Hace apenas unas semanas conocíamos el fallo final del concurso organizado para diseñar la imagen gráfica de la ciudad de Santander que daba como ganador al equipo de Pepe Gimeno, Gimeno Gràfic. A pesar de esto, algunos de los diseñadores y las diseñadoras que participaron, han presentado reclamaciones administrativas de forma individual desde que se presentó el acta con las puntuaciones y las descalificaciones.
ANTECEDENTES
El concurso ya arrancó con polémica allá por enero del año 2016, al plantearse como un concurso abierto que contaría con una votación popular. A pesar que el resultado de esta votación no fuese vinculante, el concurso terminaría con tres finalistas, entre los cuales, la agencia madrileña de publicidad PSLIVE saldría como ganadora y contaría con un presupuesto de 72.600 euros si se hubiese realizado el proyecto.
Esta agencia, sin embargo, presentó tres propuestas que causarían recelo e indignación entre los diseñadores del sector y de la ciudad, debido a su obsoleta estética y a su falta de representación real de la ciudad; además, de contar con una propuesta creada a partir de una plantilla. Todo esto provocó que el Ayuntamiento de Santander decidiera rescindir el contrato con la agencia y plantease un nuevo concurso más profesionalizado para diseñadores y diseñadoras.
ACTUAL CONCURSO
El nuevo concurso se planteó a partir de una serie de baremos objetivos y subjetivos. Tal y como explicamos, el concurso se estructuró en dos fases: en la primera se hizo una selección de 27 diseñadores a partir de su porfolio personal y en la segunda se eligieron 3 que debían presentar los proyectos de diseño. Sin embargo, durante esta primera fase de selección, hasta 16 proyectos fueron descalificados sin poder tener opción de participar en esa ronda lo que ha sido el desencadenante de las reclamaciones y quejas expuestas.
QUEJAS Y RECLAMACIONES
Son cuatro diseñadores y una diseñadora con los que hemos podido hablar y quienes nos han mostrado su descontento por, lo que consideran, una mala praxis del concurso presentado por el Ayuntamiento de Santander para la imagen de marca de la ciudad.
La mayoría de quejas apuntan a un «mal planteamiento inicial de las bases». Unas bases en las que se encuentra la cláusula relativa a la solvencia económica de los participantes en cuanto a volumen de negocio y que ha sido la causa por la que se han descalificado 15 de los 16 proyectos no admitidos.
Documentación relativa a la solvencia económica: El solicitante deberá acreditar, bien por sí sólo o bien como sumatorio de todos los miembros de la Agrupación, que cuentan con un volumen de negocio mínimo de 18.000 € (sin IVA) en alguno de los 3 últimos ejercicios para la ejecución de servicios similares. Para ello se presentará una Declaración Responsable indicando título de proyecto, cliente, objeto del contrato, anualidad de ejecución y presupuesto. Se entenderá por contratos similares aquellos cuyo objeto vaya dirigido a la creación de una imagen corporativa de ciudad, país, ayuntamiento o administración pública en general o bien entidad pública o privada.
Algunos de los diseñadores no estuvieron conformes con esta resolución, ya que consideraban que el Ayuntamiento de Santander no había cumplido los plazos fijados –5 días– para la subsanación de errores en documentación tras el plazo de revisión de documentación presentada FASE I. A esto, se suman otra queja generalizada entre los reclamantes: la mala legibilidad del acta final del concurso donde se publicaban las descalificaciones y las puntuaciones de cada uno de los participantes.
Uno de los estudios que ha presentado una reclamación ha sido el estudio Td Gráfica, de la diseñadora Toya Huercanos, ubicado en San Sebastián. Ciudad de la cual diseñaría la imagen de marca en el año 2017 y presentaría como porfolio al concurso, del cual sería descalificada al no contabilizar el año 2017 en esa cláusula, a pesar de haberse adjudicado en 2016. La falta de solvencia económica al no contabilizar el año 2017 fue también la causa de la descalificación del estudio Valladares DC, de Pepe Valladares, ubicado en Santa Cruz de Tenerife. A pesar de ello, el diseñador no ha presentado una reclamación por escrito, pero sí ha mostrado su descontento por lo que él considera una falta de transparencia durante el concurso.
También han presentado reclamaciones dos de los estudios presentados de Santander: el estudio PorEnde, de Jesús Allende, y el estudio Creando, de Javier Asín. En el primer caso, Allende considera su descalificación como insuficiente e injustificada. Y en el caso del estudio Creando, por una puntuación menor de la merecida según los baremos objetivos fijados en las bases. La última de las reclamaciones es la del estudio El Tipo, del diseñador José Gil-Nogués, ubicado en Asturias. En su caso, la reclamación se debe a lo que él considera una injustificada descalificación y falta de transparencia.
