El Ayuntamiento de Alcover y Cerveses la Gardènia S.L – La Rosita han convocado la 3ª edición del concurso para diseñar la etiqueta de la cerveza que se elabora con motivo de la Fira de Bandolers d’Alcover.
Esta es la última vuelta de tuerca al fenómeno de los concursos de diseño. Auspiciado por el Ayuntamiento de Alcover (Tarragona) se convoca a cualquier persona –sin límite de edad– a que presente un único diseño para ilustrar la etiqueta de la cerveza La Rosita y de ese modo realizar una edición especial para la Fira de Bandolers d’Alcover.
El ganador verá su diseño impreso en las etiquetas de la edición especial y recibirá su peso -o el de un familiar- en cajas de esta cerveza hecha en el municipio de Alcover.
Lo curioso es que el concurso parece dirigido a los jóvenes ya que se ha de presentar en el Punt de Informació Juvenil y se remarca que si el ganador fuera menor de edad se le entregará la cerveza a un familiar mayor de edad. Está claro que si se es menor y se gana el premio serán tus familiares los que disfruten del mismo.
En las bases se hace mucho hincapié en que el diseño se presente pensando en la etiqueta, en la forma del troquel de la misma, con lo que queda claro que el diseño irá en la botella. Muy llamativo es que, en un giro inesperado de las bases, en el tradicional e inmoral punto donde el Ayuntamiento se queda con todos los derechos del diseño, se menciona que además el diseño se podrá utilizar durante las fiestas para el cartel de los actos o para lo que se crea conveniente.
Este formato de premio es una nueva versión de los concursos de diseño donde la sorpresa y la inventiva no deja de sorprender. En este caso es paradójico que el premio sea el peso del ganador en un producto alcohólico, ya que es un concurso pensado para jóvenes que tal vez no puedan beber alcohol. Aunque para la organización esto no es un problema ya que si el niño no puede beber se lo beberá un familiar.
En el periódico VallsDiari.cat, donde se recoge la noticia, han dejado un comentario que resume lo degradante que puede llegar a ser el tema de los concursos de diseño si se compara con otras actividades. ‘El fill del fontanero’ (El hijo del fontanero) dice:
«Mi padre es fontanero y suele tener todo tipo de clientes, entre ellos prostitutas, que como es normal necesitan también tener bidet. Aunque alguna vez le han obsequiado con preservativos siempre le han dejado claro que no pagaban con sexo porque, según dicen ellas, son profesionales y es mejor no mezclar las cosas. Pienso que el planteamiento que se deben hacer los diseñadores gráficos, después de formarse continuamente e intentar trabajar con algún ayuntamiento (el sueldo de los cuales pagamos todos) decidan ahorrar y dinamizar haciendo este tipo de propuestas que benefician a una empresa privada. ¿No piensan estos técnicos y políticos del ayuntamiento que esta práctica podría extenderse a sus salarios? Lo siento amigos, pero los diseñadores son profesionales aunque a veces parezcan ¡putas!»
No se puede resumir de una manera mejor el sentimiento que puede llegar a sentir un profesional con este tipo de prácticas.
PD: Gracias Mónica Vázquez (@monicauve) por avisarnos.