¿Cómo mejorar la usabilidad de un proyecto web con las tipografías?

Una de las mayores preocupaciones relacionadas con la creación de páginas web es la de mejorar constantemente su usabilidad. La tipografía es uno de los elementos que tiene un papel fundamental en esta tarea, sobre todo cuando se habla en términos de legibilidad. Por eso nunca viene mal repasar algunas pautas que ayudarán a mejorar la usabilidad del proyecto web.

Tipografía para web: cómo mejorar la usabilidad de una web con las tipografías
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La usabilidad de una página web se rige por el grado en el que se cumplen objetivos de efectividad y satisfacción del usuario en un contexto específico. Y, teniendo en cuenta que la tipografía se utiliza para crear la mayoría de los de elementos de la página como títulos, descripciones, links, barras de navegación, menús, botones, listas, tablas, etc., no es de extrañar que la legibilidad sea un factor primordial dentro de la usabilidad.

Una buena tipografía web hace que los visitantes escaneen y lean fácilmente el texto del contenido, además de hacerlo más atractivo. 

Para evaluar los factores de legibilidad, a parte de tener en cuenta los aspectos objetivos y subjetivos de la experiencia tipográfica, se valora la combinación entre velocidad de lectura y comprensión. Así lo confirman algunos estudios como el que llevaron a cabo K.Larson y R. Picard (dos investigadores de Microsoft) llamado The Aesthetics of Reading.

De ahí que, tanto en términos de accesibilidad como de perspectiva general del usuario, la tipografía se considere un elemento importante. Pero ¿cómo asegurarse de que conseguiremos una buena usabilidad de la web gracias a la tipografía? Para asegurarse de que se va en buena dirección existen diversas pautas a tener en cuenta. A continuación, te contamos algunas de las más elementales:

Menos es más
A la hora de escoger las tipografías que estarán presentes en el proyecto web, hay que tener en cuenta que es recomendable usar la mínima cantidad de fuentes posible. Es preferible invertir tiempo en analizar qué fuentes son adecuadas según las necesidades del proyecto y quedarse con un máximo de dos o tres. De otro modo, la web corre el peligro de verse un tanto desestructurada y connotar poca profesionalidad. 

¿Serifas o no serifas?
Aunque en soportes impresos sea más habitual encontrarse con tipografías con serifas —debido a que los remates ayudan a guiar la mirada a través de toda la línea de texto—, para soportes digitales suele ser más recomendable usar tipografías que prescindan de ellos. En principio, su forma simplificada la hace más apropiada para pantallas permitiendo la legibilidad en tamaños pequeños. Aun así, debido a las mejoras en la resolución de las pantallas, la diferencia entre ambos tipos va diluyéndose cada vez más. En última instancia, la decisión de emplear tipografía con o sin remates dependerá del público al que va dirigido el proyecto web. Por ejemplo, no habría duda en usar tipografías sin serifa si hay un porcentaje de usuarios que emplean resoluciones pequeñas de pantalla o si se quiere evitar problemas a personas con dislexia o discapacidades visuales ya que los remates alteran el contorno de los caracteres.

El tamaño sí importa
Es fundamental asegurase de que el tamaño del texto que se utilice sea adecuado tanto en la versión de escritorio como en los diversos dispositivos móviles. No hay nada más perjudicial para la usabilidad de una página web que el usuario se encuentre con textos tan pequeños que le sean incómodos de leer —hasta el punto de obligarlo a hacer zoom— o tipografías tan grandes que haga que se ralentice la lectura. 

No abusar de la caja alta
Aunque parezca una obviedad, abusar de las mayúsculas —sobre todo en bloques de texto— puede llegar a ser muy desalentador para el usuario que quiera leerlo. Un bloque compuesto solo por caracteres en caja alta —o incluso solo en caja baja— hace complicado el proceso de identificación y comprensión de las palabras, haciendo más tediosa la lectura. 

Cuidado con el traking
Por regla general —y más si no se tienen los suficientes conocimientos tipográficos— lo aconsejable es no modificar el espacio que hay entre caracteres para que quepa más texto. El resultado de un traking negativo puede ser un bloque de texto denso y difícil de ser escaneado por el ojo del lector.

Limitar el uso del color
Al igual que la decisión de la fuente más adecuada para el proyecto web debería ser fruto del análisis de las necesidades de este, también debería serlo la decisión del uso del color en la tipografía (a no ser que lo que se busque sea diseñar una web centrada en el ugly design). Un galimatías de color puede ser bastante nocivo a la hora de presentar un bloque de texto si el objetivo es la legibilidad. De ahí a que se suela recomendar la utilización de 3 o 4 colores diferentes como máximo. Además, se aconseja evitar texto en azul —ya que los usuarios lo relacionan con textos enlazados—, o prescindir del uso del rojo o el verde debido a los problemas que puede ocasionarles a los usuarios con daltonismo. Tampoco es nada recomendable emplear colores similares para texto y fondo; cuanto más visible sea el texto, más rápido podrán los lectores escanearlo y leerlo.

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