Hay trabajos que demuestran que el papel siempre va a ganar al digital, y esta monografía dedicada a la ilustradora Malika Favre es un excelente ejemplo.
Si la portada de Malika Favre ya de por sí es bonita, en vivo y en directo, aún gana más puntos. El tacto, el efecto del troquel en la portada, los colores vivos y vibrantes, el uso del espacio… Todo encaja magistralmente y provoca para nuestro asombro una gran expresión de «Wow!» a medida que descubrimos sus páginas.
Las formas vectoriales, el uso ingenioso del espacio y la combinación de una paleta cromática refinada se han convertido en el signo distintivo de Malika Favre. Ahora podemos disfrutar plenamente de su obra en papel en la primera monografía de la artista que edita en una cuidada encuadernación Counter Print.
Malika Favre prácticamente no necesita presentaciones. Es una de las ilustradoras más célebres del momento gracias a su trabajo, en el que ahonda en la belleza de las formas simples. A esas líneas básicas, Malika sabe sacarles su mejor partido mediante el uso de un puñado de líneas vectoriales, elegantes y perfectamente dispuestas, para transmitir el tema que va a abordar.
Hay quienes han descrito su estilo como Pop Art. Otros ven en las ilustraciones de Malika conexiones con el Op Art. Es posible.
El uso que hace del espacio y el color en un juego perfecto de ‘positivo / negativo’ siempre nos ofrece una lección sorprendente. La paleta de colores planos, sumamente cuidados en su elección, y las ilusiones ópticas están ahí, pero el trabajo de Malika no se limita a generar fuegos de artificio efectistas.
Desde siempre, Malika ha estado fascinada por la belleza. Sin embargo, aunque las mujeres, los paisajes y la arquitectura que dibuja son casi siempre hermosos en un sentido convencional —agradable, tentador, evocador—, a lo largo de su viaje creativo, la ilustradora ha ampliado y profundizado en su propia manera de comprender la belleza y la feminidad.
Malika crea mujeres impresionantes y sensuales, seguras y orgullosas de su sexualidad. Mirar sus ilustraciones y absorber su significado es fácil para el espectador, lo que hace que parezcan maravillosamente simples.
Lo que ahora parece un camino fácil, no lo es tanto. La ilustradora tardó años en desarrollar esta habilidad sublime para reducir todo a su forma ideal. Cuanto más simple es la obra de arte, más fuerte es su impacto. Y aunque es cierto que muchas de las imágenes de Malika se conectan a un nivel emocional, a menudo también modifican el intelecto, provocando ‘una sonrisa interna en nuestra mente’. A veces, este hecho se produce a través de las formas perfectas que crea y la manera en que fluyen entre sí. En otros casos, son las ilusiones ópticas que ella evoca con líneas y patrones repetitivos.
el camino hasta llegar a un estilo propio
El nombre de Malika Favre, empezó a sonar con fuerza en 2012, por sus alfabetos eróticos e ilustraciones de mujeres de moda, pero los patrones ópticos en blanco y negro no eran lo que la gente realmente esperaba de ella. En aquella época, todavía estaba centrada en el Op Art. Ese año tuvo su primera exposición individual, en la Kemistry Gallery de Londres.
Ya sea como ilustradora comercial en publicidad, prensa, proyectos editoriales o como artista creando piezas personales, la obra de Malika está imbuida de un estilo icónico.
Esta reveladora monografía cuenta la historia de una artista auténtica, con una producción sorprendente, que muestra un talento único sintonizado para detectar y apreciar la belleza en las cosas más simples.