Ramón Bilbao estrena marca de la mano de Interbrand. Un proceso de branding que da un giro radical apostando por una nueva estrategia de marca y la revitalización de su identidad visual.
Llevar a cabo un proyecto así requiere un amplio proceso. En primer lugar un diagnóstico del mercado, consumidor y de la antigua marca de Bodegas Ramón Bilbao. Una vez recogidas las necesidades de la bodega y analizada su situación, se diseñó el posicionamiento y una arquitectura de marca que declinó en un nuevo universo de expresión.
Se eligió una figura: el explorador, como el arquetipo que podía articular esta nueva etapa de la marca (más innovadora y dinámica). Este universo gráfico y conceptual basado en el desafío de la aventura y el descubrimiento contribuye como símbolo del proceso de expansión internacional de Ramón Bilbao.
«El viaje comienza aquí» es la idea de marca trabajado y que se ha convertido en lema corporativo de Ramón Bilbao. Una declaración llena de intriga que sugiere hazaña y origen.
El storytelling de la marca se apoya en la figura de Ramón Bilbao. Un explorador del siglo XXI, una persona con carisma y cercana que ha viajado por el mundo pero siente que le quedan cosas por descubrir y por tanto, de empezar siempre un nuevo viaje.
Ramón Bilbao se encuentra deseoso de descubrir mundo. ¿Pero cómo afrontar un viaje tan costoso? Un día, observando al trasluz una de sus mejores botellas, halla la respuesta. El vino será su moneda de cambio. Durante meses se dedica a calcular rutas, vientos, temperaturas y a seleccionar sus mejores caldos para la expedición, y en primavera de 1924 parte para tierras extrañas. Cambia su vino por medios de transporte, carros tirados por bueyes, camellos, elefantes, globos, dirigibles, embarcaciones imposibles… Y, tras “catar 90 países” según sus propias palabras, Ramón Bilbao retorna a su añorada Rioja donde sorprendentemente, sus vinos resultan ser más apreciados que nunca. La Rioja, 1924
PLASMACIÓN GRÁFICA
Interbrand ha modificado el logotipo para que sintetice mejor gráficamente los valores de la marca y todo aquello nuevo que debe representar. El diseño es una evolución de los iconos gráficos reconocibles de la tradición de Ramón Bilbao que busca una transformación hacia algo más atemporal, moderno y legible. El monograma evoluciona del existente utilizando los acrónimos ‘RB’. Los elementos gráficos se compactan con la ayuda de una circunferencia, dando al conjunto carácter y tradición como si de un sello heráldico se tratara.
El despertar tecnológico de la revolución industrial de principios del siglo XX es la época escogida para detonar el imaginario gráfico de Ramón Bilbao que nos traslada a una época donde el mundo era vasto e inexplorado. Ilustraciones en grabado antiguo representan distintas etapas de un gran viaje fantástico que realizó Ramón Bilbao con artilugios aerostáticos y otros sorprendentes medios de transporte junto con objetos del legado del tiempo escogidos en función del tipo de vino.
La personalidad de la marca, inquieta y valiente, se humaniza en este personaje con nombre propio que se es retratado siguiendo un decálogo de reglas gráficas básicas en torno al estilo que deben mostrar, elementos del mundo del vino que contendrán, la actitud que transmitirán, las perspectivas con las que se dibujarán, el toque de fantasía implícito, etc.
Estas ilustraciones quedan plasmadas en los diversos puntos de contacto de la marca como packaging, comunicación digital, visual merchandising, publicidad, eventos y promociones que han consolidado el proyecto de rebranding integral. En las botellas, las ilustraciones aparecen en forma de sello en la ya característica doble etiqueta de la marca de vinos.
También se han realizado fotografías de bodegón que muestran el producto en escenas atemporales que recrean lo exótico, misterioso y excitante de la aventura. Un póster promocional de sellos gigantes separables entre sí nos cuenta por etapas el viaje que realiza el protagonista.
«El principal desafío del proyecto fue situar el diseño a la altura de una marca con una gran proyección pero con un tradición de más de 90 años», explica Carlos Magro, Director Creativo de Interbrand. «Recuperar la audacia del fundador fue el punto de partida de todo y el grabado ha sido el vehículo gráfico que retrata su historia porque aporta el romanticismo y el detalle que necesitábamos para hablar de un vino con alma de aventura».