Foto: Eva Máñez (Foto Agencia Valencia)
Mi generación empezó en el diseño en aquella época en la que se hizo célebre la pregunta ¿diseñas o trabajas? Fuimos pioneros en España en un momento en el que ni la sociedad, ni la Administración, ni las empresas, y para ser sinceros, ni nuestros padres, sabían exactamente a lo que nos dedicábamos y que era esto del diseño. Fue en aquella época de los años 70 y 80 de un entusiasmo y de ilusión por un proyecto colectivo, que ahora echamos en falta, cuando se empezó a crear y a transmitir una imagen del diseño y de nuestra profesión quizás un tanto equivocada y que no ha ayudado mucho. Es una imagen que asocia el diseño a algo añadido, superfluo, caprichoso, elitista, incluso a veces algo que no funciona, pero nosotros sabemos que no es así. El diseño es mucho más que algo que se añade, hay mucho en él de análisis, de rigor, de innovación y de responsabilidad, por que el diseño configura nuestro entorno artificial.
Todas las imágenes y los objetos que nos rodean están diseñados, desde los coches o el móvil que llevamos, pasando por los electrodomésticos y los muebles que tenemos en casa, las herramientas de trabajo, los libros, los catálogos, las revistas y los periódicos que leemos, las marcas y los envases de los productos que compramos. La mayoría de los objetos que forman parte de nuestro día a día están diseñados por profesionales que son su trabajo, la mayor parte de ocasiones anónimo, mejoran la calidad de vida, la hacen más fácil y por qué no, embellecen nuestro entorno.
ILUSIÓN Y SORPRESA
Ayer la mayoría de los profesionales que estábamos en la sala teníamos un sentimiento de alegría. En el fondo, el reconocimiento a Nacho es un poco un reconocimiento a todo un sector y a toda una filosofía de trabajo. Una filosofía y un oficio en el que todos nos sentimos partícipes. Y alegres porque Nacho se lo merece. Pero a la vez estábamos sorprendidos porque los detalles son importantes, bien lo sabemos los diseñadores. Las palabras de nuestros políticos, escritas por escribanos que poco saben de nuestra actividad, sonaban huecas. Y no porque nos sonaba raro eso de que ‘el diseño es un valor añadido’ o que el president de la Generalitat tenga que remontarse a 1995 para que los números de su inversión salgan positivos. Sonaban a huecas porque la importancia que decían tiene el diseño para ellos no se correspondía con el escenario que teníamos. Un premio entregado en una sala-pasillo en la que no cabía el público convocado ni la prensa. Una sillas plegables baratas en unos premios que ensalzan el mejor diseño de nuestro país. Pero sobre todo un detalle insignificante pero muy importante, un detalle que muestra que nuestros dirigentes están en otras cosas y leen textos que nadie se cree. En septiembre de 2013 se estaban entregando los Premios Nacionales de Innovación y Diseño de 2012. Eso lo dice todo. Dios está en los detalles y los diseñadores también.Dejando de lado los detalles, pasar una noche con los amigos haciendo unas risas y arreglando el mundo es más que un premio. Noches como esta se repetirán porque todavía quedan muchos excelentes profesionales que merecen y seguro tendrán su merecido premio. ¡Hasta el próximo Premio Nacional de Diseño!
Este premio que recibimos hoy, creo que en gran medida responde a esta visión del diseño centrada en la solución de productos cercanos, de uso diario, relativamente humildes, pensados en el usuario final, en sus necesidades y en su uso limitado. Es el caso de Lékué, esta joven empresa, a los que nos dedicamos al diseño, vamos desde hace unos años siguiendo y admirando, es un claro ejemplo de que una apuesta inteligente y valiente por el diseño es un camino hacia el éxito. En apenas 8 años, Lékué ha conseguido revolucionar las cocinas de todo el mundo con propuestas innovadoras que facilitan y promueven la alimentación saludable. Se trata de productos pensados para que las personas aprendan a comer mejor sin complicaciones , para quienes quieren comer sano, fácil y rápido. El diseño y en este caso una buena gestión del diseño hacen de Lékué una empresa ejemplar que sabe crecer y competir en todo el mundo y llegar donde el creciente prestigio de nuestra gastronomía más moderna e innovadora. En un periodo de crisis, no solo económica, como el que estamos pasando, es más necesario que nunca que las empresas, al igual que Lékué, piensen e inviertan en diseño como un factor clave para mejorar su imagen y sus productos, para encontrar soluciones innovadoras que den respuesta a las necesidades y exigencias de un mundo en constante cambio, y en definitiva para mejorar su capacidad de competir en los mercados internacionales. El futuro deseable de nuestro país pasa por la investigación, la innovación y el diseño, por el aprovechamiento de toda la inteligencia y el conocimiento que hemos sido capaces de crear y educar durante años.
Creo que las Administraciones deben procurar las condiciones para que el diseño llegue a ser una actividad eficaz y común en las empresas y en las instituciones. No podemos desaprovechar todo el talento y las enormes posibilidades que el colectivo de diseñadores de este país es capaz de ofrecer y que ya hace años se está exportando por todo el mundo.
Hoy estamos aquí rodeamos de amigos y quiero terminar con los inevitables y más que merecidos agradecimientos. En nombre de Lékué, a todo el equipo que ha hecho posible la presentación de su candidatura y muy especialmente a Nomon Design. Yo por mi parte, he procurado rodearme hoy de todos los que de una forma u otra me han acompañado durante toda mi trayectoria profesional. En primer lugar mi familia, mi mujer, mis hijos, mis hermanos, mis nietos Marc y Nicolás… [se oye una vocecita de fondo: «estoy aquí»]. En segundo lugar mis clientes y además amigos, ellos son los que en realidad hacen posible nuestro trabajo; ponen en nuestras manos sus productos, su imagen, su confianza y su dinero, pro supuesto. En tercer lugar, quiero agradecer a quienes han sido mis socios y compañeros durante estos casi 40 años en diferentes estudios de los que he formado parte. De ellos he aprendido casi todo lo que sé. Y entre ellos, tengo que dar las gracias a mis compañeros en la maravillosa aventura de La Nave y tener un recuerdo para Quique Company y de manera muy especial para el inolvidable Paco Bascuñán [la sala rompe en un gran aplauso]. Y por último quiero dar las gracias a todo el equipo de Lavernia&Cienfuegos con muchos de los cuales llevo ya 15 años trabajando y de manera muy profunda a mi socio que fue mi alumno Alberto Cienfuegos, con quien estoy viviendo el periodo más apasionante y viajero de mi periodo profesional y sin el cual posiblemente hoy no estaría aquí. En nombre de Lékué y el mío propio, gracias.
Actualizado 17/09/2013