El final de un período y el inicio de otro son siempre motivo de reflexión, de buenos propósitos y de hacer balance: volver al gimnasio, dejar de fumar, tener más tiempo para ti, ver más a las amigas o ver a las amigas, al menos. Y eso es lo que nos trae el final de las vacaciones y la vuelta al trabajo y a la rutina, que empezamos un año nuevo y con él queremos perder malos hábitos. Es momento de tomar conciencia con aquello que no es bueno y que debemos empezar a cambiar ya.
Por ejemplo, pasar unos días de calor extremo o ver playas y ríos infestados de residuos durante el verano, nos ha llevado a interesarnos y preocuparnos por la situación del planeta y así conocer el trabajo de artistas que están reclamando un control del uso del plástico a través de sus ilustraciones. Entre ellas, hemos querido destacar las obras de Raquel Aparicio, nacida en Ávila, pero afincada en València desde hace ya unos años.
Aparicio lleva desde el 2006 trabajando de manera profesional para revistas como The New York Times, The Wall Street Journal, Rolling Stone (España), Yo Dona, Dazed and Confused (Corea) o Forma (Paraguay). Editoriales como Planeta, Anaya, SM, Edelvives o Seix Barral y también en publicidad para diferentes marcas nacionales e internacionales.
De una manera totalmente personal y con una clara preocupación por el medio ambiente, Raquel Aparicio y el resto de los artistas pertenecientes al colectivo ecofeminista No més plàstic realizaron una acción conjunta, que tuvo lugar el pasado 8 de junio, Día de los Océanos, y que denuncia la contaminación por plásticos. En aquella ocasión, fueron a la playa de El Saler donde pintaron un mural e instalaron obras intervenidas que denunciaban el exceso de uso del plástico: «para nosotros es un abuso que se permitan los plásticos de una sola utilidad, considerando como afecta a la vida marina, contaminando el agua de todo el planeta y cómo finalmente, aunque los humanos seguimos pensando que el daño ecológico no nos afecta, acaba revirtiendo en nosotros», nos explica la ilustradora. Es el arte del plástico.
Si todos conocíamos la Ofelia del pintor John Everett Millais, que le ponía rostro al personaje de William Shakespeare en Hamlet por la minuciosidad con la que representaba la naturaleza en la que yacía la joven muerta, gracias a la acción de denuncia de No més plástic se ha hecho viral la Ophelia contemporánea de Raquel Aparicio, donde la belleza sigue presente en la joven ahogada pero el romanticismo desaparece entre botellas, vasos y bolsas de plástico. La muerte de la protagonista se habría producido por una catarsis ante la presencia masiva de plástico en los ríos.
Tras esta intervención han venido más. Hasta el momento, Raquel Aparicio había hecho reinterpretaciones en obras de la Historia del Arte para divertirse, ya que «resulta muy directo modificar un cuadro de otra época y traerlo a la actualidad, con elementos contemporáneos» y confiesa que «los enviaba por WhatsApp a amigos o los compartía en Facebook, sin más».
A base de collage digital trabajado con Photoshop, Aparicio retoca las obras de manera que su aportación queda integrada en la obra original de forma casi imperceptible y los elementos que introduce, buscados en internet y a los que siempre retoca el color y el contraste, pueden llegar a pasar desapercibidos si no fuera porque las obras elegidas son sobradamente conocidas.
Tal es el caso de Sin of Man inspirada en la obra más conocida de René Magritte El hijo del hombre. En este supuesto autorretrato, una manzana que flota en el aire no nos deja ver bien o identificar al retratado, algo que ocurre exactamente igual en Sin of Man solo que esta vez la manzana está en una bandeja de plástico, tapada con su correspondiente film transparente.
En esta obra, la aportación de la ilustradora es muy evidente y sustituye un elemento muy recurrente en la obra del pintor como es la manzana, pero respeta la estética de la pintura original, así como su atmósfera, tanto en texturas como en colorido.
Otra obra Amantes Polímeros reinterpreta también otra de las pinturas más conocidas de Magritte, Los amantes. Un hombre y una mujer se besan tras dos velos húmedos, otro elemento reiterativo de la iconografía de Magritte. La obra deja una sensación de asfixia. Esas telas mojadas aluden a la muerte de su madre, ahogada en un río, y a la imagen recuerdo que perdurará en el artista de la ropa húmeda tapándole el rostro.
La asfixia que producen las telas mojadas es sustituida por la de dos bolsas de plástico con un sonriente emoticono amarillo dibujado y en las que se puede leer Have a nice day. Thank you Ni qué decir sobre la interesante doble lectura que encontramos en esta obra, donde no solo nos ahoga el plástico sino también el consumo.
La fruta desnuda inspirada en La Maja desnuda de Francisco de Goya es la última obra de esta serie no planificada por Raquel Aparicio, que va surgiendo a su ritmo, según se le van ocurriendo pinturas de la Historia del Arte para modificar. «Estoy realmente preocupada por varias cuestiones relacionadas con el medio ambiente, entre ellas el plástico y me alegra mucho trabajar para esto», reconoce la autora, que ya ha iniciado otra serie dedicada al incendio del Amazonas.
Bien es sabido que los buenos propósitos son eso, deseos y voluntades cuya aspiración es conseguir un objetivo que muchas veces se queda en una buena intención, tan solo. Pero no está de más persistir en el empeño, ser conscientes e intentar cambiar aquello que nos hace mal. Las obras de Raquel Aparicio y las acciones de No més plàstic son un buen ejemplo para recordarnos algo muy importante: estamos destrozando nuestro planeta y no tenemos otro. No esquivemos la mirada y entendamos lo que nos dicen estos cuadros.
Actualizado 10/06/2020