El segundo día del MAD 2012 empezó fuerte, muy fuerte. La primera conferencia de la mañana, una master class de Aaron McBride, tenía como misión recuperar el tono del festival, que el viernes por la tarde había decaído un poco, y vaya que si lo hizo. Atraídos no sé si por la curiosidad, por la fama del ponente o por la empresa que representaba (nada menos que Industrial Light & Magic) el foro se llenó casi al completo. Diez minutos antes del comienzo, nada hacía prever el éxito de asistencia, pero poco a poco el auditorio se fue llenando para ver el trabajo de un autor difícil de encajar entre el resto de ponencias. Y desde luego no decepcionó en absoluto.
Su especialidad no son las marcas, ni el diseño editorial, la web, el 3D publicitario o la edición de vídeo que todos conocemos, lo suyo es otra cosa: la ficción. Con la seguridad pasmosa de un curriculum único y apoyado por algunos de sus trabajos Aaron McBride fue desgranando su labor en Industrial Light & Magic, la empresa que fundó George Lucas en 1975 con motivo del rodaje de La Guerra de las Galaxias, y que desde entonces hasta la actualidad ha participado en la producción de casi 300 películas.
Comenzó a trabajar en el año 2000 como ayudante. Poco después se convertiría en el director artístico, diseñador, artista conceptual y animador que le ha llevado a responsabilizarse del diseño de personajes, ambientes y efectos especiales, lo que los americanos llaman VFX Art Director, de películas tan conocidas como Piratas del Caribe, Star Wars: Episodio III, Ironman, Men in black, Inteligencia Artificial, Rango, Transformers, Harry Potter, Los vengadores o Battleship, entre otras.
Con casi 600 trabajadores de todo tipo de disciplinas, la empresa que comenzó en una nave industrial, hoy tiene su sede en unas modernas instalaciones frente a la bahía de San Francisco, donde «todo a tu alrededor te inspira, desde el talento de la gente que te rodea, hasta la presencia de los personajes de ficción creados por nosotros para las diferentes películas», según relataba el propio Aaron, y donde el denominador común de todos los que allí trabajan «es la pasión por lo que hacen».
Poco a poco, y a través de ejemplos, Aaron ofreció buenas muestras de su trabajo, sus trucos, sus fuentes de inspiración [tema que estuvo muy presente en casi todas las ponencias del MAD], los comentarios de los directores o los briefings para la creación de los personajes, y deleitó al público [nos deleitó] con imágenes de su trabajo del día a día, con bocetos, con maquetas y con los montajes finales. Y cuando nos quisimos dar cuenta se había terminado.
Corto, se hizo muy corto.
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Actualizado 06/02/2015