El phubbing o ningufoneo telefónico se ha convertido en una realidad más extendida de lo que pensamos en nuestras vidas. ¿Quieres saber si lo practicas? Piensa: ¿Cuántas veces miras tu móvil o estás pendiente de tu smartphone cuando estás en una conversación cara a cara con otra persona?
Dependencia, ansiedad, pérdida de control, insomnio, conductas aditivo-compulsivas… Cualquiera puede pensar que estamos hablando de una clínica de desintoxicación de drogas, alcohol o ludopatía. Pero nada más lejos. La adicción a la que nos referimos es a la de nuestro teléfono móvil.
Tan solo tenemos que comprobarlo en nuestro día a día. El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nosotros mismos. Nos acompaña allá donde vamos: en una cena con nuestra pareja, un concierto, nuestras vacaciones en el lugar más recóndito del mundo, en el tiempo de ocio con nuestros hijos, en el metro o el autobús, en los hospitales… Da igual donde estemos, no podemos vivir sin ese dispositivo que se ha convertido en un tirano de nuestro tiempo.
Científicamente, esta nueva adicción por estar hiperconectados y que surgió con la democratización del smartphone, ya tiene nombre el phubbing o ningufoneo telefónico. Mientras que ese miedo irracional a habernos olvidado el móvil y no llevarlo con nosotros se llama nomofobia.
Exactamente, ¿qué es el phubbing?
El término phubbing nace de la combinación de los términos ingleses phone (teléfono) y snubbing (ignorar). Por tanto, podría entenderse como la acción de ignorar a las personas que nos rodean y lo que hay alrededor de nuestro propio entorno por utilizar el móvil. El problema radica en que se ha convertido en un acto muy común, no solo en adolescentes y niños, sino también en adultos.
¿Cómo nos afecta como personas y como creativos?
Vivimos en una sociedad hiperconectada. Y es cierto que, en la profesión creativa, una parte importante de nuestro trabajo consiste en estar al día de todo lo que sucede en nuestro entorno.
Por un lado, a nivel profesional, las redes sociales nos sirven como medio de difusión y promoción que debemos fomentar y alimentar constantemente. Por otro lado, en nuestra esfera más privada, no podemos olvidar que somos seres gregarios y, como tales, necesitamos sentir esa pertenencia constante a un grupo. Y ahora con los dispositivos móviles y la tecnología, esas dos facetas de nuestras vidas están sobrecubiertas.
Nuestras vidas pivotan hoy alrededor de un dispositivo tecnológico, el teléfono móvil, alegando que nos permite estar más conectados y hacernos la vida más fácil.
Tenemos aplicaciones para todo: para saber el tiempo que va a hacer, si hay tráfico en nuestra ruta hasta el trabajo, para reservar un hotel en nuestras vacaciones, para comprar nuestra comida online sin tener que movernos de casa, para monitorizar y ser más productivos en el trabajo. Incluso hay aplicaciones para relajarnos y evitar el burnout después de un día de estrés.
También hay redes sociales de todo tipo: profesionales, para ligar, para inspirarnos, para ‘hacer amigos’…
Entonces, si tenemos todas estas oportunidades de crecimiento personal y profesional a través de nuestro móvil, ¿por qué ahora es un problema?
Consecuencias del phubbing en el trabajo creativo
Es cierto que en el trabajo creativo, el móvil es también una herramienta más. Pero no hay que perder de vista que una cosa es el uso y otra muy distinta es el abuso.
Según un estudio de Dialogando, la web de Telefónica que apuesta por el uso racional y seguro de Internet y la tecnología digital, el 62% de los españoles confiesa que a través del móvil consigue aislarse e ignorar todo lo que hay a su alrededor, ya sea en el trabajo, en casa, incluso en reuniones o fiestas.
Además, hay un aspecto del que muchas veces no somos conscientes. Las relaciones humanas cara a cara se pierden a favor de las comunicaciones a través de la pantalla. Una de las consecuencias del phubbing es que la comunicación ya no es lo principal. Es paradójico, pero un dispositivo que nació para poder hablar y comunicarnos, ahora ha perdido su función principal.
El hecho de intentar hablar con otra persona y sentir que estás ante una pared que no escucha porque está pendiente de los mensajes de su pantalla es sumamente irritante. Estas situaciones de phubbing son más comunes de lo que nos gustaría. Incluso, podemos verlas en reuniones de trabajo o con un cliente.
Visto el problema, el siguiente paso sería, ¿cómo evitar caer en la ignorancia por la adicción a una pantalla y evitar el phubbing?
Desintoxicación digital
El primer punto a tener en cuenta para evitar el phubbing es tomar consciencia de la situación. En este sentido, debemos salir de nuestro propio universo, observar y empatizar más con las personas de nuestro entorno. Para evitar el phubbing es imprescindible que aprendamos a utilizar el móvil. Establecer o autoimponernos unas reglas o límites de uso son algunos pequeños pasos. Algunos consejos que ofrecen los profesionales son:
- Vuelta a lo analógico. La pantalla del móvil es lo primero que miramos cuando nos despertamos y lo último antes de irnos a dormir. La melatonina, la hormona del sueño, se activa en la oscuridad. Por tanto, si sufrimos de insomnio, el brillo de la pantalla es el peor aliado para conciliar nuestro sueño. ¿Qué tal si pensamos en otras opciones, como por ejemplo recuperar nuestro antiguo radiodespertador?
- Desactivar las notificaciones. Por otro lado, cada vez que recibimos un mensaje con una notificación, le estamos enviando impulsos a nuestro cerebro que le obligan a activarse y ponerse a trabajar. A veces estamos saltando de tarea continuamente. No nos concentramos, nuestra atención va a saltos y acabamos comentiendo errores. Debemos limitar las vibraciones y notificaciones si realmente queremos ser productivos en nuestro trabajo y desconectar en nuestro tiempo de descanso.
- Desterremos el móvil. Hay empresas en las que ya han optado por crear un parking de móviles como una solución que evite ese robatiempos. Dejarlo en otra habitación o en un cajón durante cierto tiempo son otras opciones. Además de ponerlo en práctica en el trabajo, deberíamos plantearnos hacerlo más en las comidas con la familia, las reuniones con amigos y otras actividades de grupo.
El móvil, ¿aliado o enemigo?
Como en todo en la vida, no se trata de todo blanco o todo negro. Siempre hay muchos matices y el secreto está en encontrar el equilibrio. La tableta, el móvil y el portátil se han convertido en nuestros aliados para nuestro tiempo de trabajo (muchas veces, también de ocio), pero también en nuestros enemigos para disfrutar libremente de nuestro tiempo fuera del horario laboral. A veces, es inevitable cuando tenemos algún fuego pendiente por apagar en la oficina. Pero es conveniente acotar un tiempo del día para este tipo de trabajos y que si hay más personas implicadas, sepan también esa disponibilidad horaria.
Esta panorámica del phubbing nos obliga sin duda a reflexionar sobre nuestra actitud ante la tecnología y la comunicación con las personas. Y especialmente, nos lleva a la necesidad de posicionarnos para mejorar nuestros hábitos digitales. Si aún tienes dudas acerca de todo esto, hay plataformas como Stop Phubbing que ofrecen consejos para hacer un uso más racional y evitar la adicción a la tecnología.