Una anécdota que cuenta mucho

Hace unos días se presentaba el flamante corpóreo con la palabra VALÈNCIA en la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CAC). Un objeto escultórico a semejanza de otras ciudades para que los turistas se hagan fotos y esparzan el nombre de la ciudad all around the world. Y los políticos hacían lo propio. 

Es un proyecto enmarcado dentro de la CAC que no tiene mayor trascendencia. La dirección de la CAC ha querido señalizar todos los edificios con un rótulo al pie de cada edificio y para rematar la inversión ha colocado en uno de los pasillos la palabra VALÈNCIA. El proyecto no tiene mayor trascendencia; es una anécdota a la que tampoco hay que darle mucha importancia. Dentro del turisteo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde la gente va a hacerse un selfie con los imponentes edificios de Calatrava, una foto más con un corpóreo blanco como los propios edificios ni desentona. 

Pero esta acción desvela una corriente de fondo que es difícil de ver: el proyecto se hace sin alma, sin propósito, sin proyecto… sin diseño. No hay nada más que poner unas letras y esperar que los turistas se arremolinen a su alrededor y se hagan la foto para subirla a las redes sociales y explicarle al mundo que están en… València. 

El diseño debe estar presente en todo lo público. El mensaje está lanzado desde hace tiempo y mucho más ahora desde el organismo que preside la capitalidad… pero parece que no llega a calar. Sabemos de buena mano que el atrevimiento corresponde a la dirección del CAC, aunque desde el Ayuntamiento les propusieran hacerlo de otro modo. Sé que no les gustaba la idea, pero se han hecho la foto igualmente.

Más allá de los problemas evidentes de interletraje, la tipografía utilizada es la corporativa del CAC. Una palo seco condensada sin más. Pintadadita de blanco para que no desentone en el entorno. ¡Ah! Y por las noches se ilumina con una especie de neón creando una versión outline de la misma. Muy pobre. 

¿Hacía falta algo más? Como bien decía Xavi Calvo, director estratégico de la WCD 2022, hace ahora un año: «El problema no es estético, es de relato». En este rótulo no hay proyecto, no hay nada más que poner la palabra y esperar que los turistas se fotografíen sin más.  

Sería deseable que en una ciudad con miras a 2022 todo pasara por el filtro del diseño. No se debe dejar una pieza que correrá por las redes sociales sin alma y sin nada que aportar. Hay mucho que aportar y mucho que contar en València como para dejarlo en unas letras que parecen de poliespán blanco. 

Un proyecto como este debe diseñarse y hacerse bien. Debería ser diseñado a ser posible con un fin y con alguna utilidad, que trasmita valores más allá de hacerse una foto para Instagram. Nunca debe faltar la creatividad y la idea detrás de proyectos como este. 

Hay pruebas más que suficientes en todo el mundo para mirar y hacer de espejo. Si fuéramos una ciudad sin espíritu y sin nada que contar lo entendería, pero aquí nos sobran elementos.  

Es una magnifica oportunidad perdida para poner las piedras de cómo hacer proyectos públicos; de cómo confiar en los profesionales, y crear industria y proyectos que trasciendan fuera de nuestras fronteras para que de este modo lancemos el mensaje más profundo. Aquí se hacen así las cosas. El mensaje que transmitimos ahora es el de así «de mal» se hacen las cosas. 

Esto ocurrirá más veces en este camino y, aunque considero que es una anécdota sin más (tampoco hay que rasgarse las vestiduras), es la primera piedra de lo que nos espera. Incluso en muchos organismos afines su visión del diseño todavía es muy pobre.

QUIÉN TIENE LA CULPA

Pues un poco todos. Está claro que el responsable del CAC que ejecuta está acción es el primero, aunque estará encantado cuando vea todas las fotos con el rótulo detrás de los turistas. Pero también el Ayuntamiento que no lo impide o simplemente se apunta a hacerse la foto. 

Me consta la insistencia de diferentes personas y organizaciones, como son la Capital Mundial del Diseño, que han mostrado su rechazo y señalado que ese no es el camino, pero parece que no se les escucha como debe. Los gestores públicos y los políticos todavía no creen en esto y se dejan aconsejar lo justo. Es más, diría que si les hacemos un buen examen no saben muy bien de qué va esto. 

CÓMO SOLUCIONARLO

Pues, como siempre, haciendo todo el ruido que se debe hacer cuando alguien lo hace mal. Primero habrá que exigirle a los dirigentes de la capitalidad un comunicado público mostrando su desaprobación; no todo van a ser aplausos. Aunque sea remar a contracorriente. Esto tenía que pasar y pasará más veces, pero no se puede mirar a otro lado. 

Lo mismo con la asociaciones, que deben mostrar su rechazo. Igual que se apuntan a todas las llamadas a proyecto que organiza el Ayuntamiento, ahora que se apunten a denunciar el ninguneo que significa hacer un proyecto así. Se les puede pedir, ahora sí, una carta de motivación al CAC y así también podremos ver cuales han sido sus motivos.   

A la prensa, que ponga el foco en ello y no en las nominaciones a premios irrelevantes. Los medios generalistas locales se apuntaron a la categoría diseño, pero parece que están más preocupados en hacer grande el portfolio de los diseñadores que de perseguir las injusticias públicas.

Y, por último, a todo el colectivo de diseñadores o creativos. Ahora más que nunca es el momento de utilizar nuestras armas digitales. Inundemos la red con nuestra queja y, seguramente, tanto gestores como políticos se lo pensaran dos veces antes de no hacer caso a los consejos de los que saben.

Encontremos cosas mal diseñadas y utilicemos los canales digitales para denunciarlo. Tantas horas en las redes tienen que servir para algo más que para entretenernos o mostrar nuestro portfolio. 

#valenciaasino

Que la suerte te acompañe esta semana.

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