William Miller es un fotógrafo neoyorquino que quiso dar una segunda vida a un carrete de películas para Polaroid que tenía caducado. Si bien las expectativas de lo que podía resultar utilizando este carrete no eran muy altas, los resultados sorprendieron a todos, incluso a Miller.
Debido a los químicos con los que cuentan este tipo de películas para poder revelar la toma en cualquier lugar, los carretes para Polaroid y cámaras instantáneas cuentan con una vida útil limitada. Sin embargo, el fotógrafo William Miller quiso romper esa limitación y comprobar los resultados que podía obtener de un carrete, cuyas películas estaban caducadas.
De esta manera, aunque el resultado se parece poco, o nada, a la toma de la realidad que fotografió Miller, las composiciones que se crean debido a los químicos caducos son realmente atractivas. Los juegos de colores que se forman entremezclando las tintas, conforman tomas abstractas y psicodélicas, al mismo tiempo que recuerdan la vista a través de un microscopio, en algunos casos.
Sin duda, es una práctica muy irregular e incontrolable que confirma que uno nunca debe dejar de experimentar con todo aquello que le rodea.
Actualizado 14/01/2019