María Pradera es una de las diseñadoras integrantes del estudio creativo Yinsen Studio. Junto a su compañera Lorena Sayavera, desarrollan, desde su estudio en Valencia, proyectos de identidad corporativa, naming, diseño gráfico, diseño editorial, dirección de arte, comunicación y web. Paralelamente han trabajado en artes escénicas, investigación y difusión del diseño y formación a través de talleres creativos. Su filosofía se basa en encontrar la esencia de cada proyecto para reflejarlo en un concepto poderoso.
A raíz de la noticia acerca de la investigación que está llevando la Agencia Valenciana Antifraude sobre el fraccionamiento de contratos de los carteles de Fallas 2017 por parte de la concejalía de Cultura Festiva, hemos querido hablar sobre las llamadas a proyectos con Yinsen. María Pradera, nos ofrece su punto de vista y experiencia sobre ellas. La diseñadora, además de haber participado y ganado conjuntamente con Lorena Sayavera en algunas llamadas a proyectos, también ha formado parte del jurado de otras en alguna ocasión.
Proceso llamada a proyecto
Las llamadas a proyectos son cada vez como un cliente nuevo, pero no deja de ser similar a cualquier otro encargo que no provenga de una llamada a proyecto. En el caso de las llamadas a proyectos, el cliente te hace el proceso bastante fácil ya que tiene cierta predisposición; te ha elegido entre diversos profesionales y por tanto, confía en ti –que eso ya es un punto de confianza que está bien–.
Las llamadas a proyecto son más positivas que negativas. Porque abren la puerta a gente que tenga un buen porfolio y no porqué conozcas a nadie. Nosotras ahora estamos en Valencia, pero antes estábamos en Vila-real.
¿Qué posibilidad tenía yo de conocer a x concejal o a x proyecto estando yo en Vila-real? Ninguna.
Es imposible, pero gracias a las llamadas a proyecto es posible acceder. Creo que por ello sí que tiene ese punto democrático; que te contraten por tu trabajo y no porque seas un conocido de fulanito. Yo animaría a los diseñadores a que no se desanimen, sino a todo lo contrario; que se motiven en presentar algo bueno porque además la Administración tiene intención de cambiar.
Pliego de condiciones
Un proyecto, por muy bien definido que esté, nunca se concreta suficientemente porque surgen cosas; siempre surge algo que no se preveía.
Nosotras hemos hecho alguna llamada a proyecto en el que el presupuesto estaba cerrado y no ha habido opción de ampliar el presupuesto.
En el caso de que se esté trabajando en un proyecto que de pronto se tienen que hacer más cosas de las previstas sin cobrar por ese extra, tú como profesional tienes que plantarte. De otra forma trabajas gratis; aceptas por un precio inferior al que debería ser y acabas haciendo mucho trabajo, a nosotras nos ha pasado en alguna llamada a proyecto.
Ampliación de presupuesto
En algunas llamadas a proyectos ya se especifica que, si en un proyecto surge más trabajo derivado de este, es posible contratarlo siempre que el precio no supere el valor del contrato menor (antes 18.000 € y 15.000 € ahora).
En el caso de la llamada a proyecto del cartel de Fallas de 2018, no especificaba qué ocurría si esto sucedía, por lo que, antes de presentarnos, decidimos llamar por teléfono para informarnos.
Yo veo lógica esta puerta abierta, ya que si un proyecto vale 3.000 € y de repente luego es necesario seguir trabajando en una ampliación de este proyecto, lo normal es que lo siga haciendo el profesional que lo ha llevado a cabo desde cero, por coherencia gráfica y porque ya conoce el proyecto. Si esa ampliación debe hacerse y cobrarse, mejor que lo haga quien ha estado ahí desde el principio.
