Existen infinitas técnicas y vertientes de la fotografía de las que ya hemos hablado en Gràffica como el zooming, la fotografía macro o el time slice, entre otras. Hoy os descubrimos una nueva vertiente de la fotografía que encantará a la gente maniática del orden, el knolling.
Como ya hemos dicho, existen muchas vertientes dentro del mundo de la fotografía, y esto se debe a la necesidad de innovar constantemente para crecer. El hecho de que los fotógrafos hayan ido explorando distintos conceptos y formas de entender este arte nos ha llevado a resultados inimaginables, hasta el punto de hacer fotografías a lo que parece un manual de instrucciones de montaje.
¿Qué es el knolling?
El “knolling” es un método de organización visual que implica colocar objetos relacionados en ángulos de 90 grados y alinearlos de manera simétrica en superficies planas. Esta técnica, popularizada por el diseñador industrial Andrew Kromelow en la década de 1980, facilita la identificación y accesibilidad de objetos. Al disponer elementos con precisión geométrica, se crea una estética ordenada y armoniosa, comúnmente utilizada en fotografía, diseño y organización de espacios. Knolling ayuda a reducir el desorden visual, mejora la eficiencia y presenta los objetos de manera clara y atractiva, promoviendo la apreciación del diseño y la funcionalidad de los elementos.
Para los que se pregunten qué es el knolling, es una vertiente que se centra en fotografiar un objeto o un conjunto de objetos que han sido desmontados y organizados sobre una superficie plana. Además, el plano utilizado siempre es cenital para mantener esa geometría y ese orden, evitando cualquier tipo de deformación.
El origen de ese término lo encontramos en el año 1989 en el estudio de Frank Gehry. Por esta época, Gehry no solo se dedicaba a la arquitectura, ya que también realizaba proyectos de diseños de productos –mobiliarios sobre todo– para otros estudios, lo que le llevaba a utilizar una gran cantidad de herramientas y, como consecuencia, a tener un estudio desorganizado. A raíz de esto, su conserje Andrew Kromelow diseñaría un método de organización basado en un orden por usos, formas y tamaños. A este sistema lo llamaría knolling, ya que en ese momento Frank Gehry se encontraba trabajando en un encargo para el estudio Knoll.
Años más tarde, el escultor Tom Sachs, que trabajó durante dos años con Gehry, adoptaría este sistema y lo convertiría en una parte integral de su trabajo. Tanto es así, que en 2009 publicaría en su libro Ten Bullets, cuatro pautas básicas para hacer knolling.
1. Explora tu entorno en busca de materiales, herramientas, libros, música, etc., que no estés usando. 2. Guarda todo lo que no estés usando. Si no estás seguro, déjalo fuera. 3. Agrupa todos los objetos que se parezcan entre sí. 4. Alinea o dispón en ángulo recto todos los objetos, ya sea en la superficie donde estén colocados, o en el propio estudio.
Fotógrafos/as que utilizan el knolling
A pesar de que el término knolling existe desde hace casi 30 años, no son muchos los fotógrafos y fotógrafas especializados en esta técnica. En Gràffica ya hablamos hace un tiempo de uno de ellos, Austin Radcliffe. Todd McLellan es otro de los grandes exponentes de este tipo de fotografía. Aunque en su caso, añade un ingrediente más a su trabajo: una fotografía de los elementos totalmente desorganizados. A estos, se suman la fotógrafa estadounidense Emily Blincoe y el artista y comediante suizo Ursus Wehrli, entre otros.