From Spain with Design: ni son todos los que están ni están todos los que son

La exposición From Spain with Design – Essence ha aterrizado en Washington D.C. como una muestra del diseño español contemporáneo. Que el diseño español traspase fronteras y se exhiba en espacios internacionales siempre es una buena noticia. No puedo sino congratularme por ello y agradecer el esfuerzo realizado. Ahora bien, si lo que se pretende es ofrecer una representación del diseño español en el exterior, cabe preguntarse si realmente se ha conseguido o si estamos ante una selección parcial y sesgada. Porque, a mi juicio, lo primero que llama la atención es la falta de criterio en la selección de los proyectos. Si esta exposición pretende reflejar la riqueza del diseño español, sorprende encontrar grandes ausencias y, al mismo tiempo, la inclusión de proyectos de escasa relevancia internacional. ¿Bajo qué lógica se ha estructurado esta selección? Se han dejado fuera diseñadores y proyectos fundamentales simplemente porque no están alineados con quienes han organizado la exposición o porque pertenecen a comunidades que no tienen representación en la estructura que impulsa la muestra. En cambio, sí aparecen proyectos locales sin trascendencia más allá de su propio contexto. Si la intención no era hacer un retrato completo del diseño español, sino una exposición basada en intereses particulares, entonces sería conveniente explicitarlo. Porque lo que se ha presentado como una radiografía del diseño en España no es más que una muestra parcial y subjetiva. La selección no parece responder a una visión global del diseño en España, sino más bien a una curaduría interesada que favorece determinadas afinidades políticas, geográficas o personales. Pero el problema no es solo qué se muestra, sino lo que no se muestra y por qué. Porque cuando se decide qué queda fuera, también se está construyendo un discurso. Y en este caso, esa exclusión parece deliberada. Este tipo de sesgo no es casual. La exposición no ha sido comisariada por una entidad externa con criterios abiertos y plurales, sino desde una estructura que actúa como juez y parte, gestionando recursos y seleccionando proyectos desde una perspectiva que responde más a su propia red que a una visión amplia del sector. READ, la federación que impulsa la muestra, no representa a todo el sector, y esta exposición es un claro reflejo de ello. Su estructura territorial deja fuera a muchas voces y la selección de los diseñadores responde más a criterios internos que a una evaluación objetiva del talento y la relevancia de los proyectos. Además, READ no solo organiza la exposición, sino que actúa como intermediario otorgando encargos y trabajo a sus propios miembros. Comisariado, montaje expositivo, catálogo… todo queda dentro de la estructura de la federación. Y todo esto, con dinero público. No estamos ante una iniciativa privada o un esfuerzo independiente de un grupo de diseñadores, sino ante un proyecto financiado con fondos públicos que, por su propia naturaleza, debería garantizar una representación más equitativa y rigurosa del diseño español. Si el propósito es utilizar recursos públicos para proyectar la imagen del diseño de España en el exterior, lo mínimo que debería exigirse es que esa imagen fuera lo más fiel y justa posible. Sin embargo, en lugar de abrir estas oportunidades a otros profesionales de manera transparente, READ se las otorga a sus propios miembros, consolidando una dinámica endogámica en la que los recursos se quedan siempre dentro del mismo círculo. Y aquí es donde READ muestra claramente cuáles son sus prioridades. Porque cuando se trata de organizar una exposición en Washington, todo son medios, recursos y voluntad. Pero cuando se trata de defender el diseño español dentro de España, simplemente desaparece. El contraste es evidente. Cuando la administración ninguneó a un grupo de diseñadores en el caso de la identidad de la Agencia Espacial Española, READ no hizo absolutamente nada. No hubo comunicados, no hubo apoyo, no hubo presión institucional. En un momento en el que el diseño español sí necesitaba ser defendido, READ miró para otro lado. En cambio, cuando se trata de organizar una exposición internacional, se pone en marcha una maquinaria perfectamente engrasada para gestionar recursos, elaborar discursos y canalizar proyectos. Entonces, yo me pregunto: ¿para qué está READ? ¿Para representar el diseño español y defender sus intereses? ¿Para defender los derechos de los diseñadores de toda España o solo los de sus asociados? ¿O solo los de sus dirigentes? Porque cuando se trata de promocionar su propia estructura y generar proyectos que benefician a sus miembros, READ demuestra una gran capacidad de gestión. Pero cuando se trata de defender los derechos de los diseñadores en España, su presencia es prácticamente inexistente. La cuestión va más allá de READ y de su papel en esta exposición. Lo realmente preocupante es que se ha utilizado dinero público para construir una imagen del diseño español que, en mi opinión, es incompleta, parcial y arbitraria. Existen muchas maneras de proyectar el talento de nuestros diseñadores, pero si se hace con fondos públicos, el mínimo exigible es que la selección responda a criterios objetivos y no a intereses personales o de grupo. Esta exposición no representa el diseño español. Representa una parte, una visión, un grupo. Y lo que debería aclararse es si esa era la intención desde el principio. Porque si lo era, que se diga abiertamente. Pero si lo que se buscaba era mostrar la realidad del diseño español en su conjunto, entonces esta exposición no ha cumplido su propósito.

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