Muchas compañías se transforman con el paso del tiempo por diversos motivos. Pero lo es cierto que últimamente estos cambios surgen de la necesidad de adaptarse a una nueva sociedad con nuevas necesidades y, también, como respuesta a los avances que se solapan en comunicación, tecnología y ciencia.
Entonces, ¿qué ocurre cuándo una compañía muta en un periodo relativamente corto de tiempo? Desde el punto de vista del branding, en estos casos es fundamental que la corporación exprese su transformación y que lo haga de una forma nítida hacia sus públicos. Este es el caso de la compañía química y farmacéutica Merck que en 10 años se ha convertido en un grupo global y puntero tecnológicamente, lo que desencadenó un proceso de rediseño de su identidad hace un año.
Grandes retos y grandes cambios
Merck fue fundada en Alemania en 1668, así pues, se trata de la corporación más antigua del sector. Sin embargo, su espíritu es joven porque siempre ha liderado los cambios tecnológicos. Karl-Ludwig Kley, CEO de Merck, explicaba que han pasado de ser un simple proveedor de empresas farmacéuticas y químicas, a una empresa tecnológica en la que se combina alta especialización biofarmacéutica y científica que ofrece soluciones a las megatendencias de salud y digitalización. Este planteamiento, un enorme cambio para una compañía que nació con un carácter local y secundario, era fundamental que se diera a conocer y así fue como Merck y Future Brand trabajaron unidos para expresar la nueva esencia de la compañía y para convertirla en una marca memorable y unificada.
La nueva identidad de Merck
Future Brand trabajó bajo la premisa creativa “ciencia y tecnología dinámica”. Esta idea cobró vida gráfica fijándose en el infinito mundo que se abre al mirar por un microscopio (texturas, colores, movimientos, formas…) Todo ello dio lugar a una marca que mezcla cierto carácter digital con cualidades orgánicas y que, en conjunto, resulta original y muy llamativa.
También se diseñó una tipografía propia inspirada en formas fluidas y que, según explica el equipo de diseño, “equilibra el arte y la ciencia”. Por otra parte, la nueva gama cromática de Merck y el símbolo con la inicial M aportan una personalidad innegable a la corporación. Todos los elementos tienen un carácter marcado y diferencial, generando un lenguaje único que llama la atención y que, sin duda, se recuerda.
Tanto la nueva tipografía de Merck como las formas de su nuevo estilo visual parecen casi aleatorias evocando un carácter natural y orgánico.
Para Karl-Ludwig este rediseño tan radical comunica «la nueva dirección de Merck, reconocible en todo el mundo y para eso, nos centramos en una identidad joven y atractiva». Y, realmente lo hace, porque se aleja del conservadurismo al que nos tiene ya casi acostumbrados las grandes compañías internacionales.
Aunque podemos pensar que esta nueva identidad es un cambio inesperado y poco reflexionado, parece que era lo que buscaba Merck ya que Axel Löber, Director de Marca y de Estrategia de la compañía, afirma que «pedimos al equipo de Future Brand que fuera atrevido y ellos respondieron con estilo e inteligencia». Así que el entendimiento entre las dos partes del proyecto fue total ya que es una de los proyectos de rebranding más impactantes que hemos visto últimamente y que ya lleva un año implementándose con éxito.
Actualizado 02/11/2016