Hay premios y premios: sir Paul Smith, André Ricard y Petra Blaisse, por Víctor Palau

Si algo define a los grandes premios es la capacidad de ser incuestionables. No hay debate posible cuando se hace bien. Cuando se selecciona a los premiados con criterio, cuando se cuenta con un jurado a la altura de las circunstancias y cuando el resultado es ineludible. Pero hay premios y premios. Y luego están los que buscan la mera exhibición, el autobombo o, peor aún, la perpetuación de ciertos círculos de poder. Premiar sin criterio es un delito mortal. Los Madrid Design Festival Awards son un ejemplo de cómo hacer las cosas bien. Un modelo de lo que significa utilizar los recursos de manera lógica. No buscan el titular fácil ni el aplauso inmediato. Su selección de premiados parte de un enfoque que combina excelencia y relevancia, asegurando que cada galardón tenga un impacto real en el sector. Este año, han reconocido a tres figuras clave del diseño: André Ricard, sir Paul Smith y Petra Blaisse, nombres que no solo representan diferentes disciplinas, sino que han transformado sus respectivos ámbitos con propuestas innovadoras y una huella imborrable. El Madrid Design Festival, que ya va por su octava edición, ha consolidado a la capital española como un epicentro del diseño internacional. En un país donde los focos suelen estar en Barcelona o en la bienalidad efímera de algunas iniciativas, este festival ha demostrado que Madrid puede liderar un evento con peso propio, con una programación rica y con unos premios que generan conversación y reconocimiento legítimo. No es casualidad que haya conseguido atraer a figuras como Paul Smith, que rara vez se asoma a festivales de diseño fuera del circuito anglosajón. A Paul Smith lo vi en un evento de los D&AD en Londres, y fue un espectáculo mediático como pocas veces he presenciado en el diseño. Cámaras, declaraciones, atención absoluta. Lo que se espera de un auténtico icono. Y lo mejor es que, más allá del show, su legado en la moda es incontestable: ha construido una marca que trasciende tendencias y ha sabido evolucionar sin perder un ápice de autenticidad. Que podamos verle en Madrid gracias al festival es un lujo y una muestra de que el evento tiene ambición y criterio. A André Ricard tuvimos la suerte de dedicarle un libro en Gràffica, un volumen que recorría su vida y su obra. En la presentación, quedó claro que estábamos ante un gigante. Un diseñador cuya filosofía se ha traducido en objetos que forman parte de la vida de generaciones enteras. Su concepción del diseño como herramienta para hacer las cosas mejor, no solo más bonitas, lo ha convertido en un referente indiscutible. Un premio a Ricard es una obviedad. No se discute. Se celebra. De Petra Blaisse solo puedo decir que su trabajo es de los que cambian la percepción de lo que entendemos por diseño. Sus cortinas no son solo tejidos: son elementos arquitectónicos, creadores de espacios, piezas que transforman la manera en la que habitamos el mundo. Su trayectoria ha sido siempre transdisciplinar, innovadora y, sobre todo, influyente. Su presencia en la lista de premiados refuerza la idea de que estos galardones buscan reconocer no solo la excelencia, sino también la visión y la capacidad de redefinir el diseño. Madrid, hace apenas unos años, era un páramo en términos de diseño. No existía un evento que sirviera de punto de referencia. Pero como suele hacer esta ciudad, en cuestión de poco tiempo ha adelantado a todas por la derecha y ha demostrado que es una verdadera capital, con todo lo que eso implica. Más allá de tendencias turísticas o semanas del diseño vacías, el Madrid Design Festival ha logrado consolidarse con una programación relevante, nombres de primer nivel y un enfoque que realmente aporta algo al sector. Su apuesta por premiar trayectorias de peso refuerza la idea de que los galardones deben tener un sentido, un criterio y una capacidad de influir en la comunidad del diseño. Por eso hay que hablar de estos premios. Porque tienen sentido. Porque están bien pensados. Y porque sus galardonados lo merecen. No todos los premios pueden decir lo mismo.

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