Quién pone el precio
No creo que haya un precio fijo. Eso lo decide la institución. Hasta donde yo sé, el ADCV les informa si el precio es muy bajo. Por ejemplo, puede pasar que si desde la institución proponen pagar por la creación de una marca 3.000 €, pero en realidad no solo es hacer un logotipo, sino que cuenta además con la creación de diversas submarcas más, un manual corporativo, etc. la asociación de diseñadores le informa de que el precio debería ser superior y que debería indicar en la llamada el encargo completo, no sólo que es un logotipo.
El proyecto de Fallas
El caso del proyecto de Fallas es especial entre las llamadas a proyectos. En este tipo de llamada a proyecto se plantea directamente así: con el presupuesto que se presenta en la llamada a proyecto entra el diseño de los carteles y otras piezas. Y, luego, lo que tú acuerdes con ellos de las aplicaciones que vas haciendo. Nosotras hicimos un ‘pre-presupuesto’ dependiendo de las necesidades que vimos que tendrían. Lo enviamos y se aprobó.
En Fallas se sumaron clientes como la Generalitat, el Metro o la Junta Central Fallera. De repente se te juntan tres o cuatro clientes que te piden un montón de cosas. Por eso, justamente el proyecto de Fallas es el más especial de todas las llamadas a proyecto. Porque acabas cobrando bastante más dinero, sobre todo porque te piden más cosas otros clientes que no son el Ayuntamiento.
Para tener una perspectiva de lo que nos íbamos a encontrar tuvimos una reunión con Ibán Ramón, Luis Demano y Joan Quirós para conocer su experiencia en el proyecto en sus respectivas ediciones, saber qué escenario tendríamos, cómo podríamos gestionarlo, etc.
Ibán, por ejemplo, sí que cobró bastante mal en su año. En el sector del diseño no se habla abiertamente sobre lo que se cobra, es cuestión de cada uno saber dónde plantarse al aceptar un encargo. Hay que tener en cuenta lo que uno trabaja, que no te estén regalando el dinero, tampoco lo puedes cobrar todo al dedillo como si fueras una máquina porque creo que hay que ser un poco flexibles tanto el cliente como tú.
Inevitable trabajo extra
Todas las necesidades que tiene un proyecto no se ven desde un principio, por lo que éstas van saliendo a lo largo del proceso de creación. Lo que quiere decir que no se contemplan en el brifing inicial. Es como que, sin querer, se va complicando la cosa y es muy difícil porque el propio cliente no sabe a dónde va a llegar el proyecto, ni incluso tú mismo, quizá.
No sabes si en el cartel de Fallas va a ser tres o uno; tú vas a cobrar lo mismo.
Para el cartel de Fallas intentamos sintetizar al máximo, pero el cliente necesitaba contarlo todo detalladamente. Por eso decidimos hacer tres carteles para definir los tres conceptos más importantes. Luego surgieron cosas extras como el trofeo pirotécnico. En este caso, propusimos la idea y nos contrató La Junta Central Fallera (fuera del encargo que se obtuvo por la llamada a proyecto).
Si de repente surgen cosas no lo vas a hacer gratis. En este caso concreto no cobramos mucho, la verdad. Pero es que también nos hacía ilusión que se llegara a fabricar el diseño que habíamos hecho.
Fraccionamiento de contratos
Solo me he encontrado dos casos en los que se haya ampliado el presupuesto y llamadas a proyectos habremos hecho cinco.
Me parece bien que a nivel contrato lo dejen abierto por si surge trabajo derivado del mismo. Al final es un texto que justifica que el proyecto lo tenga que hacer esa persona. Es complicado conforme lo tiene ahora la Administración. Ya sin ser llamada a proyecto, nos ha pasado que, al haber trabajado por ejemplo para una concejalía, al año siguiente no te puede volver a contratar –aunque quieran hacerlo porque tu ya conoces el proyecto–.
Hay que cumplir la legalidad para que no te metas en ningún marrón. Pero debería haber recursos administrativos para que puedan contratar a diseñadores.
