Ir a una conferencia de diseño puede responder a muchos motivos diferentes y todos igual de válidos: no existe una única respuesta correcta. Algunas personas asisten para ver al referente que más admiran, aprender algo desconocido, disfrutar de una velada inolvidable, consolidar relaciones duraderas o encontrar trabajo; otras, para salir de su zona de confort, enfrentarse a desafíos, cambiar su modo de pensar, o, simplemente, sorprenderse. Sin embargo, por muy idílicas que suenen estas pretensiones, la realidad está lejos de ser perfecta y muchas de las conferencias de diseño fracasan estrepitosamente. ¿Por qué sucede esto?
«Lo peor que le puede pasar a una conferencia es que no tenga ningún tema central o estructura narrativa»
— natasha jen
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«No hay que tener miedo a hacer la charla personal», 99U Conference»
Formado en comunicación visual en Munich (Alemania), Justus Oehler comenzó su carrera de diseño en 1985 en Büro Rolf Müller. En 1988 se mudó a Londres para estudiar en la prestigiosa Central School of Art and Design. En 1989 se unió a Pentagram Berlín y, seis años más tarde, se convirtió en socio de la firma. Hablamos con él sobre el complejo mundo de conferencias de diseño.