De las 12 víctimas del ataque terrorista en la sede de Charlie Hebdo 5 de ellos eran dibujantes: Charb, Cabu, Georges Wolinski, Tignous y Philippe Honoré. Aquí nuestro recuerdo hacia todos ellos por defender la libertad.
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Charb, el humor más irreverente como denuncia y defensa de la libertad
«No tengo hijos, ni esposa, ni coche, ni crédito. Esto puede sonar un poco pomposo, pero lo cierto es que prefiero morir de pie que vivir de rodillas». Estas son las palabras que Stéphane Charbonnier, Charb, dibujante y director desde 2009 de Charlie Hebdo, pronunció en septiembre de 2012 en declaraciones a Le Monde. Charb ha sido una de las 12 víctimas mortales del salvaje atentado terrorista perpetrado contra la redacción del semanario satírico francés. Charb estaba amenazado de muerte y desde hace tres años vivía con escolta. Finalmente, el miércoles 7 de enero de 2015 moría a los 47 años abatido a tiros.
Charb nació en 1967 en Conflans-Sainte-Honorine en la región Île-de-France. Publicó sus primeros dibujos cuando todavía era estudiante en el periódico de su colegio en la localidad de Pontoise. A lo largo de su carrera trabajó para numerosos diarios L’Écho des savanes, Télérama, Fluide glacial y L’Humanité, además de Charlie Hebdo, revista símbolo en Francia de la sátira política y la libertad de expresión, de la que Charb fue director desde mayo de 2009 tras la marcha de Philippe Val.
En 1991 empezó a trabajar con uno de sus ídolos, el dibujante Cabu –que también falleció abatido en el tiroteo– en la publicación satírica Le Grosse Bertha, creada en 1991 con el objetivo de mostrar la oposición de sus promotores a la Guerra del Golfo. Un año después trabajó junto a Cabu en la refundación de Charlie Hebdo, un semanario satírico de izquierdas, muy polémico por su crítica todo credo religioso. En 1992 se lanzó el nuevo Charlie Hebdo con los fichajes de Oncle Bernard, Renaud, Luz y Tignous, además de Charb junto con otros autores reconocidos de los 70, como Cavanna, Delfeil de Ton, Siné, Gébé, Willem, Wolinski y el propio Cabu.
Entre 2007 y 2008 participó en el programa televisivo de M6 T’empêches tout le monde de dormir (No dejas a nadie dormir). Era conocido por su apoyo al Partido Comunista francés respaldándolo expresamente tanto en las elecciones europeas del 2009 como en las elecciones regionales francesas de 2010.
Su humor era característico por su carga ácida e irreverente. Maurice et Patapon, el perro y el gato anticapitalista o el policía Marcel Keuf son buena muestra de ello. En Charlie Hebdo contaba con una sección fija titulada A Charb no le gusta la gente. En la revista Fluide Glacial firmaba una sección llamada La fatua [edicto] del ayatolá Charb. La crítica hacia el islamismo radical se había convertido en una constante en los últimos años.
En su cargo como director de Charlie Hebdo mantuvo la misma línea polémica, irreverente y en ocasiones tachada de ‘ofensiva’ de su antecesor. En 2011, tras la publicación en noviembre del número especial Sharia Hebdo, las oficinas de la revista fueron incendiadas con cócteles molotov y su página web hackeada.
«Se pueden hacer caricaturas de quien sea, incluso de Mahoma», llegó a afirmar Charb. Independientemente de la tradición, «no queremos hacer el juego a los extremista». También en una entrevista para Le Monde dijo: «Hay que continuar hasta que el islam esté tan banalizado como el catolicismo». Y así, a pesar de las amenazas recibidas por grupos islámicos, las viñetas de Charb seguían cargando con humor corrosivo contra toda forma de integrismo religioso.
Cabu, un referente de la caricatura más ácida
Cabu era junto a Wolinnki y Philippe Honoré el más veterano de los dibujantes de la redacción de Charlie Hebdo y era todo un referente que a lo largo de su carrera ha inspirado a muchos dibujantes de cómic y sátira política. Su nombre real era Jean Cabut, nació en 1938 en la localidad francesa Châlons-en-Champagne y el 13 de enero hubiera cumplido 77 años. Cabu era especialmente conocido por sus caricaturas. Él fue quien firmó la viñeta de Mahoma de la portada de Charlie Hebdo en 2006, como respuesta solidaria a la polémica desatada por la publicación de una caricatura del profeta en el periódico danés Jyllands-Posten. El dibujo mostraba al profeta del Islam, Mahoma, con el título: «Mahoma abrumado por los fundamentalistas» y aparecía llorando: C’est dur d’être aimé par des cons! («¡Es duro ser amado por idiotas!»).
