Malparlat, però ben parit [traducido, Malhablado, pero bien parido]. Así se define El Xitxarel·lo, un vino blanco joven elaborado 100% con la variedad Xarel·lo de la región del Penedès. Un vino con una singularidad, ya que luce una imagen ‘insultantemente’ irreverente. Y decimos ‘insultante’ en su sentido más literal ya que en su packaging aparecen más de 70 insultos catalanes serigrafiados en la botella.
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Albert Virgili es el diseñador y responsable de comunicación de El Xitxarel·lo (El Principiante, en su traducción del catalán), un vino de Martí Serdà, una pequeña bodega familiar cuya a intención era sacar un monovarietal de xarel·lo. Para el nombre «me vino la broma fácil de xarel·lo – xitxarel·lo», explica Albert «y de aquí empecé a estirar». Después vino el claim: Un vino insultantemente delicioso. «Tuve claro que la botella tenía que ser una pequeña enciclopedia de insultos catalanes –comenta– 77 en total, ¡y porque no tenía más espacio!».
Obviamente, al conocer el packaging de El Xitxarel·lo vienen a nuestra mente otros trabajos que han utilizado lo que hace un año aproximadamente denominábamos ‘diseño choni’ [aquí el artículo con algunos ejemplos]. Es decir, aquel que traspasa las barreras de lo políticamente correcto como una estrategia de diferenciación. Le preguntamos directamente a Albert al respecto. ¿Sigue El Xitxarel·lo esa línea estratégica? Entre risas nos contesta que desconocía esos proyectos. «No sé si ‘choni’ define a la perfección nuestro estilo, pero coincido contigo con la adopción de una actitud gamberra e iconoclasta para diferenciarse», dice Albert.
«El Xitxarel·lo quiere desmarcarse de un sector bastante casposo y repleto de ‘Condes de’ y ‘Haciendas’, para trasladar la experiencia del consumo a un terreno más desenfadado y al fin y al cabo más real para el consumidor». Y apuntilla: «Porque no seamos marqueses ni vivamos en un precioso Château a las orillas de un lago, no significa que no nos guste beber buen vino. El diseño ‘choni’ está bien, pero no puede ser gratuito ni vacuo, siempre tiene que llevar consigo una buena historia y en mi opinión no debe cruzar nunca la línea de la mala educación».
El resultado es este packaging que contiene 77 insultos serigrafiados en la botella, «donde encontramos referencias a Tintín, Dragon Ball, o el surrealismo de Magritte». Como remate, también incluye ‘el trompímetro’, un nivel que mide el estado de embriaguez conforme se va vaciando la botella.
Las siguientes preguntas que nos surgen son: ¿Cuál ha sido la reacción de la gente? ¿Han recibido bien el proyecto? ¿Alguien os ha dicho: Yeh, ¡os habéis pasado!!? ¿Este tipo de diseño ‘irreverente’ vende? Albert Virgili responde: «¡La gente está entusiasmada! La verdad es que las ventas van fenomenal y recibimos correos a diario de gente felicitándonos. No nos lo esperábamos. De hecho, lo agotamos en 4 meses, y nos quedamos sin vino antes de la campaña de Navidad. Hace un mes que hemos sacado la nueva añada y la gente está muy contenta». Es más: «Lo más jodido de todo es que ¡nadie se lo ha tomado mal! –dice Albert–. Tenemos fans octogenarios! Una señora mayor me dijo que le encantaba porque la botella le recordaba a los insultos que había oído en su casa de pequeña. Muy fuerte. Lo que en un principio estaba enfocado a un público joven ha llegado a nietos padres y abuelas».
Sobre si habrá nuevos productos en la misma línea de El Xitxarel·lo, Albert nos comenta: «La bodega lleva activa desde 1987. No es el primer vino, pero sí el primero con un concepto rompedor y una historia detrás. Y no será el último. Actualmente estamos trabajando en su hermano tinto, que tendrá un concepto y tono parecidos, pero alejado del mundo de los insultos. ¡Y hasta aquí puedo leer…!».
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+info: elxitxarelo.cat | albertvirgili.com