ASUS ha celebrado en Madrid la primera parada en España de ProArt Creators Connect, un encuentro pensado para profesionales del audiovisual que quieren trabajar con precisión de color, fiabilidad y potencia en flujos reales de edición, VFX y etalonaje. Con ponencias de Héctor Gallego (artista VFX) y Antonio Bazalo (DaVinci Resolve Master Trainer), la jornada sirvió para aterrizar, con demostraciones en directo, qué aporta hoy un ecosistema de hardware y monitores calibrables cuando el objetivo es lograr resultados de calidad cinematográfica.
Un punto de encuentro con foco en el color (y en los casos reales)
La cita tuvo lugar el 3 de octubre en el espacio V22 de Madrid y reunió a creadores de contenido, coloristas, editores, formadores y responsables creativos. La propuesta: convertir el “ver especificaciones” en “tocar procesos”, mostrando cómo se comportan los monitores y equipos ProArt en proyectos reales y bajo la lupa del color. La responsable de canal y trade marketing de ASUS Ibérica, Silvia Solà, enmarcó el objetivo sin rodeos: «Nuestra gama ProArt nace para cubrir las necesidades reales de los artistas digitales a través de soluciones que les garanticen un rendimiento máximo, fiabilidad de color y precisión absoluta». Es, en resumen, una declaración de intenciones: situar la conversación donde más duele y más importa, en el punto exacto en el que la herramienta condiciona —para bien o para mal— la narrativa visual que sale de un estudio.
En esa misma línea, la programación se estructuró en dos demostraciones. Por un lado, Héctor Gallego —conocido por su divulgación de VFX y su canal “Esperando el render”— desplegó flujos de simulación de físicas con Houdini apoyados por GPU, subrayando por qué la elección de la arquitectura de la máquina ya no es un detalle técnico sino un factor creativo. Gallego trabajó con referencias de series como Shōgun o Juego de tronos para explicar cómo se combinan texturas y fuerzas en CGI y por qué un cuello de botella puede sabotear un plano antes de nacer. «El ecosistema ProArt, y especialmente monitores como el ASUS ProArt OLED PA32UCDM, permiten a los profesionales de los efectos especiales trabajar con una mayor precisión en los detalles», explicó, apuntando a especificaciones que en la práctica marcan diferencias: panel OLED 4K de 31,5 pulgadas y refresco de 240 Hz. La parte “invisible” (placa base ProArt X870E Creator WiFi, gráfica ProArt GeForce RTX 5080 OC) se tradujo en tiempos de cálculo sostenidos y en iteraciones más rápidas; la visible, en un control fino de sombras y microcontrastes al previsualizar.

Por otro, Antonio Bazalo llevó la conversación al terreno del etalonaje profesional con DaVinci Resolve. Su masterclass sobre “poner a punto” un monitor para uso profesional fue una demostración en vivo de cómo cambian viveza, brillo y pureza de los colores —y, por tanto, la lectura emocional de una escena— cuando la pantalla responde con exactitud. «Disponer de monitores de alta calidad es esencial para cualquier profesional audiovisual que quiera crear historias realmente emocionales», defendió. Si algo quedó claro en la sala es que no hablamos de fetichismo técnico: el color es lenguaje, ritmo y atmósfera; y sin referencia fiable, el relato se desinfla.
Monitores como herramienta narrativa
Más allá de la exhibición de músculo, el programa puso el foco en la parte quizá menos vistosa pero más decisiva: la consistencia. En grading, la promesa de “lo que ves es lo que es” pasa por espacios de color bien gestionados, luminancias estables y uniformidad de panel. En VFX, por su parte, la precisión de las sombras determina cómo “cosen” las capas y cómo se perciben materiales, partículas o nieblas volumétricas. ProArt Creators Connect se presentó precisamente como ese lugar donde conectar la teoría con la ergonomía y la calibración diaria, con modelos que abarcan distintas ligas y presupuestos. Entre ellos se citó el ProArt Display 5K PA27JCV, destacado por su relación calidad-precio para vídeo y fotografía, así como para entornos mixtos que combinan desarrollo de videojuegos, VFX o diseño. En el extremo más exigente, el ProArt OLED PA32UCDM, orientado a flujos en los que el control milimétrico del negro y los gradientes no es negociable.

El espíritu del encuentro —y esto es relevante para una comunidad que a menudo peca de compartimentar— fue transversal. Los ejemplos de Gallego recordaron que cada decisión de hardware incide en el margen de exploración creativa: si la simulación de fluidos tarda la mitad, se prueba el doble; si la vista previa no “rompe” los negros, el ojo afina más, y la escena crece. La sesión de Bazalo, por su parte, aterrizó la disciplina del color como oficio que mezcla criterio estético, dominio técnico y protocolos de calibración. No se trata de “poner bonito”, sino de construir atmósferas que sostengan la intención del director y sobrevivan a la cadena de exhibición. ProArt, en ese sentido, puso sobre la mesa un argumento simple: si las herramientas ofrecen precisión y estabilidad, el equipo creativo puede dedicar más horas a la historia y menos a pelearse con el monitor.
El formato también jugó a favor. Al priorizar demostraciones con materiales reales y al abrir el espacio a prueba y conversación, el encuentro funcionó como “lab” y como escaparate. ASUS enmarca ProArt Creators Connect como un programa global para activar comunidad, algo que, si quiere mantenerse con credibilidad, deberá seguir enseñando procesos —no solo fichas técnicas— y poniendo a profesionales con obra encima del escenario. La marca, por lo pronto, acompañó la jornada con un repositorio de imágenes y un vídeo recap para quien quiera revisar los contenidos compartidos en Madrid.
Un síntoma del momento audiovisual
Que un fabricante apueste por un evento de este tipo en España habla del momento del audiovisual y de su tejido profesional. El auge de escuelas, másters, productoras boutique y perfiles híbridos —gente que edita, anima y corrige color en la misma semana— exige entornos de trabajo donde la pantalla no sea un factor de incertidumbre. La precisión se vuelve, paradójicamente, la puerta a la libertad: cuanta más fiabilidad, más margen para arriesgar en textura, en paletas extremas o en composiciones complejas. En ese contexto, la propuesta de ProArt se coloca como opción para estudios que necesitan homogeneidad entre puestos, portátiles y sobremesas con configuraciones alineadas y, sobre todo, monitores que respondan igual hoy que dentro de seis meses tras decenas de horas de uso.
En un mercado donde la velocidad manda, la lección de Madrid fue pausada pero contundente: el tiempo que se invierte en montar bien la mesa de trabajo —desde la placa base o la GPU hasta el perfil del monitor— vuelve multiplicado en forma de iteraciones más rápidas, decisiones más seguras y resultados más consistentes. Y sí, eso también es creatividad: despejar fricciones para que el talento mire a la historia, no al histograma.

Actualizado 15/10/2025