Ya han pasado tres décadas desde que Juan Antonio Samaranch pronunciara la célebre frase «À la ville de… Barcelona» el 17 de octubre de 1986 a las 13.32 horas. En ese preciso momento, la ciudad se convertía en la sede oficial de los Juegos Olímpicos de 1992.
El fotógrafo catalán Eugeni Gay Marín tenía por entonces tan solo 8 años. Y a pesar de su juventud, recuerda que en el momento de conocer la noticia cuando estaba en el colegio, todos los compañeros saltaron de alegría. Para la historia quedará la imagen del entonces alcalde de Barcelona, Pascual Maragall, alzando los brazos haciendo el símbolo de la victoria.
Desde aquel instante histórico hasta hoy han sucedido muchas cosas. La especulación urbanística se ha asentado con fuerza en Barcelona. Los contrastes son muchos. Por ejemplo, la capital ha perdido importante población desde 1992, mientras que en Cataluña ha aumentado un 23 %. El precio de la vivienda ha crecido 5 veces más que la inflación. 15 millones de turistas visitan la ciudad cada año. La palabra gentrificación ha entrado en el vocabulario habitual y cada vez hay mas gente que se ve obligada a dejar su barrio y la ciudad.
Es en este contexto donde À la ville de… se muestra como un juego de contrastes; un gran trampantojo que esconde un secreto en el interior de este libro-objeto que no está exento de denuncia.
Eugeni Gay realizó este proyecto entre 2016 y 2019. A través de sus imágenes, el autor nos plantea una visión crítica de la evolución de la ciudad de Barcelona desde las olimpiadas hasta hoy en día.
Eslóganes como ‘Barcelona posa’t guapa’ y ‘Barcelona la millor botiga del món’ hicieron de la ciudad un escaparate bonito, pero vacío a la vez, y donde cada vez es más difícil vivir. Con el fin de mostrar estas incongruencias, Eugeni ha fotografiado el área urbana en un recorrido que va de la periferia natural a los escaparates de Paseo de Gràcia.
Con Jordi Oms en la dirección de arte y el diseño editorial, así como la participación de El Observatorio en la edición, À la ville de… se presenta como un cuidado proyecto editorial en su forma y en su fondo.
En el diseño, queda trasladado el concepto ‘fachada’ a un libro-objeto, que esconde un engaño en su interior. «El objeto aparenta ser un libro elegante y duradero, pero cuando lo abres te das cuenta de que sólo es un gran envoltorio para un libro más pequeño, sin consistencia y con acabados sencillos», explica el diseñador Jordi Oms. Para poder leer el fotolibro, el lector se ve obligado a extraerlo de su contenedor, dejando la ‘fachada’ sin contenido.
El texto se vincula con el grafismo, lo que permite aportar ese simbolismo que intenta ilustrar esos momentos en los que la identidad de la ciudad queda diluida.
«El fotolibro muestra un recorrido que va de las áreas naturales de la periferia hasta llegar a los escaparates del centro de la ciudad. Esta progresión se vincula con la maquetación, alterando los márgenes de la página hasta llegar a la disponer las fotografías a sangre», concluye Jordi Oms.
Con el trabajo de Eugeni Gay, queda ampliada la interesantísima colección de los Cuadernos de la Kursala (con esta ya son 74 las magníficas exposiciones que se han ido acompañando de los exquisitos fotolibros bajo la atenta mirada de Jesús Micó en la programación y el comisariado de la colección).
Actualizado 13/02/2020