Concisas, directas y visualmente atractivas, las tarjetas de visita cumplen un cometido importantísimo en nuestro día a día. Aportar un valor añadido y reflejar nuestras mejores cualidades son sus principales objetivos.
Por eso, jugar con su formato, el material con el que está hecha y otros elementos conceptuales es un consejo del todo recomendable para generar tarjetas tan originales como útiles. Tu imaginación marca los límites, como demuestran los siguientes 10 ejemplos.
Tarjetas que, en realidad, son figuras
Una tarjeta de visita no necesita ser, precisamente, una tarjeta (valga la redundancia). Por eso, en esta reconocida compañía danesa decidieron ir un paso más allá y ofrecer a modo de presentación sus característicos muñecos lego. El resultado es tan entrañable como divertido, e incorpora detrás de cada muñeco los datos necesarios para contactar con la persona que inspira cada uno.
Tarjetas para concienciar sobre la salud
A esta óptica surcoreana se les ocurrió ofrecer a sus clientes un chequeo de su vista totalmente gratis. ¿Cómo? A través de una tarjeta que, alejándola a una distancia de un brazo, se transforma en una manera de percibir nuestra visión. Inspirada en los habituales signos que se presentan en las tablas optométricas, estas tarjetas de visita diseñadas por la agencia Black Pearl Creative son tan brillantes como resolutivas.
Tarjetas con diferentes posibilidades
Una tarjeta puede desempeñar más de una única función. Es el caso de la creada por la agencia JWT, que además de ofrecer los datos de la tienda de queso Bon Vivant, es un rallador. Sencilla, pero efectiva, esta tarjeta integrada dentro de una funda protectora refuerza la propia marca a la que sirve y ofrece al comprador o aficionado de queso un valor añadido.
Tarjetas conciliadoras
La agencia John St. consideró que, si dos personas se divorcian, es mejor evitar la discusión de quién llama al abogado. Por eso, optaron por construir para el bufete James Mahon una tarjeta que se puede partir en dos. Con una línea perforada en el medio, permite separar la tarjeta en dos mitades con idénticos datos para que cada uno de sus usuarios se quede con su respectivo trozo. Justo, desde luego, es.
Tarjetas que remiten a referentes
Convertir una tarjeta de visita en la conocida silla diseñada por Gerald Summers en 1934 es la propuesta del creativo Richard C Evans para la tienda de muebles londinense Bentply. Con una breve presentación de la marca y unas escuetas instrucciones, cualquiera podrá transformar la tarjeta en el icónico producto. Producida por el estudio Elegante Press, la pequeña silla imita a la madera contrachapada de la original.
Tarjetas que se ocultan… o no
Una tarjeta interactiva puede ser otra manera de conseguir un engagement real con nuestro público. Es el caso de la que ofrece el restaurante tailandés BBK Grill, que en lugar de tinta ha utilizado zumo de limón para trazar sus datos. Solo a través del calor los clientes podrán averiguar realmente dónde está emplazado el lugar. Menos perdurable en el tiempo por su carácter efímero pero, sin duda, llamativo.
Tarjetas que muestran más de lo que dicen
El fotógrafo afincado en Dallas Norris Mantooth quiso que sus clientes compartieran su visión sobre el mundo. Literalmente. Por eso, su tarjeta de visita emula una cámara a través de la cual todo se aprecia de manera distinta. Con su originalidad demostrada ya en este ámbito, solo quedaría comprobar lo creativa que son sus imágenes.
Tarjetas tan coloridas como útiles
En algunos sectores muy competitivos resulta difícil resaltar. Por eso, la maquilladora Yuka Suzuki decidió hacer algo tan curioso como funcional: incorporar ganchos de pelo en sus tarjetas de visita. Y no de cualquiera manera, sino introduciéndolos como un ficticio cabello de colores sobre una figura. Además de conocerla, sus clientas pueden utilizar su tarjeta con fines realmente funcionales. Un trabajo detallista y amable.
Tarjetas con consejos
Si tienes dudas sobre cuándo debes invertir en acciones de bolsa, y cuando venderlas, necesitas a un asesor financiero. Pero no a cualquiera, sino a Franco Caligiuri, que a través de su personal tarjeta de visita evidencia saber mucho sobre el tema. La creatividad de la agencia Rethink Canadá se plasma con frescura en esta tarjeta con doble cara que resulta divertida a instructiva a partes iguales.
Tarjetas que dejan huella
Una empresa especializada en vinos no podía pedir menos. Unas tarjetas de visita totalmente personalizadas con la prestigiosa bebida fue la ocurrencia que el estudio Caserne diseñó con tal fin. Para ello, utilizaron el contorno de una del pie o base de las clásicas copas de vino. Un elemento sutil y elegante que aporta el punto de color en unas tarjetas de visita caracterizada por su correcta sobriedad.