¿Quién decide el precio del diseño en el sector público?

Hace tiempo que vengo observando los precios de los concursos públicos y veo que el precio que la Administración está dispuesta a pagar por nuestro trabajo va en cada libre. Incluso lo que más me preocupa es que por el mismo precio cada vez piden más. Ahora no solo es el logo sino las adaptaciones de marca, el manual de identidad corporativa, piezas digitales para redes, video-animación… y un sinfín de cosas que, igual piensan, que se hacen en cinco minutos. ¿Quién les dice lo que valen las cosas? ¿Quién decide el precio de un logo? Porque está claro que la Administración no saca una cifra de una chistera. Se debe informar, debe mirar por la red, preguntar a profesionales… De algún sitio la Administración, los funcionarios o directamente los políticos deciden una cantidad de dinero por hacer cierto proyecto de diseño. En 1995 el Ayuntamiento de Valencia pagaba por el cartel de Fallas (también por muchos otros —Semana Santa, Feria de Julio—) 500.000 pesetas. En esas fechas un piso de 90 metros cuadrados en un barrio de la ciudad de Valencia costaba unos cinco millones de pesetas. Es decir, que el precio que se pagaba por el cartel suponía un 10% del valor de una vivienda de entonces. Pongamos el mismo símil. Ahora mismo una vivenda similar puede estar alrededor de los 200.000€, con lo que el precio que deberían pagar sería de 20.000€. En 2016 se pasó, por diseñar el cartel de Fallas, de 4.000€ a 6.000€ y así estamos desde entonces. No hay revalorización. Es evidente que la profesión ha variado mucho desde hace casi 30 años. El mercado se ha atomizado muchísimo, se han abaratado mucho los costes —los ordenadores de entonces valían lo que un choche— y en general todos estamos peor pagados en casi cualquier ámbito. Pero hay excepciones. Recientemente se ha celebrado el concurso por el diseño del logo de la Ciudad de la Luz de Alicante y aquí el precio por todo lo que hay que hacer es de 6.000€. Otra vez el mismo número. Pero curiosamente para la partida de medios se destinan 1,3 millones de euros, y para el sueldo del director 120.000€ anuales. Es decir, parece que para otras partidas sí hay dinero. ¿Qué nos ha pasado a nosotros? Pues sencillamente que nadie nos ha protegido, que nadie se ha peleado. Nadie exige, de forma vehemente, a la Administración que cumpla con unos mínimos. En 2007 por la marca de Alicante como puerto de salida de la vuelta al mundo a vela la Administración (Presidencia de la Generalitat) quería pagar 2.000€ y la asociación de diseñadores consiguió elevar el presupuesto a 7.000€. Lo curioso es que en ese momento la misma asociación tenía en vigor «El valor del Diseño» que decía que para una marca así la Generalitat debía pagar 15.000€. Nosotros mismos nos boicoteamos. Y desde entonces la misma Generalitat no ha subido el precio que está dispuesto a pagar por la realización de una marca. Y así con todo. Es evidente que otros sectores, otros profesionales han conseguido, a pesar de la devaluación socioeconómica actual y de las crisis, mantener una posición. Incluso algunos de los gestores del diseño tienen unos ingresos muy superiores a lo que luego pagan cuando encargan diseño. Y esto es capital. Si nuestros gestores, nuestros políticos, aquellos que nos encargan proyectos cobran una buena cantidad de dinero, por qué piensan que nuestro trabajo no debe estar a la misma altura. Si están dispuestos a pagar por la publicidad, por la gestión, por la producción… cantidades desorbitadas por cosas, en algunas ocasiones, totalmente innecesarias… ¿qué pasa con los diseñadores gráficos? Ayer hablaba con un amigo diseñador y me decía «no nos tienen miedo». Y es verdad. Qué pasaría si esto le sucediera a los médicos, a los arquitectos, a los abogados, transportistas… pues que tendríamos manifestaciones y abrirían informativos. Así es como se convierte un colectivo en respetable y en importante para la sociedad. ¿Veremos algún día a algún representante de los diseñadores convocar una huelga? Mientras esperamos seguiremos viendo cómo nuestros gestores cada vez pagaran menos por nuestros servicios, y seguiremos sin saber como hemos llegado hasta ese punto.

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