Dos fuentes hermanas, Justa y Rvfina, plasman las esencias tipográficas urbanas de la ciudad de Sevilla a partir de su centenaria rotulación callejera.
Las ciudades hablan una lengua mestiza construida a fuego lento a lo largo de los siglos. Una lengua cuyo territorio lo conforman letreros y marquesinas proclamando toda clase de negocios, carteles y pintadas fortuitas de ortografía creativa, azulejos y placas donde se consignan los nombres de calles, avenidas y plazas.
No voy a decir que hay que ser tipógrafo para saber escuchar bien lo que la ciudad tiene que decir, pero casi. Diseñadores de tipos, diseñadores gráficos y tipógrafos poseen una sensibilidad especial para captar lo que, a plena vista, se esconde más allá de la letra.
Lo han demostrado una vez más, un intrépido grupo formado por diseñadores, ilustradores y tipógrafos, que han emprendido la aventura de documentar el patrimonio tipográfico que atesora el nomenclátor callejero de la ciudad de Sevilla, «buscando el origen histórico de sus formas y características, y digitalizarlas en forma de fuentes tipográficas de descarga y uso gratuito, devolviendo a la ciudadanía un cachito de su cultura».
El equipo está formado por los diseñadores gráficos Ricardo Barquín Molero y Pedro Delgado Maqueda, el ilustrador Jorge Manuel López Ruiz y el tipógrafo Juanjo López, que han dado vida a «dos hermanas con mucha calle» y a su prima.
justa y rvfina (y suprima)
El proyecto Justa y Rvfina (valga, por supuesto, la errata) se plasma en dos fuentes tipográficas hermanas construidas a partir de los azulejos de cinco pulgadas y media de altura, con letras en relieve pintadas de negro sobre fondo blanco que, a partir de 1845, comenzaron a poblar las paredes sevillanas. Unas letras de sinuosas curvas «que nombran y renombran los espacios públicos de Sevilla forman una parte indisoluble de su identidad gráfica; pero nunca nos hemos preguntado, o nos han contado que sepamos, el origen de esas curvas».
Pero tras más de siglo y medio de vida urbana e intemperie, la letras originales construidas por los artesanos de La Cartuja de Sevilla a mediados del siglo XIX han ido siendo sustituidas, por deterioro o sustracción, por otras muchas, muchísimas, letras distintas de los moldes originales, dando lugar a un abigarrado universo tipográfico repleto de sorpresas y, en algunos casos, deliciosas erratas.
De ahí surgen las dos hermanas.
Una, Justa, pura e inmaculada, encarna el canon perfecto concebido por los artesanos de La Cartuja de Sevilla; la otra, Rvfina, la hermana de vida alegre, que recoge «todas –o casi todas– las locuras tipográficas» que se observan en las plazas y calles sevillanas.
Además, tenemos a Suprima, una recopilación de ilustraciones «que suman una capa visual al espíritu dual y crítico» al proyecto.
Todo ello se puede encontrar bajo licencia de descarga libre y gratuita en la página web del proyecto, donde, además, se puede hacer una donación para apoyar a las asociaciones sociales La Carpa, que lucha que lucha por los derechos y el bienestar de las personas sin hogar, o de ASNUCI, asociación de ayuda a inmigrantes procedentes de África.
la tipografía como aglutinante cultural
Una vez más, como demuestra el proyecto Justa y Rvfina, la tipografía actúa como aglutinante o locomotora que lleva tras de sí un compendio de intenciones y disciplinas que abarca la historia, la artesanía, la etnografía o la investigación detectivesca. «Cuando empezamos a investigar nos enteramos de que el archivo, las piezas y los fondos que La Cartuja de Sevilla había ido acumulando desde mitad del XIX no estaban accesibles»,nos cuenta Ricardo Barquín, diseñador gráfico sevillano, uno de los artífices del proyecto.
Barquín continua explicando que «la empresa estuvo a punto de desaparecer en 2010 y cedieron toda su colección al Ministerio de Cultura, que los tiene almacenados pero no musealizados. Así que para dibujar ambas tipografías nos hemos basado en las piezas que lucen actualmente en calles y plazas de nuestra ciudad».
investigación tipográfica
Una investigación siempre compleja a la que hay que añadir las dificultades a causa de la pandemia, como bien destaca Pedro Delgado, el otro diseñador gráfico del proyecto: «Durante todo el proceso de investigación no hemos podido salir ni siquiera del municipio, lo que ha dificultado entrar en contacto con documentos físicos y piezas originales. Aun así nunca nos hemos tomado el proyecto como una investigación eminentemente arqueológica o patrimonial, siempre este ha sido un tema importante, pero a la vez tangencial en nuestras intenciones, al menos por el momento».
hallazgos golosos
Aún así, teniendo en cuenta que el proyecto se asienta sobre objetos visuales artesanales, algunos de ellos, los originales, de siglo y medio de antigüedad, el componente material está muy presente, por lo que les preguntamos si durante el proceso de gestación del proyecto se han topado con alguna pieza física notable que ya no estuviera en uso.
Ricardo Barquín nos confiesa que «algún hallazgo goloso sí hemos hecho: catálogos comerciales de finales del XIX y principios del XX donde se ofertan estas placas junto a otras coetáneas que también podemos encontrar en el nomenclátor de Sevilla. También tenemos alguna pieza física obtenida en mercadillos o anticuarios».
de las calles a la pantalla
Un proyecto de esta envergadura conceptual requiere de una concienzuda planificación y una gran coordinación. El trabajo de recopilación sobre el terreno tenía que sintetizarse en dos fuentes tipográficas funcionales que, además de los signos imprescindibles para la rotulación urbana, debían incluir todos aquellos otros necesarios para componer textos.