AYUNTAMIENTO DE SANTANDER Y JURADO
Sin embargo, a pesar de las quejas y reclamaciones de estos cinco participantes del concurso, la concejala de Cultura y Turismo de Santander, Miriam Díaz Herrera, nos ha explicado que ninguna de las reclamaciones escritas recibidas podía haber sido rectificada durante el plazo de subsanación de errores de documentación ya que «los técnicos de turismo no valoran los trabajos, ni la solvencia técnica y económica, ya que eso es competencia del jurado profesional en la fase de evaluación, tal y como se especifica en las bases».
Miriam Díaz nos subraya que ha sido en el jurado donde han depositado «todo el peso del concurso». Y así lo verifica Nacho Lavernia, uno de los miembros del jurado. «Hicimos una sesión maratoniana donde estuvimos revisando todo lo referente a las bases, aunque desde el ayuntamiento ya habían preparado un poco este proceso para facilitárnoslo. Y así, nosotros nos podíamos centrar en evaluar si se podían considerar similares algunos de los trabajos a lo requerido en el concurso o no».
«Fue un proceso muy tedioso, ya que no esperábamos este tipo de requerimientos administrativos como jurado», Nacho Lavernia.
Por otra parte, aunque Lavernia considera las bases «complejas y administrativas», asegura que eran necesarias ya que «la intención final era hacer un concurso lo más transparente y objetivo posible», a pesar de que finalmente hayan aparecido quejas y reclamaciones.
Por su parte, la concejala de Cultura y Turismo apunta que aunque no se hayan cumplido las expectativas de todo el mundo con este proceso, considera que «se ha dado un paso importante» en la contratación pública de proyectos relacionados con el diseño. A pesar de todo ello, Miriam Díaz señala que «la forma más operativa de trabajar es con un contrato público abierto» y poder trabajar con una empresa directamente, aunque es consciente que «ningún sistema es el ideal cuando se trabaja con una administración pública».
«Se ha dado un paso importante» en la contratación pública de proyectos relacionados con el diseño», Miriam Díaz.
Toya Huercanos (Td Gráfica)
En el caso de Td Gráfica, el estudio de Toya Huercanos, su porfolio fue descalificado ya que –según el acta del jurado– «Los trabajos a los que se refiere se han realizado en el año 2017», mientras que ella defiende que «la adjudicación de los trabajos indicados en la declaración responsable se había efectuado en el año 2016». Además, según nos cuenta la diseñadora, al existir dos fechas en la inscripción sobre un mismo proyecto deberían de haberle consultado. «Son dos datos por los que podían haberme informado durante el plazo de subsanación, cuando me pidieron otras correcciones con relación a la documentación», explica.
Sin embargo, también nos explica que de momento no ha presentado ninguna denuncia contra el Ayuntamiento de Santander. «Estoy evaluándolo con mi abogada para que me informe sobre qué año tendría validez según las bases», detalla Toya, que también destaca que «la comunicación ha sido bastante lamentable durante todo el proceso».
Javier Asín (Estudio Creando)
El Estudio Creando, de Javier Asín y Emmanuel Gimeno, ha sido otro de los participantes que ha mostrado su descontento tras el fallo del concurso. En su caso no fueron descalificados por la solvencia técnica y/o económica y pudieron pasar a la primera fase del proceso. Sin embargo, su reclamación surge a raíz de la puntuación dada por el jurado tras el plazo de evaluación. Una puntuación que ellos consideran insuficiente respecto a los cálculos que ellos habían realizado conforme a los baremos objetivos de las bases fijadas por el concurso.
Como respuesta a esto, presentan una reclamación por escrito en la que solicitan: Por una parte, «que la organización facilite a los concursantes una copia de buena legibilidad del acta del concurso en la que aparezcan detalladas las valoraciones». Y, por otra parte, «que la organización del concurso ofrezca una explicación clara y ecuánime de la valoración asignada a Creando Estudio Gráfico, SL como concursante».
«Desde mi punto de vista, el Ayuntamiento de Santander quedó muy contento con los finalistas del concurso y el resto de participantes considero que hemos sido tontos útiles, meros figurantes», explica Javier Asín.