Una llamada a proyecto, aunque luego necesite contratar más servicios porque han surgido de improviso, nunca va a superar la cantidad límite que define un contrato menor. Ninguna administración te va a ampliar en una llamada a proyecto superando esa cantidad. Tanto si se trata de un encargo directo como si se trata de una llamada a proyecto, si se amplía un proyecto, debería ser viable (dentro de la legalidad) que tú puedas presupuestar 2.000 € y que de repente sean 4.000 €.
Si, como diseñador, quieres superar la barrera económica que separa el contrato menor del mayor, ya es tu decisión. O bien, directamente no lo aceptas.
Nosotras, con el proyecto de Fallas, hicimos muchísimo trabajo, hasta ahora el más grande que hemos hecho, pero la imagen también se usa para otras cosas que no hicimos nosotras, como la maquetación del libro de fallas que lo hacía la imprenta, nosotras hicimos la cubierta, los trípticos los hizo Turismo en varios idiomas, nosotras hicimos las portadillas, el videomappingen las Torres de Serrano…
Trabajo llama a trabajo
En nuestro caso, hemos tenido suerte. Algunos proyectos nos han llegado porque, aunque no ganáramos una llamada a proyecto, salimos entre los tres finalistas. En ocasiones el cliente, al tener estos tres finalistas, al año siguiente no se preocupa por lanzar una nueva llamada a proyecto. A veces, no nos ha llegado directamente un proyecto sino de rebote por ser las segundas.
Mejoras
No creo que haya un modelo perfecto de llamada a proyecto todavía, pero sin duda es mejor que los concursos especulativos de antes. Podría mejorarse por ejemplo que pagasen al jurado. Eso es una cosa que se está demandando continuamente. Yo he ido como jurado a alguna llamada a proyecto alguna vez. No cobras nada por ello y puede que te dediques a ello una mañana (porque puede que se te junten varias llamadas a proyectos aprovechando que el jurado está allí y sin cobrar). En esa mañana te enseña 30 porfolios y los ves delante de 6 o 7 personas; vas haciendo selecciones hasta que al final te quedas con la propuesta final. Eso estaría bien cobrarlo porque haría que el jurado fuese cambiando, fuera más diverso.
Según mi experiencia con la ADCV, para hacer de jurado van diseñadores, la gente de la junta, etc. y es la propia ADCV la que quiere que el jurado vaya cambiando.
Desde la organización no hay mala intención y precisamente quieren que el jurado esté remunerado por el servicio de asesoramiento. Si por ejemplo hubiera una remuneración de 100 € para cada jurado, la Asociación podría hacer un llamamiento a los socios para ver quién quiere ser jurado. De esta forma habría más variedad en el perfil de los miembros del jurado o incluso podría hacer de jurado profesionales reconocidos que no quieren hacerlo gratis.
El jurado
Hay mucha gente decidiendo en el jurado; gente de publicidad, diseño, etc.; personas de diferente perfil que tiene un criterio muy distinto al tuyo. Puede suceder que el profesional que al final se seleccione no sea la que tú eliges.
En llamadas a proyectos sí que hay un baremo, pero nada más ver los porfolios ya ves qué profesional puede ser más válido para el proyecto que necesita llevarse a cabo. Siempre ves que hay gente mejor que otra.
También ocurre que, si entre las propuestas se encuentra un diseñador reputado, el cliente suele preferir escogerlo. Aunque si hay más propuestas de calidad que no sean tan conocidas perfectamente podrían ganar.
Recuerdo un caso en el que estuve como jurado y, a pesar de que entre las propuestas había un estudio reconocido, elegimos otro profesional por ver qué podría hacer.
Es decir, hicimos justo lo contrario del primer caso con el objetivo de que se aportara algo diferente a la gráfica institucional. Es por ello, que el criterio de selección depende mucho del jurado de ese momento, de quién se presente, … Pero sí que veo que, si se presentan 30, siempre destacan algunos porfolios del resto claramente. Ya en una fase inicial del proceso de selección, se eliminan un montón. A partir de esas propuestas preseleccionadas ya se valoran otros factores como la experiencia, el carácter más innovador si justo en ese momento interesa hacer algo menos clásico… Cada miembro del jurado hace su votación y sale un resultado y como hay diferentes opiniones no siempre sale lo que tú crees que es mejor.
