El Design Museum de Londres explora el diseño como respuesta a la crisis climática

El Design Museum de Londres presenta Artificial, una nueva muestra gratuita que desafía nuestra forma de entender el mundo que habitamos. Del 17 de junio al 21 de septiembre de 2025, la exposición reúne los trabajos de cuatro diseñadores residentes que, a través de investigaciones críticas y poéticas, revelan las complejas relaciones que existen entre lo humano, lo no humano y lo diseñado. La propuesta no solo invita a repensar la noción de “artificial”, sino que plantea el papel que el diseño debe jugar ante una emergencia climática que ya es cotidiana. Organizada por Future Observatory, el programa de investigación del propio museo, en colaboración con el UKRI Arts and Humanities Research Council, la muestra se enmarca en la residencia anual Design Researchers in Residence, una plataforma que desde hace años impulsa a diseñadores emergentes a investigar y crear desde una temática común. La edición 2024/25 lleva por título Artificial, y bajo esa etiqueta tan ambigua como reveladora, los residentes —Christie Swallow, Hani Salih, Laura Lebeau y Neba Sere— han trabajado durante ocho meses para desentrañar lo que hay detrás de objetos y sistemas aparentemente ordinarios: desde un loro verde en un parque hasta un aspirador olvidado en casa. Lo artificial como sistema: cuatro miradas sobre lo cotidiano El recorrido de Artificial no se organiza en torno a grandes conceptos ni tampoco a soluciones tecnológicas. Muy al contrario, cada propuesta funciona como una grieta en la rutina, como una invitación a mirar de nuevo lo que damos por hecho. Christie Swallow se adentra en St James’s Park, uno de los pulmones artificiales de Londres, donde conviven (no sin controversia) los periquitos de collar, una especie no autóctona que ha hecho del parque su hogar. Su propuesta convierte este ecosistema urbano en una metáfora viva de las tensiones entre lo natural, lo invasivo y lo gestionado. Por su parte, Hani Salih rastrea los entresijos administrativos detrás de la instalación de una bomba de calor en una vivienda británica. Un gesto técnico que, en apariencia, podría formar parte de la solución al cambio climático, pero que se ve atrapado en una red burocrática e institucional que dificulta la transición energética real. Laura Lebeau dirige su mirada a los objetos domésticos de uso común, como las aspiradoras, para desmontar sus componentes y analizar los materiales que los conforman. Su trabajo invita a reflexionar sobre los ciclos de vida de los productos, la opacidad de los procesos industriales y las consecuencias medioambientales de aquello que parece inofensivo por estar en casa. Neba Sere, en cambio, gira la mirada hacia el mundo vegetal, pero desde una perspectiva descolonizadora. Su instalación propone un acercamiento sensorial y emocional a las plantas, entendido no como estética botánica, sino como herencia cultural, trauma de desplazamiento y acto de resistencia. Un gesto que interpela tanto al urbanismo como a la propia memoria colectiva. Diseño como reparación, no como solución La exposición ha sido diseñada por Kaye Song, con elementos fabricados por Flimsy Works, poniendo el foco en materiales sostenibles y procesos circulares. Lejos del espectáculo tecnológico, el montaje apuesta por la humildad formal y el detalle conceptual. La edición limitada del catálogo, diseñada por Émilie Loiseleur y editada por Abbie Adams y Leilah Hirson-Comley, amplía el alcance de las investigaciones y estará disponible gratuitamente tanto en formato físico como digital. Para Justin McGuirk, director de Future Observatory, los trabajos seleccionados “nos obligan a mirar con nuevos ojos cosas tan cotidianas como los periquitos, las bombas de calor o los electrodomésticos. Cada uno de estos objetos se convierte en una línea de fractura que cuestiona lo que entendemos como natural y artificial”. En la misma línea, Abbie Adams, comisaria de la muestra, añade: “Los residentes de este año deshilachan los sistemas y valores que determinan cómo y qué diseñamos. Desde la fábrica en Somerset hasta una iglesia en White City, nos invitan a escuchar a las plantas y a reunirnos con los pájaros. En ese gesto habita una crítica sutil, pero radical”. Más allá del museo: una nueva sensibilidad del diseño Artificial no ofrece respuestas cerradas ni soluciones inmediatas. Su valor está en abrir preguntas, en proponer una mirada más amplia sobre el papel del diseño frente a un mundo interdependiente y en crisis. Como señala Tim Marlow, director del Design Museum, “el diseño puede desempeñar un papel clave en cómo abordamos la emergencia climática. Los creativos emergentes tienen el poder de transformar nuestra relación con la Tierra, diseñando junto —no contra— el mundo natural”. La muestra incluye, además, actividades paralelas como una visita guiada gratuita con la comisaria Abbie Adams (jueves 19 de junio) y una mesa redonda con los cuatro residentes (20 de septiembre), que permitirán ampliar el debate más allá de las piezas expuestas. En un contexto donde la urgencia ecológica amenaza con volvernos cínicos o paralizados, Artificial apuesta por una forma de pensar el diseño no como herramienta de dominio, sino como práctica de cuidado. Una que se atreve a escuchar, reparar y, quizás, desaprender.

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