Una nueva herramienta basada en inteligencia artificial promete acabar con un problema que todos los diseñadores y creativos hemos sufrido alguna vez: imágenes de mala calidad que no dan la talla. Funciona online, es sorprendentemente precisa y está empezando a colarse en los flujos de trabajo de fotógrafos, diseñadores gráficos, ilustradores y creadores de contenido.
¿A quién no le ha pasado? Ese logo que el cliente te envía a 72 ppp en un JPG comprimido de WhatsApp. Esa foto antigua que necesitas recuperar para una portada. Un render que, por lo que sea, no tiene la resolución adecuada. O un cartel encontrado en internet que quieres reutilizar como referencia y que, al ampliarlo, se convierte en una maraña de píxeles y artefactos.
Hasta ahora, las opciones para solucionar este tipo de problemas eran limitadas. O bien te lanzabas a rehacer el archivo desde cero —horas de trabajo—, o bien tirabas de filtros, desenfoques y trucos poco satisfactorios que maquillaban, pero no resolvían.
La nueva herramienta que hemos probado en Gràffica parece cambiar las reglas del juego. Funciona íntegramente online y permite ampliar imágenes pequeñas a resoluciones sorprendentemente altas, con un nivel de detalle que hasta hace poco parecía imposible. Y no estamos hablando de un simple reescalado: reconstruye texturas, rellena detalles e incluso suaviza artefactos de compresión como si nunca hubieran existido.


IA que entiende la imagen
La clave está en cómo procesa los datos. A diferencia de los algoritmos tradicionales de interpolación —que básicamente duplican píxeles para hacer la imagen más grande—, esta herramienta utiliza modelos de inteligencia artificial entrenados en millones de imágenes. Lo que hace es “imaginar” cómo debería ser la imagen en alta resolución, rellenando los huecos con datos plausibles y coherentes.
Los resultados son especialmente buenos en fotografías, retratos y objetos, pero también funcionan de forma notable con tipografía, gráficos, texturas y elementos vectorizados convertidos a mapa de bits.
En nuestras pruebas, hemos subido desde imágenes antiguas de archivos digitales hasta capturas de pantalla de baja calidad, y los resultados han sido sorprendentes: líneas limpias, detalles recuperados y una nitidez que, en algunos casos, roza lo mágico.

Más allá del Photoshop
Sí, existen funciones de ampliación en Photoshop o en software como Topaz o Gigapixel. Pero lo que destaca aquí es la simplicidad del proceso. Subes la imagen. Eliges el nivel de ampliación. Procesa en segundos. Descargas. No hay que ajustar parámetros, ni entender curvas de aprendizaje, ni instalar nada.
Además, funciona por suscripción o mediante créditos de uso, lo que lo hace flexible tanto si lo necesitas puntualmente como si lo quieres incorporar a tu día a día profesional.
¿Para quién es?
Para cualquiera que trabaje con imágenes. Diseñadores gráficos, editores, creativos publicitarios, ilustradores, fotógrafos, creadores de contenido, desarrolladores de videojuegos, profesionales del metaverso o del 3D… Cualquiera que, en algún momento, se haya topado con ese muro: “esto no tiene suficiente calidad”.
Sirve para preparar imágenes para impresión, para mejorar archivos que solo existen en baja resolución o para recuperar material antiguo. Y también para quienes trabajan en el entorno digital pero necesitan outputs de mayor calidad para redes, vídeos, presentaciones o incluso NFTs.

No es magia, pero casi
Por supuesto, tiene límites. Si la imagen está completamente destruida, o si faltan datos esenciales (un logo a 20×20 píxeles, por ejemplo), no hace milagros. Pero donde hay información, la mejora. Y mucho.
Este tipo de herramientas plantea, además, una reflexión interesante: la IA ya no es solo un generador de imágenes nuevas, sino también un restaurador de imágenes existentes. Una especie de Photoshop automático, que en cuestión de segundos hace tareas que antes requerían tiempo, paciencia y mucha técnica.
Nos guste más o menos, este tipo de procesos empieza a formar parte de la caja de herramientas del diseñador contemporáneo. Y, sinceramente, todo apunta a que va a ser difícil vivir sin ella.