Los días 7 y 8 de noviembre, Barcelona se convierte en el centro del arte digital europeo con la 14ª edición de MIRA. El evento tendrá lugar en el recinto de Fira Montjuïc, que durante estos días se convertirá en sede de experimentación visual y sonora. A lo largo de dos días, el festival desplegará su cartel más ambicioso hasta la fecha: 15 instalaciones, 7 performances, 2 conciertos, una experiencia de realidad virtual y una película inmersiva, junto a 38 artistas de la vanguardia electrónica internacional.

En un momento en que la tecnología ha colonizado cada rincón de lo visual, MIRA no solo resiste, sino que propone una ruta alternativa: una inmersión profunda en la percepción, lo sensorial y lo especulativo. Su edición de 2025 —la más ambiciosa hasta la fecha— convierte a Barcelona en el epicentro del arte digital europeo, con 15 instalaciones, 7 performances, 2 conciertos, una experiencia de realidad virtual y una película inmersiva que cruzan luz, sonido, cuerpo, inteligencia artificial y arquitectura como si fueran parte de un mismo lenguaje.
Desde su primera edición, MIRA ha sido un lugar donde las imágenes no se proyectan sobre pantallas, sino que ocupan el espacio. En esta 14ª edición, que se celebrará en noviembre, el festival se despliega como un viaje audiovisual que mezcla innovación radical, poética visual y reflexión tecnológica. No hay una única línea curatorial, pero sí una pulsión clara: explorar cómo lo humano se relaciona con lo artificial, cómo se construye hoy la experiencia estética y dónde reside lo que todavía nos emociona.

Un cartel para desafiar los sentidos
26 propuestas componen el cartel de arte digital más amplio de la historia del festival, incluyendo 15 instalaciones, 7 performances, 2 conciertos, 1 experiencia de realidad virtual y 1 película inmersiva, que exploran la relación entre el arte, la tecnología y el futuro, a través del uso de la IA, el neuro-hacking y el movimiento del cuerpo, entre otros.

El programa de arte digital de MIRA 2025 se presenta como un conjunto de dispositivos de percepción. Hay piezas que vibran con la arquitectura, como Perros de Lolo y Sosaku, donde perros robóticos se mueven en una jaula automatizada. Otras exploran la lógica de los sistemas vivos, como Cíclic de Ferran Belmon, una obra generativa que simula procesos naturales. Liquid Logic de Nick Verstand transforma la luz en una arquitectura flotante influida por algoritmos. Solimán López lleva su Manifesto Terrícola a un plano simbólico y climático: una cápsula de ADN bioimpreso destinada al Ártico.
La interacción con el público es el eje de propuestas como la de Abril Tormos, quien en El Batec de la Música convierte las vibraciones del sonido en patrones visibles sobre el agua. También destaca la colaboración a tres bandas entre Lumus Instruments y los compositores Enequist y Maarten Vos con Polynode Phase, donde la luz se disuelve en composición espacial y música electroacústica. El artista berlinés Sven Sauer, premiado en cine y televisión, presentará Solis, una pieza sobre el impacto de la tecnología en las megaciudades.
El festival refuerza también su compromiso con el talento emergente a través de escuelas de referencia: Elisava mostrará Media Cube, IED Barcelona la instalación interactiva Torbellino y La Salle estará presente con Rabia —una obra con sacos de boxeo sensorizados— y Nereides Efímeres, un videojuego onírico entre lo biológico y lo digital. A estas propuestas se suman Carla Elias con Sabella sf, Landscapes (presentando Boreals) y TGAM con Generative Dialogues.
SUPRA by Gnomalab presented by GRÀFFICA: el vacío como materia
Entre estas intervenciones, una destaca por su monumentalidad intangible: SUPRA, la nueva instalación lumínica de Gnomalab. SUPRA no proyecta imágenes: las construye. Mediante haces láser, niebla controlada y una coreografía geométrica de luz, transforma el espacio industrial del festival en un volumen etéreo, suspendido. «SUPRA es un umbral de luz que atraviesa el espacio industrial para señalar lo que se eleva por encima de lo visible», explican sus creadores.
El estudio barcelonés Gnomalab, con una trayectoria que cruza el VJing, el mapping arquitectónico y la instalación lumínica, ha concebido SUPRA como una obra site-specific que solo cobra sentido al interactuar con el entorno. «La luz no es solo un recurso estético, sino un material con el que construir espacio», cuentan. Lejos de iluminar, los haces definen volúmenes, reconfiguran la arquitectura y alteran la percepción. La niebla actúa como sustancia intermedia, y los espejos como mecanismos de expansión.

