A raíz de la noticia del concurso de diseño para la identidad de Cantabria, Javier Asín Pérez –diseñador cántabro de Creando Estudio Gráfico– nos comparte sus reflexiones acerca de este concurso y de cómo ve el sector del diseño gráfico en la actualidad, especialmente en Cantabria.
No tengo muy claro el resultado final de todo este desaguisado que es, ha sido, y supongo, será el «concurso de ideas con intervención de jurado para el diseño de la identidad corporativa del Gobierno de Cantabria».
Desde mi perspectiva de profesional del diseño, lo veo con impotencia, mucha tristeza y, tal y como me comentaba un colega hace un par de días, como un funeral. Un funeral por mi oficio, un funeral por las cosas bien hechas y, desde luego, unas tristes exequias por la imagen de Cantabria y de todos sus habitantes.
Ya el principio no fue demasiado halagüeño. Se convoca desde la Dirección General de Servicios Generales de la Consejería de Presidencia y Justicia del Gobierno de Cantabria un concurso público, abierto a todo el mundo, sepa o no de comunicación corporativa o branding. Es decir, si sabes coger un lápiz y eres capaz de hacer llegar un sobre cerrado al Registro General del Gobierno Cántabro puedes participar y, obviamente, ganar los 2.479,39 € (más impuestos) con los que está dotada la victoria. ¡Bien! …se ve que la organización ha emprendido un decidido camino hacia la búsqueda de la excelencia gráfica.
El briefing para comenzar la siempre necesaria fase de conceptualización viene a decir algo así: «La propuesta de diseño deberá reunir las siguientes características: Original e inédita; Solidez gráfica; Identificación con el Gobierno de Cantabria, entendiendo por tal que se inspire en el escudo de la Comunidad Autónoma; buena e inequívoca visualización». Cuatro generalidades y un breve y casi escondido «que se inspire en el escudo de la Comunidad Autónoma». ¡Bien! …se nota que alguien en la Dirección General de Servicios Generales se ha pasado los últimos meses estudiando y analizando estratégicamente las necesidades del Gobierno de Cantabria, para que éste tenga la imagen que se merece.
Con esas premisas comienza la concurrencia, y con el paso del tiempo, los participantes irán agotando el plazo de presentación. Es entonces cuando la organización da a conocer los miembros del jurado, los verdaderos encargados de velar por la imagen de la región. Dicho tribunal está compuesto por: el Consejero de Presidencia y Justicia; un representante de la Imprenta Regional, el Director General de Servicios y Atención a la Ciudadanía; la Directora de Gabinete del Consejero de Presidencia y Justicia; y por último, José Ramón Sánchez, maravilloso ilustrador (Premio Nacional de Ilustración en 2014) pero, creo, en ningún caso experto en imagen corporativa. Esas cinco personas (tres políticos, un impresor y un ilustrador) tienen en sus manos el destino de la imagen del Gobierno cántabro. ¡Bien! …ni un solo profesional del branding y/o comunicación corporativa en el órgano de decisión, se nota que los promotores tienen verdadero interés en contar con la opinión de expertos en la materia y, por supuesto, en dotar al fallo del concurso con una base sólida y una explicación razonable y razonada. Supongo que la próxima vez que vayan a preparar los presupuestos generales de la Región nos llamaran a cualquiera de nosotros para decidir en qué gastar y en qué ahorrar nuestro (¡ojo!, nunca olvidar este «detalle») dinero.
Por último, los políticos se empiezan a tirar los trastos a la cabeza a cuenta del concurso y del ruido mediático que lo rodea. Unos para sacar rédito político de las chapuzas ajenas y otros para defender lo indefendible, menospreciar e intentar socavar al contrario, y cómo no, intentar dejar claro la agudeza financiera de los organizadores, vendiendo la moto a la opinión pública que ellos, y sólo ellos, van a cambiar la imagen del Gobierno cántabro por unos 3.000 €. ¡Toma ya!, si es que en Cantabria somos más papistas que el Papa. Eso sí, de los cientos de miles de euros que costará la implementación del programa de imagen corporativa (¿habrá concurso público y/o participación ciudadana para ello?) ni una palabra. Programa que por cierto (y he aquí uno de los aspectos más surrealistas de todo el «funeral») va a conceptualizar, proyectar y desarrollar la Imprenta Regional. ¡Bien, bien y bien! ¡Olé, olé y olé! ¡Con dos cojo…! … después de esto, comienzo a pensar muy seriamente en tirar a la basura mis casi veinte años de profesión y dedicarme al cultivo ecológico de la amapola.
Javier Asín Pérez.
Actualizado 03/11/2016