En respuesta a la reclamación, el jurado del concurso elegido por el Ayuntamiento de Santander respondió alegando que uno de los trabajos presentados en su porfolio no correspondía con un proyecto similar al de la imagen de la ciudad de Santander, por lo que la puntuación era menor. Tras esto, el estudio decidió hacer una segunda reclamación vía telefónica en la que demandaban «la puntuación desglosada para todos los diseñadores según los baremos». A lo que recibió una doble negación por parte del jurado, según explica.
«Me he encontrado con una falta de empatía total por parte del jurado y con una falta de transparencia brutal en todo el proceso del concurso. Con profesionales así en el jurado nos va a ir “bien” a los diseñadores», explica Javier Asín.
Pepe Valladares (Valladares DC)
Pepe Valladares fue otro de los diseñadores afectados por la descalificación en relación con la cláusula sobre la documentación relativa a la solvencia económica y, al igual que Toya Huercano, al no encontrarse la ejecución de uno de sus trabajos dentro de los 3 últimos ejercicios válidos. A pesar de su descontento, el diseñador no ha puesto ninguna reclamación por escrito según nos explica. «Mi abogado ya me ha explicado que si se rigen por lo puramente judicial no tendría nada que hacer». «Yo no me quise meter a nivel judicial, ya que solo quería denunciar las malas praxis que se habían llevado a cabo en el concurso», recalca Valladares.
«Lo que me da rabia es que hayan utilizado al jurado para cubrirse las espaldas, cuando a nivel administrativo han hecho lo que han querido. No están valorando objetivamente la gente que puede hacer ese trabajo», concluye.
Jesús Allende (PorEnde)
El caso de Jesús Allende es similar al de Pepe Valladares, ya que su descalificación –tal y como se refleja en el acta del concurso– se debe al no cumplimiento del requisito que fija la solvencia económica del participante «en ninguno de los tres años presentados en la declaración responsable 2014, 2015 y 2016», según se refleja en la respuesta del Ayuntamiento al diseñador.
El diseñador, entonces, puso una reclamación el día 31 de enero en la que explicaba que «en ningún momento de todo este proceso nadie desde el propio ayuntamiento se ha puesto en contacto para notificar el error que la documentación contenía, dejándome, por tanto, fuera del concurso de manera injustificada». A lo que respondieron desde el servicio de turismo argumentando que –tal y como fijan las bases del concurso– «el área de turismo no revisaba el contenido de la documentación técnica (no administrativa) ya que esta era una función del jurado, como es el caso de la declaración responsable de los trabajos realizados».
«Me han parecido insuficientes las justificaciones del ayuntamiento y creo que no han cumplido su obligación de dejarnos rectificar si había algún error», explica.
José Gil-Nogués (El Tipo)
En el caso de José Gil-Nogués, diseñador del estudio El Tipo, la Cláusula Quinta de las bases –que hace referencia a la documentación relativa a la solvencia económica– vuelve a ser la causa de la descalificación. Sin embargo, el diseñador nos destaca algunos otros problemas con los que se ha ido encontrando durante el proceso del concurso.
En primer lugar, señala que desde su estudio enviaron un correo en el que planteaban tres dudas sobre la cláusula por la que posteriormente serían descalificados. Sin embargo, asegura que el ayuntamiento no quiso responder a estas dudas por escrito. «Nos dijeron que solo se contestaría por teléfono», explica.
«Si me quedara callado, estaría haciendo daño a nuestra profesión», recalca Gil-Nogués.
En segundo lugar, tras la publicación del acta –nombrada anteriormente–, el nombre del diseñador aparece en el listado de descalificados, aunque tal y como señala en un primer momento José Gil-Nogués: «Considero que mi exclusión del concurso por el motivo aludido debería ser por causa de un mero error». A raíz de lo cual, presenta la primera reclamación a la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Santander. En respuesta a esto, el Ayuntamiento de Santander le envía una carta en la que figura que «el jurado considera que la propuesta no cumplía la solvencia económica solicitada». Un proceso que se volvería a repetir: José Gil-Nogués presenta una nueva reclamación, y desde el Ayuntamiento vuelven a enviar la misma respuesta.
Esto provoca un gran descontento por parte del diseñador, ya que tal y como nos asegura «ese volumen de negocio mínimo se superó ampliamente en el ejercicio 2015», por lo que decidiría interponer una tercera instancia al Ayuntamiento. Aunque según nos cuenta: «A día de hoy, no he recibido una respuesta satisfactoria, coherente y pertinente a ninguna de mis tres solicitudes escritas».
«En concursos de este estilo lo mínimo que puede exigirse a una administración es profesionalidad, rigor y transparencia; exactamente de lo que ha carecido esta convocatoria».
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