Estos días, ya de por sí duros, mi moral se ha visto afectada más si cabe. Y lo que me pasa es que siento vergüenza. Vergüenza de la actuación que se está haciendo en la plaza del Ayuntamiento de Valencia.
Vergüenza me va a dar traer a nuestro oficina a los visitantes que vendrán en los próximos meses, profesionales de todo el mundo que inevitablemente tendrán que pasar por la plaza del ayuntamiento de Valencia, ya que tenemos nuestra oficina justo ahí.
La actuación que está haciendo el consistorio, de la mano de Giuseppe Grezzi, es un verdadero horror, como así lo han calificado también la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico. Y eso que todavía estamos empezando, porque para el mes de junio está pensado asfaltar todo el espacio peatonal con un producto de color piedra rojiza, por lo que algunos ya la quieren llamar la Plaza Roja. Y también más adelante el corpóreo con la palabra VALÈNCIA donde todos los turistas querrán hacerse fotos.
He visto, leído y releído el dossier que se presentó y siento decirle a la Paissatgeria que el documento, pese a que intuyo que se ha hecho con toda la buena intención del mundo, no está a la altura de un proyecto de estas características.
Siento vergüenza porque esto no me parece la plaza de la ciudad que ha sido designada Capital Mundial del Diseño.
Siento que esto está muy lejos de lo que me gustaría enseñarle a todos los que vayan a venir a partir de ahora a la ciudad.
El proyecto tiene un diseño, pero un diseño que no está a la altura ni cumple con los requisitos mínimos que debería tener presente una ciudad a la que se le ha dado tal reconocimiento.
Tuve un encuentro casual con Grezzi justo en la propia plaza del ayuntamiento. Lleva días como un niño con juguete nuevo dando vueltas alrededor de la plaza hablando con quien quiera escucharle. Ante la pregunta de si esto iba a ser provisional, su respuesta es «nosotros no somos el PP, nosotros hacemos las cosas definitivas y todo el mundo está encantado. Lo que pasa es que no te has leído el proyecto». Más allá de la anécdota, lo que me quedó claro es que es un proyecto político, no un proyecto de diseño de un espacio.
También he tenido tiempo (paso todos los días por la plaza) de hablar con los operarios, y preguntarles por la obra, cual jubilado, mientras hago fotos. Toda la actuación está pensada como una actuación vial. Están construyendo una carretera, con los criterios de una carretera, con los materiales de una carretera: pintura y señalización de carretera, elementos reflectantes para impedir cambios de carril, códigos de un acceso a una area de servicio o similar.
Y a poco que te fijas es lo que realmente significa esta actuación: una operación de gestión del tráfico y ordenación de la circulación. No hay más.
No existe, de momento, un proyecto pensado para ese espacio. Lo que vemos ahora es una acción decorativa. Y en esa acción decorativa están esos horrorosos maceteros hechos de hormigón que parecen tuberías pintadas. Todo lleno de elemento prefabricados.
Y no solo eso: ¿qué pasará con la plaza, cuando, por ejemplo, se celebren las Mascletás, los mercados de los domingos, conciertos o la noche de Fin de Año? ¿Se ha pensado en qué uso tiene la plaza para reorganizarla y adaptarla a dicho uso?
Donde están las palabras que decían que el diseño era el eje central de la ciudad, donde está ese mobiliario urbano que iba a conformar una nueva relación del ciudadano con el espacio, donde están los mejores profesionales de esta ciudad aportando ideas y trabajo.
Hacer industria de un sector no es hacer esto. Hacer industria es poner a los mejores al frente y utilizar lo mejor para demostrar al mundo que aquí se hacen las cosas con el máximo criterio. Utilizar los mejores recursos o diseñarlos desde aquí para el resto del mundo, no utilizar elementos prefabricados de autopistas.
Pero también siento bochorno por ver la tibia respuesta de las asociaciones que nos representan. Donde están todas esas asociaciones que tanto les gusta asistir a las «llamadas a proyecto». Ahora se limitan a un triste comunicado en redes sociales, en el mejor de los casos. Como la propia WDCV: «Hemos trasladado nuestra predisposición a trabajar juntos». La importancia del cargo merece algo más contundente.
Dice un buen amigo diseñador que cuando te juntas mucho con los políticos al final te impregnas de su lenguaje y acabas hasta entendiéndolos y perdonándolos de algún modo.
Y este es el caso en que las asociaciones, que deberían salir a manifestarse en total oposición y exigir una rectificación inmediata, se quedan en un «hemos hablado con ellos».
También tengo otro amigo, este, político, director general para más señas, que dice que los políticos no preocupan de las críticas que les hacen hasta que las ven en los periódicos. Pero incluso estas tampoco les afectan mucho porque, como todos sabemos, los periódicos de hoy envuelven los bocadillos de mañana. Me decía que ellos solo se preocupan de verdad cuando salen en la tele o les plantan una demanda en los tribunales. Ahí sí que se ponen serios. Mientras tanto se ríen y hacen lo que les da la gana sin mucha preocupación. Ahí tenéis un camino.
Estos días siento mucha decepción, porque al igual que yo, muchas empresas participamos en las presentaciones para conseguir algo que yo mismo pensé que nunca nos darían, ser la Capital Mundial del Diseño. Hicimos todo lo que se nos pidió: cartas de apoyo, dossiers, presentaciones… dimos nuestra imagen y nuestra marca para sumar a una candidatura en la que creímos y ahora nos encontramos con este bochorno.
Qué pensarán todas las empresas que además de su tiempo y su valor como marca han puesto dinero para que este sector tenga el reconocimiento que se merece. Qué pensaran aquellos que venden mobiliario urbano premiado en todas partes del mundo cuando vean esos maceteros. Qué pensaran aquellos que presentaron su voz y hicieron un dossier de la candidatura que es una joya cuando vean el PDF de este proyecto. Qué pensarán los arquitectos, los interioristas, los ilustradores, los diseñadores…
¿Qué mensaje trasladamos a los ciudadanos con esta actuación?
También estoy seguro de que habrá muchos a los que les gustará este diseño de la plaza del ayuntamiento, sobre todo dentro de los diferentes escalafones del consistorio. Seguro que tienen datos, históricos, precedentes, sitios en el mundo que tienen como referencia que hicieron lo mismo, teorías urbanísticas y de apropiación del espacio público… que seguro les darán la razón, pero el buen gusto y buen hacer de la cultura del diseño es difícil de transmitir y de entender.
No sé a quien le corresponde ponerse al frente, pero sí sé que si no paramos esto entre todos y hacemos la fuerza necesaria para que el consistorio se de cuenta que ha metido la pata y rectifique, este sentará el precedente para todo los demás proyectos que seguirán. Y ahora todavía el proyecto está por finalizar, cuando se reasfalten todo ya no tendrá remedio.
He pasado de sentir admiración por mi ciudad a sentir vergüenza en unos pocos meses. He pasado de pensar que es posible a pensar que es imposible.
No quiero sentir vergüenza. Quiero volver a sentir orgullo.
Actualizado 14/10/2022