Por eso se hacía necesario el concurso del tipógrafo Juanjo López para la producción de las fuentes digitales. «Por mi parte, me he dedicado a convertir en tipografías digitales funcionales los diseños que me llegaban. En el caso de Justa sí hubo un trabajo de retoque de los glifos básicos y diseño de símbolos, signos ortográficos, etc. Y también de espaciado y kerning para dejar a Justa acabada», nos comenta López.
En el caso de Rvfina, el tipógrafo nos asegura que fue más sencillo: «Ya que venía más completa y no era necesario retocar nada, ya que la falta de acabado era parte de la gracia. Sí que tiene varios juegos de letras que se combinan de forma aleatoria, pero es una programación sencilla de hacer».
Acerca de la naturaleza o personalidad tipográfica de Rvfina, la hermana que se escapaba del instituto para irse a los recreativos, Ricardo afirma que «Rvfina, a pesar de tener 4 variables de cada letra y número y de ese acabado tan punk, no es nada experimental. Expresa fielmente el maremágnum que podemos encontrar en los rótulos de las calles, donde no solo se mezclan tipografías distintas o de distintos tamaños o caracteres, o encontramos letras colocadas al revés (el «bocabajismo» de enes, eses o algunos números), sino también distintas «digi-evoluciones» de la misma tipografía en el proceso que ha ido teniendo en 175 años».
Al mismo tiempo, asegura que «los distintos talleres que recibían el encargo municipal se copiaban unos a otros en un desarrollo que ha ido desdibujando las formas originales. O incluso encontramos caracteres que sustituyen a otros: uves al revés que hacen de aes –o viceversa– o incluso una ka que quiere ser hache (calle San Hermenegildo)».
Sobre el proceso de Rvfina, incide Jorge que «Rvfina recoge errores, descuidos, soluciones improvisadas y curiosidades que hemos encontrado en los rótulos. Un juego de irregularidades cuyo carácter hemos querido trasladar a esta tipografía. El proceso ha sido por un lado la búsqueda y documentación de muchas de estas variaciones, y por otro lado, digitalizarlas intentando mantener la estética de las letras, resaltando las particularidades. Los diferentes caracteres han sido realizados calcando directamente las imágenes de documentación que teníamos».
«Rvfina recoge errores, descuidos, soluciones improvisadas y curiosidades que hemos encontrado en los rótulos».
JorgeManuel López Ruiz
López asegura que, de este modo, recogieron «tanto diferentes colecciones de piezas como errores en el contorno, signos de deterioro, fallos de molde y demás características que hacen que las letras se alejen de las que entendemos que serían las originales. En los casos en los que no contábamos con referencias suficientes (en letras con menor uso) se ha completado la tipografía emulando las variaciones que encontramos en el resto, buscando que parezcan “naturales” en el conjunto».
Y Pedro puntualiza que «la diferencia básica entre abordar el diseño de una y otra ha sido que Justa ha partido del dibujo desde la matriz y Rvfina desde el contorno».
diseñar en paralelo
Dos fuentes tipográficas hermanas que se entrelazan desde el mismo proceso de creación. Juanjo relata que «Justa me llegó la primera y empecé por allí, pero fue en un periodo de pocas semanas cuando llegó todo el material y trabajé en las tres en paralelo».
Por su parte, Pedro Delgado nos cuenta que se encargó del diseño original de Justa. «La documentación partió de intentar conseguir el mayor número de piezas —especialmente las más antiguas, que suelen presentar biseles y contornos más perfilados— y averiguar y dar cierta lógica a algunos ornamentos muy característicos que se habían ido “deformando” a lo largo de los años».
Delgado explica que «tras esta fase continué construyendo el conjunto de glifos siguiendo una lógica modular e intentando imaginar los caracteres no incluidos en el escueto conjunto del diseño original. Como comenta Juanjo, seguidamente fue él quien se encargó de corregir mis errores y dotar al diseño de todas las características y proporciones propias de una fuente tipográfica correcta, añadiendo además todo el conjunto de signos ortográficos y caracteres especiales».
«Es cierto que casi al finalizar el proceso encontramos modelos de referencia antiguos muy coincidentes en algunos caracteres y posiblemente se implementen estas mejoras en el dibujo de la próxima versión».
Pedro Delgado
Por su parte, Jorge Manuel López subraya los pormenores del proceso. «En Rvfina cada letra está dibujada, interpretada partiendo de las referencias. En este sentido, ha habido un sinfín de pequeñas decisiones a la hora de traducir a digital las texturas y los volúmenes de las piezas cerámicas. Para este proceso ha sido de ayuda tener como referencia a Justa en sus diferentes fases para comprender de dónde entendemos que parte todo el conjunto de aleatoriedades.
Para López, «a la hora de dibujar todas estas letras y sus versiones, el resultado y los acabados hubiesen sido un poco diferentes si de forma tanto consciente como inconsciente no hubiese tenido el ideal de Justa como referencia. En muchos casos se difumina la sutil pretensión de las formas originales con las variaciones tanto erróneas como evolutivas, por lo que las siluetas que se sugieren en Rvfina, incluso las más leves, han dependido inevitablemente de Justa».
Actualizado 12/11/2021