Tendencias tipográficas en 2025: regreso al futuro

El panorama tipográfico se presenta tan heterogéneo que podría parecer casi imposible detectar tendencias predominantes, pero aun así las hay. Y de entre todas ellas, destacamos tres que pueden resumir los tiempos que corren. Evidentemente, no se trata de espacios acotados sino más bien de amplias zonas que se influencian las unas a las otras. No nos olvidemos de que, a pesar de que se persiga destacar buscando la originalidad, algo lógico y muy saludable en el ámbito del diseño, lo que sucede a nuestro alrededor influye necesariamente en lo que hacemos; además, no se puede ser disruptivo si no sabemos qué corrientes, movimientos o reglas tenemos que romper. Veamos pues qué nos depara este recién estrenado 2025 en cuanto a la tipografía. La perseverancia de las serif En primer lugar, no deja de hablarse del regreso de las serif y desde hace ya bastante tiempo venimos observando su capacidad para adaptarse a cualquier entorno y casi cualquier estética. En realidad, más que un regreso o un revival es ya una realidad bien asentada. Las sans han sido habitualmente el campo de pruebas para experimentar con la legibilidad o los límites de las formas y, en cambio, a las serif se las tenía como tipografías clásicas, serias y en cierto modo austeras que cumplían su función sin salirse del guión establecido para ellas. Pero esto ha cambiado y no son pocas las fundiciones que tras lanzar versiones adaptadas a los gustos y requerimientos técnicos del presente, han comenzado a experimentar con ellas. De este modo, las podemos encontrar como protagonistas en proyectos de branding en los que están demostrando una actitud altamente versátil, rompedora incluso, sin perder su habitual prestancia. La elegancia de lo retro Antiguo, moderno, contemporáneo o clásico son adjetivos permutables. Podría decirse incluso que, más allá de las intenciones de los diseñadores tipográficos, no hay tipografías antiguas o modernas por sí mismas, sino que es el uso que se les da lo que acaba de dotarlas de carácter y personalidad. Dentro de esto, cada época tiene sus peculiaridades estéticas y el diseño suele jugar a revivirlas de manera que resulte visualmente identificable un tiempo concreto, a la vez que contemporáneo. En este mismo sentido, como alguna vez hemos comentado, la tipografía está repleta de pasadizos que conectan unas épocas con otras, y, por lo tanto, con el presente. Siempre, por supuesto, evitando caer en el pastiche o lo superfluo; se puede ser retro y elegante a la vez. Nada más moderno que lo vintage, como observamos en buena cantidad de proyectos de branding en los que las marcas tratan de comunicar sus valores asociándolos a la estética de décadas pasadas, sobre todo los años 80, cuya idealización ha acabado por convertirse en un estilo en sí mismo. Algo así como retrobranding o branding vintage. La versatilidad como principio Otro hecho singular que venimos advirtiendo desde hace tiempo es la tendencia de algunas fundiciones tipográficas a diseñar extensas familias tipográficas que valgan para todo. Caballos de batalla tipográficos que cubran prácticamente todas las necesidades de cualquier proyecto de diseño. Dice un viejo refrán que quien mucho abarca, poco aprieta. Y esto es quizá un riesgo que no resulta ajeno a los diseñadores. No quiere esto decir que la calidad esté reñida con la amplitud, pero sí que el riesgo del que hablamos consiste en caer en un exceso de neutralidad o generalización. Por eso, el esfuerzo de los diseñadores va encaminado a realizar tipografías que a su gran versatilidad sumen personalidad y alma. El paradigma de la versatilidad son las fuentes variables, la última frontera tipográfica que ha introducido el movimiento en un universo estático. En el diseño de las variables la amplitud de pesos y estilos juega un papel primordial y la posibilidad técnica de realizar transiciones dinámicas ha abierto un camino a un nuevo espacio de creatividad que veremos expandirse en los meses y años. Las tendencias tipográficas de 2025 se pueden resumir en el encuentro entre el clasicismo de las serif y la tecnología variable, es decir, retrofuturismo tipográfico.

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