Pasados los días y después de las manifestaciones en la calle y de los cientos de apoyos gráficos que han llegado a la redacción –que podéis ver en la cabecera– mi cabeza ya está confusa. En la red ahora hay opinión para todos los gustos y se hace difícil tener un criterio acertado y justo de lo acontecido.
©Isidro Ferrer
Tengo claro que lo ocurrido es una barbaridad. Inimaginable para nosotros que en el fondo nos sentimos un poco representados en ellos. Al fin y al cabo Charlie Hebdo es una publicación con una redacción pequeña que trata de sacar adelante unos contenidos y una línea editorial. Similar a la de nuestros amigos de Mongolia u Orgullo y Satisfacción. Pensar que alguien pueda entrar por la puerta y hacer algo similar es un sentimiento que pone los pelos de punta.
Pero por otro lado, la politización que se ha hecho acaba por convertirlo todo en sospechas, en malos contra buenos, en acciones y actos que me chirrían y dan ganas de mandarlos a todos a tomar viento. Mueren cientos, miles de personas todos los días en conflictos provocados por los mismos que se cogían del brazo en la manifestación de ayer. Y el hecho de ver lo fina que tienen la piel con sus muertos y la caradura que tienen con los muertos de los demás, te hace replantear muchas cosas.
Como siempre intento ver el lado bueno de las cosas. Esta vez, más allá del dolor y de la rabia, lo bueno es ver cómo la profesión de ilustrador se ha revalorizado al alza. Resulta que ahora todos se dan cuenta de la importancia de la comunicación visual, de lo importante que significa lanzar mensajes dibujados, del gran valor de libertad de expresión que significa el dibujo.
Igual que se pone un semáforo cuando se atropella a alguien en una calle o se prohíbe cierta cosa porque algo ha salido mal, ahora, gracias a estos viles asesinatos, la profesión de caricaturista, de dibujante, de ilustrador será reconocida por todos. No hay persona medianamente informada que no se haya dado cuenta de la importancia del dibujo en nuestras propias libertades.
Y por ese motivo tengo claro que sí soy Charlie. Soy Charlie porque ya tenía claro que lo que hacemos es importante para todos. Que nosotros, los que hacemos comunicación visual, con dibujos, con letras o con lo que sea, somos una de las bases culturales que hacen que podamos mejorar como sociedad. A veces se hace imperceptible, es algo a lo que no le damos importancia y que solo nos damos cuenta cuando no se tiene o se pierde. Ahora que hemos perdido un trocito nos damos cuenta.
Solo por eso sí, yo soy Charlie.
Actualizado 08/02/2015