: en vez de un cartel, son cinco, uno por cada sentido
La imagen que ilustra las Fallas de Valencia es esperada cada año con expectación; quizá más todavía en esta ocasión al reunir no a uno, sino a dos profesionales para presentar el proyecto que encarnará esta festividad: el ilustrador Luis Demano y el calígrafo Joan Quirós. Tras resultar elegidos el pasado diciembre en el segundo concurso público que se convoca para desarrollar el cartel de Fallas, muchos se preguntaban impacientes cuál iba a ser el resultado. En primer lugar, porque se realizaba a cuatro manos y, en segundo, porque se confirmaba el interés de las autoridades por encargar la confección del cartel a profesionales del sector.
La campaña, presentada esta tarde, ha resultado una sorpresa: en vez de una propuesta visual, son cinco, una por cada sentido. Tacto, oído, gusto, olfato y vista son las referencias de cada uno de los carteles, vinculados también (a su manera) con diferentes aspectos de la simbología festiva valenciana. «Partíamos de la base de que Ibán Ramón ya presentó una campaña de cuatro carteles», cuenta Luis Demano haciendo referencia al diseñador que se encargó del cartel de Fallas 2016. «Un único cartel se nos quedaba pequeño, así que le estuvimos dando vueltas a cómo abordarlo para hacer una serie. Al final tiramos por el tema de los cinco sentidos porque era fácil de comprender por todo el mundo», alega.
El cartel de Tacto ilustra la plantà de una falla «al tombe», es decir, prescindiendo de las grúas y ejecutando el montaje gracias a la fuerza manual de sus integrantes, que también blanden pinceles para terminar de pintar la estructura. El de Oído es un homenaje a la tradición musical valenciana y, por ello, presenta a una banda de música. El Gusto, como no podía ser de otra manera, evoca una de los alimentos más típicos de la fiesta: los buñuelos (bunyols), a través de una tienda que recoge también otro elemento típicamente autóctono, los mosaicos Nolla. El Olfato procede del ramo de una fallera y la Vista, por último, tiene su origen en experiencias como la Nit del Foc y la Cremà, donde el color naranja se convierte en protagonista. En lugar de sintetizar la festividad, por lo tanto, la idea ha pasado por desmenuzarla y explorar los detalles de cada una de las escenas narradas.
«No veíamos adecuado simplificarla conceptualmente», reconoce Demano.
Pañuelos falleros, petardos, y otros elementos del imaginario festivo tejen algunas de las historias contadas en los carteles, en los que también la Concejalía de Fiestas ha ejercido un papel activo. «Nos iban dando ideas, por lo que han contribuido a enriquecer mucho el proyecto. Nosotros disfrutamos la fiesta, pero no somos falleros, no participamos activamente, y desconocíamos ese mundo», apunta el ilustrador.
La ilustración de Luis Demano, precisamente, y la caligrafía de Joan Quirós componen dos mundos diferentes en algunos de los carteles, en los que se percibe por un lado el título y, por otro, el dibujo. Preguntado por la en ocasiones escasa integración de ambas disciplinas, el primero reconoce que ha sido un temor al que se han enfrentado durante el proceso. «Hemos tenido que hacerlo todo muy deprisa, y puede que haya carencias en ese sentido», admite. «Sin embargo, creo que en algunos carteles se ve de manera más integrada; como la de la banda y los instrumentos, o el de la bunyoleria. Pero sí, era un reto difícil», añade.
En la misma línea se pronuncia el calígrafo Joan Quirós, que también corrobora que en cartel donde se aprecia mejor la combinación de las sinergias entre ilustración y caligrafía es en el del Gusto, aunque no olvida mencionar el del Oído, «donde los instrumentos son técnicas caligráficas». «Ha sido un reto», señala. «Hemos ido trabajando conjuntamente y poco a poco. Luis me enviaba los bocetos y yo les iba dando vueltas sobre cómo integrar algo de la caligrafía en la ilustración. Ha sido bastante progresivo», comenta.
Las referencias de Quirós datan del siglo VIII. «La estructura básica está sacada de la caligrafía carolingia», apostilla. Respecto al titular, señala que lo que primaba era que la letra fuera «legible, impactante y con fuerza» y, ante la disparidad de alturas entre las ascendentes alude a una «explicación técnica» («La ‘F’ no podía ser tan grande como las otras ascendentes porque en un texto largo la idea es que las mayúsculas no destaquen, sino que sea una mancha uniforme»). Todo ello, sin perder de vista el toque más manual, espíritu que también alegan ambos que ostentan las Fallas. «Las Fallas tienen un toque bastante artesanal, así que queríamos hacer algo que surgiera también de nuestras manos», indica. Por este motivo, la caligrafía primero ha sido hecha a mano («no todas las letras son iguales») y, posteriormente, escaneada.
«Queríamos hacerlo cercano, y para un público lo más amplio posible», agrega Quirós.
Por otro lado, Luis Demano también apunta a ciertas referencias externas a la festividad: «Soy muy fan del arte revolucionario chino, y puede que haya alguna connotación». «Por ejemplo, hay una reminiscencia en las bandas, con la trenza en el gorrito», señala, un matiz que también se aprecia en el cartel del Tacto.
El proyecto, que cuenta con un presupuesto de 4.000 euros más adaptaciones, ha ido surgiendo de las necesidades de la campaña, cuyas primeras bases resultaban algo «ambiguas». Por otra parte, y al ser el primer proyecto fallero integrado dentro del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, ambos autores reconocen que no han estado exentos de «presión». «Se supone que los carteles viajarán a diferentes partes de Europa por cuestiones turísticas, así que es una responsabilidad. A día de hoy no sé si se habrán cumplido las expectativas», concluye Luis Demano. Habrá que esperar todavía las reacciones del público para descubrirlo.
Actualizado 01/02/2017