Vestir de negro no es para diseñadores, por Víctor Palau

Habitualmente, las reuniones de diseñadores parecen un funeral. Todo el mundo debe vestir de negro. Es un standard como las manzanas en sus dispositivos. Y esto, ¿por qué?

Vestir de negro no es para diseñadores, por Víctor Palau

Se suele decir que es porque el negro es elegante, sobrio, serio… y los diseñadores quieren parecer lo más formales posible, ya que esta profesión va sobrada de frivolidad y en general no se quiere estar de ese lado.

Pero a poco que preguntes sale a relucir otra verdad: suele ser por vagancia. Es muy sencillo y simple vestir de negro. Es seguro y nadie te va a cuestionar nada. Sirve como el camuflaje para los militares, es fácil pasar desapercibido si vas de negro.

Pero, amigos diseñadores, vestir de negro es triste, y no tanto porque el color en sí lo sea sino porque los diseñadores somos los primeros que debemos predicar con el ejemplo.

Los diseñadores están todo el día gestionando colores, eligiendo qué combina bien con qué, viendo matices de color que la mayoría no ve o no sabe reconocer. Tenemos esa capacidad, pero luego vamos de negro. Les decimos a los clientes el color para sus logos, sus libros, sus webs, su packaging… y en la reunión vamos de negro perpetuo.

Nosotros les vamos a hablar de color vestidos de negro luto. Me da que no es un buen ejemplo.

Sí, vale: es más sencillo vestir de negro, ya que si te pasas todo el día mezclando colores es más rápido elegir el negro, pero justo por esto hay que erradicarlo de nuestro armario.

Combinar color es un arte y nosotros mejor que nadie sabemos hacerlo con acierto. ¿Qué imagen damos a los demás con el negro? Pues de tipos apáticos y poco brillantes. Incluso huraños. Vestir de negro es para los empleados de las funerarias, pero no para diseñadores.

Hay muchos diseñadores de éxito que visten con prendas coloristas. Jessica Walsh, Leta Sobierajski, Lupi Asensio, Sara de la Mora… ¿Todas mujeres? Casualidad, o será que ellas se atreven porque necesitan destacar y esa es una manera de hacerlo.

Y no solo un toque de color en un mar de negro, sino con exceso. Y parece que no les va mal, todo lo contrario, destacan y mucho. De negro no se destaca.

Pantalones amarillos, con zapatos verdes; camiseta pistacho y una funda de color del móvil rojo bermellón. Hay opciones más allá del negro sin parecer el parchís: azul oscuro, verde botella, ocres oscuros… «Dios está en los detalles», se suele decir, y yo añadiría que también en los matices.

Hay cientos de matices increíbles. El azul Klein tan de moda ahora, rosas delicados, rojos impactantes… que hablan y expresan.

El color dice mucho más que las marcas que llevamos puestas.

El color es alegría y es fuerza. Demostrar que sabemos combinar colores y matices también es profesional y trasmite seguridad a los que nos observan. El color es innovación, creatividad, vida…

Tampoco hace falta parecer el arcoíris cada día, pero un poco de color en la vida y, sobretodo, en la ropa de los creativos sería una gran noticia.

Personalmente, lo estoy poniendo en práctica y es muy divertido. Incluso más de lo que esperaba. Ahora el color casi es un divertimento extra laboral.

Abracemos los colores en todos sus matices y combinaciones y haremos de esta profesión algo más divertido.

Feliz lunes.

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