Para la ilustradora Luci Guitiérrez el inglés siempre ha sido «como una piedra en el zapato», el aprendizaje de la lengua de Shakespeare le cuesta horrores, lo mismo que a muchos españoles. Su arma para no olvidar las lecciones más básicas del idioma ha sido el dibujo. Así es como nace English is not easy, una guía de consulta con ilustraciones y dibujos que hacen más digeribles las lecciones de inglés. Hoy nos habla de este proyecto.
_
¿Cómo surge English is not easy? ¿Qué te motivó ponerlo en marcha? Estuve unos meses en Nueva York sin otra cosa que hacer que pasear, dibujar e ir a una escuela de idiomas. Llegué allí sin apenas poder juntar dos palabras en inglés a pesar de haberlo estudiado en repetidas ocasiones. La verdad es que volví juntando poco más de dos, pero para mí ya era un logro comunicarme con alguien en inglés aunque fuera de manera precaria. El inglés siempre ha sido como una piedra en mi zapato, me cuesta horrores y me cuesta retener lo que aprendo. Mientras estudiaba en Nueva York empecé a hacer anotaciones ilustradas sobre vocabulario con el propósito de recordarlo. Tengo la fantasía de que si dibujo algo ya no lo olvido. Este hábito sumado a no encontrar una guía de inglés a mi gusto y el tedio que me provocan la mayoría de ellas, desembocó en hacer la guía que necesitaba, y de paso, intentar retener el contenido.
Las ilustraciones de English is not easy, ¿están inspiradas en esas experiencias personales en NY? La mayoría de los dibujos están extraídos de dibujos de cuaderno de cuando estuve en Nueva York, de apuntes al natural de la gente. Así que muchos de los personajes tienen nombres y apellidos. Sobre las historias que acompañan los dibujos: muchas son reales, otras tienen algo que ver con la realidad y en otras cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. En todo caso, es más bien un filtro de lo que vi y viví allí.
¿Has contado con el asesoramiento de un lingüista? Lo cierto es que no. El libro no pretende ser ningún método de aprendizaje. Es una recopilación de las reglas lingüísticas que se enseñan desde el nivel básico al nivel intermedio de cualquier curso de inglés junto con vocabulario básico o útil. Podría decirse que son los apuntes bien organizados de un estudiante aplicado. Luego el libro ha pasado por manos de diferentes correctores y expertos en el idioma. Puede servir para aprender, como guía de consulta o simplemente para pasar el rato. Yo, de hecho, lo utilizo como guía de consulta.
Durante algún tiempo has sido coeditora de Garabattage, editorial especializada en ilustración. Sin embargo, English is not easy está publicado por Blackie Books [Premio Gràffica 2011]. ¿Por qué? Garabattage ya no existe, pero su propósito era publicar libros ilustrados que otras editoriales no publicarían. Como ves, teníamos una mentalidad muy comercial. La gestionábamos a ratos libres entre varios amigos ilustradores, con lo que no podíamos (ni nos interesaba) atender debidamente labores que son necesarias más allá de imprimir los libros. Yo creí que English is not easy era publicable por otra editorial y me interesaba que tuviera una buena distribución. Con otros de mis libros he tenido la sensación de que sólo servían para amontonar polvo en mi estantería.
¿Tan difícil es la autoedición en España? No es difícil autoeditar, consiste en montar una publicación y gastar más o menos dinero imprimiéndola. Lo que es difícil es que llegue a la gente que pueda estar interesada. Las editoriales tienen los medios, pero tampoco son una garantía, sobre todo, tal y como funciona el mercado del libro donde se ponen libros en circulación como moneda de cambio para no hacer frente a las deudas que tienen con las distribuidoras. De esta manera, se publica tanto que la mayoría de los libros tienen un recorrido muy corto porque al dejar de ser novedad se retiran. El panorama no es muy alentador. Pero yo estoy muy contenta de que sea Blackie Books la que haya publicado English is not easy, entre otros motivos porque hacen lo posible para alargar la vida de los libros y también porque se sale del circuito de libro ilustrado y cómic y por lo tanto puede llegar a gente que de entrada no tiene un especial interés por estos ámbitos.
¿Cómo definirías tu estilo a la hora de dibujar? No sé definirlo, creo que es más fácil hacerlo cuando se ve desde fuera. En English is not easy, el tipo de dibujo es distinto al de mi trabajo habitual como ilustradora. En él saco a relucir los dibujos que suelo hacer pero que no se ven, que son los de cuaderno. La mayoría de ilustradores tenemos la costumbre de dibujar fuera de la mesa de trabajo y muchas veces ese trabajo es más interesante. No está sujeto a limitaciones y puede hacerse sin intención de agradar. Creo que el simple hecho de pensar que nadie va a ver lo que dibujas da más libertad. Para mí es algo casi terapéutico y hasta seguro que me ahorra sesiones en el psicoanalista.
Actualmente, sigues trabajando para The New Yorker, The New York Times, Washington Post y otras publicaciones en prensa norteamericana. ¿Qué sensación te dio cuando una de estas publicaciones te dijo que iban a publicar una ilustración tuya? El primer encargo de EEUU fue para el New York Times mientras vivía en Nueva York. Fue sorprendente, más que nada porque acababa de reunirme con el director de arte y con mi inglés Ana Botella creía haberlo ahuyentado. Me hizo mucha ilusión, me recorrí varios quioscos de la ciudad en busca de un ejemplar en condiciones del periódico donde se publicaba la ilustración. No lo encontré, la imagen había quedado impresa justo en el corte de la página. Con el segundo encargo repetí la expedición, los colores de la impresión quedaron fuera de registro. De todas maneras estaba feliz incluso con las páginas defectuosas.
Por tu experiencia, ¿crees que la ilustración está mejor valorada profesionalmente fuera de España? Sí, creo que culturalmente está más aceptada y esto supone que se valore más la profesión. Hay más espacios para la ilustración y se usa sin complejo. Aquí a veces se asocia a algo menor o infantil. Y el valor económico es un reflejo de ello. Aquí es habitual encontrarte con condiciones precarias que con la crisis se agudizan, pero que antes ya las había. La propuesta de trabajo no remunerado a cambio de promoción es un clásico. Porque a uno le guste su trabajo (aunque hay trabajos con los que se disfruta menos) parece que no hay necesidad de cobrar por ello. Fuera de España esto lo tienen más claro.
El tema de los pagos ¿es allí más serio? Es decir, ¿se cumplen los plazos de pago y lo estipulado? Como yo funciono con agente no me encargo de facturas, pagos y reclamaciones y no te puedo decir con exactitud, pero por lo que he ido viendo en general son cumplidores. De tanto en tanto, alguna factura parece gafada y se complica el cobro, pero diría que es más bien porque en algún punto del proceso se extravía o algo así. No sé, a lo mejor mi agente que es la que lidia con estos temas tiene una opinión distinta. Pero dudo que supere lo de aquí, tampoco es que haya tenido muy mala experiencia aquí, pero tengo la sensación de que hay bastantes más facturas gafadas y los plazos de pago se incumplen a menudo.
¿Tienes pensado publicar un segundo número de English is not easy? No, me temo que no. Ahora me apuntaré a una autoescuela y me gustaría hacer algo de baile, a lo mejor el siguiente es Tener un accidente es fácil o Chachachá sin tropezar.
______
+info: www.holeland.com
Actualizado 26/09/2013