André Kertész (1894-1985) es reconocido por la contribución excepcional que hizo al lenguaje visual de la fotografía del siglo XX con su obra poética. El Foam de Ámsterdam le rinde tributo en la exposición Mirroring Life que podrá visitarse del 15 de septiembre hasta el 10 de enero de 2018. Esta amplia retrospectiva de su obra, examina desde sus primeros trabajos creados en su Hungría natal, así como su época en París, donde entre 1925 y 1936 fue una figura destacada en la fotografía de vanguardia, sin olvidar su paso por Nueva York, donde vivió casi cincuenta años.
En una entrevista, Kertész llegó a afirmar en una ocasión: «Todos pueden mirar, pero no necesariamente ven». Mirroring Life explora su capacidad creativa, utilizando composiciones inusuales para crear una nueva perspectiva de la realidad. Es un homenaje al fotógrafo que Henri Cartier-Bresson consideraba como uno de sus mentores.
Desde bien pequeño, Kertész se sintió atraído por la fotografía y las ilustraciones que veía en las revistas. En 1912, después de finalizar sus estudios en Administración de Empresas trabajó un tiempo como corredor de bolsa, pero esta actividad no le llenaba lo suficiente. Con el primer cheque de pago, Kertész se compró su primera cámara (una cámara rectangular ICA). Empezó a practicar de forma autodidacta y su afición por la fotografía ganó rápidamente ventaja. En su tiempo libre fotografió a agricultores, gitanos y paisajes húngaros; ya por entonces empezó a hacer composiciones ingeniosas con sus hermanos como extras.
Incluso, cuando fue llamado al ejército en 1914 para luchar en la I Guerra Mundial en el frente del Imperio Austrohúngaro, llevó consigo su cámara. Las fotografías que tomó durante la guerra parecen más un diario personal antes que un reportaje fotoperiodístico. En 1925, dejó Hungría y se trasladó a París. Más que otros fotógrafos de su tiempo, como Jacques Henri Lartigue, que se centró en su propio estilo de vida extravagante, o Brassaï, que con su ojo ‘voyeur’ capturó los cabarets y las tentaciones prohibidas del París nocturno, Kertész trabajó como un fotógrafo callejero anónimo. Observó la ciudad, tomando sus cafés y parques, o simplemente miró por la ventana de su apartamento. Fotografió a sus amigos artistas, escaparates, carteles y los símbolos que encontraba en la calle, las sombras proyectadas por los árboles, transeúntes, niños jugando, un par de gafas sobre una mesa –cosas sencillas–, pero siempre capturadas desde una perspectiva única, a través de la cual encontró la poesía en lo mundano.
El redescubrimiento
En 1936, Kertész inicia una nueva etapa en Nueva York, donde se fue a trabajar para la agencia Keystone. Tenía la intención de volver a París después de un año o dos, y dejó la mayoría de sus negativos en Francia. Sin embargo, debido a la falta de ingresos y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, su regreso dejó de ser una opción viable. Los inicios en Estados Unidos fueron mucho más duros de lo que pensaba y durante muchos años, su trabajo no fue valorado en Nueva York.
Ese reconocimiento, finalmente llegó hacia 1964, cuando John Szarkowski, el nuevo comisario de fotografía del MoMA, redescubrió su obra y organizó una exposición individual para mostrarla. La exposición fue acompañada por un catálogo con 64 fotografías. En 1963, Kertész también recuperó los negativos que había dejado en Francia en 1936, aumentando significativamente su obra agotada.
Poético
En 1984, un año antes de su muerte, Kertész donó 100.000 negativos y 15.000 diapositivas en color al Ministerio de Cultura francés. Las estampas que aparecen en la exposición que lleva a cabo el Foam provienen de esta colección. Mirroring Life presenta más de 200 fotografías, ofreciendo un panorama cronológico de la obra artística de Kertész de 70 años: el período húngaro (1912-1925), su época en París (1925-1936), el período americano en Nueva York (1936-1985 ) y el período internacional que siguió a la revaluación de su trabajo. Fue en este período final cuando André Kertész redescubrió su alma artística,realizando numerosos viajes que permitieron que su fotografía floreciera de nuevo. El trabajo más conocido y respetado de Kertész es el realizado en blanco y negro, pero la exposición también cuenta con una pequeña selección de fotografías en color. Estos trabajos raramente se han publicadoo exhibido, por lo tanto son un elemento poco conocido de su obra. A pesar de una variedad de períodos y circunstancias, temas y estilos, Mirroring Life revela la consistente aproximación poética de la obra de André Kertész.
Qué: Exposición Mirroring Life de André Kertész Dónde: Foam – Keizersgracht 609, 1017 DS Amsterdam Cuándo: Del 15 de septiembre al 10 de enero de 2018 → www.foam.org
Actualizado 12/09/2017