«En vez de construir escenas estáticas, componemos como si estuviéramos editando una secuencia: hay cortes, tempos que se aceleran, parones… queremos transmitir la sensación de movimiento», explican desde el estudio. El sonido no es un añadido, sino un esqueleto estructural. «No hay jerarquía entre lo visual y lo sonoro: forman una coreografía conjunta».
La pieza cuenta con 8 unidades láser perimetrales, 2 centrales de haz vertical, espejos fijos y niebla programada, todo gestionado desde un sistema de control láser profesional. Pero más allá del aparato técnico, lo que importa es el efecto: un espacio que respira, muta y se eleva. «Nos gustaría que el público no mire la pieza, sino que se vea superado por ella», dicen.
Gran parte de este enfoque se desarrolla en la conversación mantenida con el estudio en Gràffica nº38: Crear con Audiovisual, donde profundizan en su forma de trabajar la luz como arquitectura efímera, el vínculo entre ritmo visual y sonido, y los desafíos técnicos de la instalación.

Una escena que se expande
SUPRA es una de las 15 instalaciones de esta edición, pero no es una excepción. La apuesta de MIRA por el arte digital como forma expandida incluye también el estreno de TURBINA, un nuevo evento satélite que se celebró el 11 de octubre en Les Tres Xemeneies del Besòs. Con más de 25 artistas y colectivos, TURBINA reunió proyecciones, instalaciones y directos en un entorno de cuatro plantas industriales, convirtiéndose en un anticipo físico de lo que ocurrirá semanas después en el festival principal.
La programación se completa con una cúpula para cine inmersivo (MIRA Dome), donde el estudio VPM estrenará Iterations, una pieza visual que explora la repetición como forma estética y amenaza. También con una experiencia de realidad virtual de Onionlab (The Outcome) que plantea futuros posibles frente al colapso climático.

Sonido como arquitectura
El programa de artes digitales de MIRA 2025 se completa con performances y directos que expanden los límites de la experiencia sonora. El dúo Akyute junto a Alice Sparkly Kat presentarán A Skin of Soil, una pieza escénica y audiovisual que narra historias desde territorios porosos. Anna Pantinat y Carlos Martorell firmarán Goigs Posthumans, donde poesía, música y tecnología se entrelazan. El científico cognitivo Albert.DATA estrenará SYNAPTICON, un directo que fusiona neuro-hacking e inteligencia artificial.
Otros artistas investigarán la relación entre lo humano y lo artificial, como Multiplicity (Ada Llauradó y Ton Cornudella) con un proyecto audiovisual híbrido, o I AM JAS, que presentará Trencadisc, inspirado en la técnica del trencadís de Gaudí. También Puntalaberinto aportará un concierto de síntesis modular cargado de energía física.
Además, la relación entre lo visual y lo sonoro alcanza una nueva dimensión con el debut en MIRA de la motion designer Laia Ferran, que estará a cargo de los visuales de Blawan, uno de los directos más esperados de esta edición, amplificando su sonido en un impactante viaje audiovisual.
En total, el festival articula una programación que cruza performance, instalación, música, IA, neurociencia, danza, arquitectura y luz. No hay distinción entre arte y tecnología: todo forma parte del mismo sistema. Y lo sensorial no es una experiencia decorativa, sino el núcleo de lo político.
+INFO: MIRA FEST
Actualizado 15/10/2025