Durante décadas Garry Winogrand paseó con su cámara por las calles de San Francisco, Houston, Dallas, Los Ángeles, Chicago y otras ciudades suroeste norteamericano para retratar los contrastes de la sociedad, muchas veces inmersa en la abundancia pero también, en ocasiones, hundida en la oscuridad que encontraba en sus márgenes.
«A veces siento como si […] el mundo fuera un lugar para el que he comprado una entrada. Un gran espectáculo dirigido a mí, como si nada fuera a suceder a menos que yo estuviera allí con mi cámara». G. Winogrand
Garry Winogrand fue un pionero del street photography (fotografía callejera). Influenciado por la obra de Henri Cartier-Bresson, Walker Evans y Robert Frank, y por las publicaciones American Photographs y The Americans, su intención no era hacer una ‘foto bonita’, si no captar la esencia de la calle. Con con su cámara Leica M4 y un objetivo gran angular preenfocado recorría una y otra vez las calles de Nueva York, Los Ángeles o cualquier otra ciudad de Estados Unidos.
El legado del fotógrafo estadounidense se puede visitar en la Sala Bárbara de Braganza, espacio perteneciente a la Fundación Mapfre en Madrid hasta el 3 de mayo de 2015. La exposición abre con fotografías tomadas por Winogrand durante su estancia en Nueva York, desde su despertar en la fotografía en el año 1950 hasta 1971 cuando deja la ciudad.
Los inicios en las calles de Nueva York
Nacido en 1928 en el Bronx, Garry Winogrand pronto se traslada al corazón de Nueva York, al distrito de Manhattan. El área entre Central Park y los grandes almacenes Macy’s se convierte en el escenario principal de sus famosas fotografías de la década de los 60 en las que retrató, incansable, la sociedad americana. Los inicios de su carrera están ligados a su labor como fotorreportero para revistas ilustradas de difusión masiva como Life, Sports Illustrated o Look, no obstante pronto abandonará esta dedicación para centrarse en una nueva cultura fotográfica vinculada al mundo del arte.
Las fotografías de esta sección son testimonios de un periodo agitado de la historia americana; la década de los 50, marcada por la recuperación tras la Segunda Guerra Mundial y en la que EEUU vive una época de crecimiento económico y un desarrollo cultural –sin olvidar episodios como la Guerra de Corea–; hasta los años de agitación sociopolítica que acompañaron a la Guerra de Vietnam, agravamiento de la ‘guerra fría’ –con su punto de máxima tensión en la ‘crisis de los misiles’–, o el asesinato de Kennedy, entre otros.
En las calles de Winogrand la época de la abundancia era real, pero también lo era la oscuridad que se encontraba en sus márgenes.
A inicios de la década de los 60 Winogrand comenzó a trabajar con el objetivo gran angular que le permitió enriquecer sus composiciones. Marineros, mujeres, manifestantes, actos políticos, parejas, presidentes, hippies, animales, desfiles, boxeadores se suceden, incansables en su catálogo de imágenes fruto de un trabajo voraz y entusiasta.
Un estudioso de Norteamérica
En la década de los cincuenta, Garry Winogrand inició sus viajes fuera de Nueva York respondiendo a diversos encargos, será en 1955, cuando por vez primera, atravesaría el país impulsado por un interés personal. Recorre San Francisco, Houston, Dallas, Los Ángeles, Chicago y el suroeste del país.
En 1963, en la solicitud de su primera beca Guggenheim, Winogrand escribió cómo había «estado fotografiando Estados Unidos para intentar […] averiguar quiénes somos y cómo nos sentimos, observando nuestra apariencia mientras la historia se producía y se sigue produciendo a nuestro alrededor en este mundo» y hablaba de la consternación que le producía descubrir que los sueños de los estadounidenses eran «baratos y triviales» y estaban construidos sobre «apariencias y fantasías».
«Podría decir que soy un estudiante de la fotografía, es cierto; pero, en realidad, soy un estudiante de Norteamérica»
Durante el periodo de agitación de los años 60 Winogrand fotografía las numerosas manifestaciones y su trabajo llega a reflejar un sentimiento de desintegración nacional. Sus fotografías se vuelven más centrífugas y expuestas al accidente, es así como el fotógrafo embebe a su tomas del caos y el enardecimiento del momento histórico.
De la abundancia a la desolación
Esta sección muestra su última etapa tras su salida de Nueva York en 1971 hasta su muerte en México en 1984. Winogrand abandona Nueva York primero para dar clases en Chicago, y luego viaja a Texas y a Los Ángeles. Entre 1970 y 1980 los temas de Winogrand continuaron siendo los mismos, no obstante sus imágenes van perdiendo la alegría y exuberancia de antaño para transmitir una sensación de desolación hasta entonces, ausente en su obra. En 1984, le diagnostican un cáncer incurable y muere al poco tiempo dejando a su fallecimiento, unas 250.000 fotografías que jamás habían sido vistas.
Para Winogrand el acto de fotografiar era mucho más interesante que realizar un trabajo de edición, impresión o selección de fotografías para proyectos expositivos; de hecho, a menudo permitía a otras personas que realizaran estas actividades en su lugar. Winogrand no dejó instrucciones acerca de qué hacer con sus fotografías sin revelar, por lo que no es posible averiguar cuáles consideraría dignas de imprimirse y cuáles no.
Para complementar a la muestra dedicada al fotógrafo, se edita un catálogo que recoge textos de los comisarios, Leo Rubinfien, comisario y fotógrafo, Sarah Greenough, conservadora jefe y directora del departamento de fotografía de la National Gallery de Washington y Erin O’Toole, conservadora asociada del SF MoMA. También de Tod Papageorge y de Sandra S. Phillips, además de una cronología de Susan Kismaric. Este volumen se convierte en una obra de referencia para posteriores investigaciones sobre el fotógrafo, ya que recoge 401 obras del artista, algunas positivadas e impresas por primera vez con motivo de esta exposición.
Exposición Garry Winogrand Sala Bárbara de Braganza Fundación Mapfre. Madrid Hasta el 3 de mayo de 2015