En su último trabajo editorial, la fotógrafa madrileña Pilar Pequeño establece un diálogo en imágenes entre dos edificios en ruinas situados en Galicia y en el Mar Menor. Huellas recoge fotografías en color y blanco y negro realizadas por la autora entre 2000 y 2016.
La fotógrafa madrileña Pilar Pequeño (Madrid, 1944) considera, como el antropólogo Marc Augé, que la ruina no representa un pasado, sino la suma de múltiples pasados acumulados que unidos por la acción de la naturaleza y captados en un momento por la mirada, nos muestran un tiempo diferente. Lo que él denomina un tiempo «puro».
Y es que, como señala la escritora y crítica de arte Rosa Olivares, en el texto Tiempo de ruinas, «la diferencia entre la ruina y el escombro es la memoria».
Como señala María Teresa Gutiérrez Barranco en el texto La poética de la luz: «Huellas es un relato visual sobre la poética del paso del tiempo. En él confluyen avatares de dos recorridos. Dos escenarios que se funden en una única narración íntima y personal. Un profundo y conmovedor diálogo con dos edificios que van muriendo lentamente».
Estos edificios situados uno en Galicia, en la zona de bajo Miño y el otro en el Mar Menor, cuyas ruinas, tras pasar por el objetivo y la sensibilidad de la artista, vuelven a la vida y desvelan su historia y la de los sueños que albergaron.
Pilar Pequeño construye en Huellas un relato de memorias, no solo de los espacios sino también de la intimidad de sus propias vivencias y recuerdos, a través de esta serie de imágenes en blanco y negro y color, tomadas entre los años 2000 y 2016, en estos dos espacios tan diferentes. Espacios con arquitectura muy distinta en zonas climáticas prácticamente opuestas, con diferente luz y vegetación, pero que la fotógrafa consigue vincular a través de sus imágenes y sus propia memoria.
El origen del proyecto se encuentra en una serie de imágenes que Pequeño tomó de las ruinas del Hotel Balneario de Mondariz en 1997.
La obra está estructurada en dos partes que corresponden a cada uno de los escenarios. Mar Menor retrata una casa con la que Pilar Pequeño descubre en sus paseos por la costa mediterránea y que comienza a fotografiar en blanco y negro en el año 2000. Vuelve a retratarla en color en 2016, ofreciendo al espectador imágenes en colores tierra que se dan la mano con la rotunda luz del Mediterráneo.
Baixo Miño recoge fotografías tomadas por Pilar Pequeño a partir de 2003 en un edificio que, lejos de ser anónimo para la fotógrafa, está íntimamente relacionado con sus recuerdos de infancia. Antiguo colegio, convertido después en campo de concentración, este edificio fue el colegio de su padre en sus primeros años y se situaba a escasa distancia de la casa familiar en la que Pilar pasaba los veranos en su infancia y adolescencia. De nuevo contamos en esta sección con una serie de imágenes en blanco y negro y en color, separadas por una década, si bien en esta serie nos encontramos con un uso del color que juega con los tonos azules y grises, resaltando una naturaleza y vegetaciones atlánticas, radicalmente opuestas a las que encontramos en Mar Menor.
Sobre Pilar Pequeño
Galardonada en 2010 por el Ministerio de Cultura con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Pilar Pequeño comenzó a practicar la fotografía en los años 80 del siglo pasado, después de varios años utilizando el dibujo como principal medio de expresión artística.
La naturaleza va a ser una constante en la obra de Pilar Pequeño, como se muestra en sus series Paisajes (1982), Invernadero (1982-1990), Hojas (1985), Plantas (1992), Bodegones (2005), o Paisajes cercanos (2008-2013).
No falta tampoco en la obra de Pilar Pequeño fotografía de paisajes urbanos, imágenes con las que empezó a trabajar entre 1988 y 1991, momento en el que viaja por Europa y Estados Unidos, donde realiza una serie sobre el área metropolitana de Washington o en 2006-2007 su trabajo La Samanna, impresiones en la isla de San Martin en Las Antillas francesas donde fotografía jardines, paisajes, interiores y exteriores de los edificios.
En 1993 comienza sus naturalezas muertas de plantas, su trabajo más amplio y representativo en el que continúa experimentando en la actualidad. Trabajar en su estudio le proporciona más libertad de creación, puede elegir los elementos de la composición la relación entre ellos… pero sobe todo le permite trabajar la luz natural creando su propia escena lumínica para destacar las transparencias los reflejos y distorsiones de las plantas sumergidas en agua.
De 1997 a 2005 desarrolla la primera parte de la serie Huellas, fotografías de lugares abandonados; un trabajo sobre la acción del hombre en el paisaje, el paso del tiempo, la memoria y la recuperación por la naturaleza de lo que fue suyo. De 2012 a 2016 después de una década, Pilar Pequeño vuelve a esos edificios para fotografiarlos otra vez ahora en color completando así el proyecto Huellas.
El libro se completa con los textos Tiempo en ruinas, de Rosa Olivares, y La poética de la luz, de María Teresa Gutiérrez Barranco.