El jurado también está compuesto por representante (incluso a veces dos) de cada asociación. Ahora el sistema ha cambiado un poco y no veo que sea justo que haya un desequilibrio en la cantidad de representantes. Es decir, no veo justo que de la Asociación de Publicistas haya dos representantes y del ADCV haya solo uno.
Asociaciones profesionales
El papel de las Asociaciones de Profesionales es importante porque creo que están haciendo un trabajo didáctico que ningún estudio haría, sobre todo por tiempo. La asociación es quien ayuda a la institución en la redacción, la que, sin poner precio, les hace plantearse la cantidad de la llamada a proyecto según las necesidades del proyecto. En el caso de que al final el precio es demasiado barato, el ADCV decide no colaborar.
Las primeras llamadas a proyectos, aunque tenían muy poquito presupuesto en algunos casos, se aceptaban por el hecho de dinamizar este modelo, y ahora creo que se está haciendo mejor. El modelo ya lo conoce la administración y ya no se hace necesario tener que aceptar precios bajos.
La Asociación va adoptando mejoras en pro de proteger al propio diseñador. Por ejemplo, demandando que se pueda ampliar el presupuesto y especificarlo en el texto de la llamada a proyecto. Si la Asociación no intercediera, sería más incómodo para el diseñador ya que muchos clientes no son conscientes del trabajo que hay detrás. A veces en diseño no queda claro que, si haces un extra, se paga. Por ello, si ya está claro desde un principio en una llamada a proyecto, el que lo lee sabe que tiene un límite y al diseñador se le ahorra una situación muy incómoda de tener que explicarlo y justificarlo.
Acuerdo Marco
No sé qué modelo es perfecto porque las licitaciones también son complicadas. Ahora estamos en una licitación de Madrid en la que se ha hecho una bolsa de profesionales, en la que estamos 15 estudios, para el año que viene. Queremos probar otro modelo y ver qué pasa. Pero los precios son bastante ajustados. Te tienes que acoger a una tabla de precios en la que además te piden hacer un descuento.
Como todavía no hemos tenido la experiencia, todavía no te sabría decir si el modelo del Acuerdo Marco sería un sistema mejor que la llamada a proyecto. Pero tiene sus peculiaridades, el contrato de licitación te obliga; no podríamos decir que no a algunos proyectos, aunque te venga mal. Puede pasar que durante un año sólo te pidan dos trabajos o que te pidan muchísimos trabajos a los que no puedas decir que no y tengas que contratar a profesionales para llevarlo a cabo.
Para presentarse, más que difícil, es un proceso lento. No creo que sea complicado. Es una cuestión de rellenar papeles y cumplir la burocracia que te piden que no es poca, pero no me parece imposible.
Es más el tener las ganas de leerte 150 páginas; estudiártelo, ver qué te piden… No creo que la gente se presente porque considere que Madrid es el cliente de su vida, ni porque se piense que se va a ganar mucho dinero. Yo creo que es más por el momento que está viviendo Madrid y porque el profesional quiere pertenecer a ese grupo de gente que está creando una gráfica diferente; porque existe esa oportunidad de hacerlo que quizá en otro momento, con otras circunstancias políticas, no se crearía.
Yo soy de Madrid y, por lo menos, nosotras nos presentamos más por ilusión que por dinero. Nos presentamos por participar y formar parte de eso al igual que lo hacemos en las llamadas a proyecto. Es una oportunidad abierta al diseñador que antes no estaba. Ahora hay más movimiento. Que puedas generar una campaña de Fallas y que tenga visibilidad en Londres o en París… no todos los días ocurre. Es por eso por lo que lo hacemos; por esa ilusión tonta que tenemos los diseñadores de que vean lo que has hecho. De todas formas, no sé cómo será la experiencia con el Acuerdo Marco.
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Actualizado 11/09/2018