Comenzó estudiando arte en la Escuela Estienne de París y sus primeros dibujos fueron publicados en un diario local en 1954. Publicó sus primeros dibujos a los 16 años. Entró en las fuerzas armadas del Ejército francés, obligado por la Guerra de Independencia de Argelia donde sirvió durante dos años. En este periodo usó su talento dibujando en la revista militar Bled y en Paris-Match. Esta etapa de vida militar influyó en su postura antimilitarista, así como su visión anarquista de la sociedad.
En 1960, tras dejar el Ejército, se convirtió en uno de los fundadores de la revista Hara-Kiri. En esa misma década, Cabu se convirtió en una celebridad cuando creó Le Grand Duduche, «un héroe naíf y utópico», en palabras del rotativo francés Le Monde, que destaca por su caricatura. También creó Mon Boeauf, un antihéroe grosero y machista. La popularidad de Cabu continuó en los años 70 y 80. Colaboró con programas de televisión de niños como Récré A2, mientras continuaba con la caricatura política en Charlie Hebdo, donde trabajó desde su inicio, y Le Canard enchaîné.
Wolinski, maestro de la provocación
«No se puede ser humorista y creerse las mentiras de la religión», declaró Georges Wolinski a France Info. El dibujante fue uno de los fundadores de Charlie Hebdo y fallecía a los 80 años en el atentado contra la sede de la revista. Al igual que Cabu, también trabajó en el semanario satírico desde Hara-Kiri.
De raíces eclécticas, Wolinski nació en Túnez de madre franco-italiana y padre judío polaco, empezó a hacer viñetas a raíz de los acontecimientos de mayo de 1968 para revistas como Action y, más adelante, para Hara-kiri, el precedente de Charlie Hebdo. Posteriormente trabajó para L’Humanité, Journal du Dimanche, Nouvel Observateur y Paris Match —revista para la que todavía trabajaba—.
Al poco tiempo de fundar Charlie Hebdo se convirtió en redactor jefe de la revista. Ocupó este cargo hasta 1981, cuando la revista cerró por problemas financieros hasta que nuevamente se reeditó 1992. «Soy un idiota, pero cuando veo lo que la gente inteligente hace en el mundo…». Esta era una de sus frases favoritas de Wolinski, quien era considerado como «erotómano reivindicado, provocador nato, pesimista patente y cínico asumido», según el diario Le Monde.
Wolinski estaba considerado como un «izquierdista libertario». Fue criticado por aceptar la Legión de Honor de manos del presidente Jacques Chirac. Escribió para el teatro y el cine. Según el periódico Le Figaro, un día le pidió a su esposa que tras su muerte tirara sus cenizas al retrete. «Así veré tu culo todos los días», le dijo.
Tignous, el lado más duro de la actualidad
Bernard Verlhac, que firmaba bajo el pseudónimo de Tignous tenía 57 años cuando murió en el atentado en la redacción de Charlie Hebdo. Se inició tardíamente en el dibujo ya que hizo su debut como caricaturista y dibujante de prensa a los 52 años, pero era uno de los pilares de la revista satírica. Sus colaboradores le consideraban un hombre tierno de aspecto duro, según el diario Le Figaro. También era colaborador habitual en otras publicaciones francesas como Marianne, Fluide glacial, L’Express o L’Humanité.
Estaba siempre atento a la actualidad y era el ilustrador diario de la crónica del periodista Dominique Paganelli. Sus acuarelas eran muy apreciadas y habitualmente hacía retratos de trazos simples de los procesados en diversos juicios.
Philippe Honoré, caricaturista veterano
Philippe Honoré (25 de noviembre de 1941 – 7 de enero de 2015) era reconocido como caricaturista francés. El 7 de enero de 2015 moría durante el atentado contra Charlie Hebdo, junto a otros dibujantes como Charb, Cabu, Georges Wolinski, Tignous.
Actualizado 20/05/2021