Milagros Caturla (Barcelona, 1920-2008), considerada la Vivian Maier barcelonesa, capturó con su cámara el día a día de la sociedad creando un retrato de la ciudad, que permite recrear la historia de Barcelona. Las fotografías de Caturla, al igual que las de la fotógrafa estadounidense, permanecieron ocultas durante años.
A causa de su gran pasión por la fotografía, el 26 de octubre de 1957 Milagros Caturla ingresó en la Agrupació Fotogràfica de Catalunya con el número de socia 1859, aunque en esa época, a una mujer no se le permitía pasar del estadio de amateur.
Durante los años 50 y 60 surgió un grupo de mujeres que reivindicaron su derecho a ser fotógrafas, entre en las que se encontraba Milagros Caturla. Carmen García Pedrosa, componente de este grupo, le contó a la historiadora de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya (AFC), Victòria Bonet, que cuando salían a la calle con sus cámaras, las insultaban, gritándoles que se fueran a sus casas a lavar los platos.
Sin embargo, la AFC intentó desde el momento de su nacimiento en 1923 tener un grupo femenino. Mercè Villamur y Paulina Macià se apuntaron en 1924, pero el proyecto no cuajó. A pesar de ello, en 1956 se organizó «curso de fotografía femenina» para promover que las mujeres se pusieran detrás de la cámara.
Al contrario que otras fotógrafas de la época de los 50, Caturla no solía firmar sus fotos; a pesar de que fue ganadora de varios premios de fotografía. El 3 de agosto de 1961 ganó el 5º premio con la obra ‘Recela’ en el XVII Salón Nacional de Arte Fotográfico (Vilanova i la Geltrú) y el 11 de agosto de 1962 ganó el 3º premio con la obra ‘Faces’ del XVIII Salón Nacional de Arte Fotográfico (Vilanova i la Geltrú).
El anonimato de las fotografías de Milagros Caturla comenzó a desvelarse a partir del año 2001, año en el que Tom Sponheim compró un sobre con negativos en el Mercado de Los Encants durante su visita a Barcelona. Al comenzar a revelar los negativos descubrió fotografías de los años 50 de gran calidad y decidió descubrir el autor de las mismas. Para ello creó una página de Facebook bajo el nombre de ‘Las fotos perdidas de Barcelona’ con el objetivo de rendirle homenaje al artista anónimo.
«En 2001 compré unos sobres llenos de negativos en un mercadillo de Barcelona. Cuando regresé a EE. UU. descubrí que eran fotos creadas por un fotógrafo muy talentoso y desde entonces intento descubrir quién fue», Tom Sponheim
Sin embargo, como explica El Periódico, la fotógrafa Begoña Fernández ha sido quien ha desvelado la autoría de esos negativos, recopilando la historia de esta fotógrafa anónima. Los salones fotográficos, unos concursos para aficionados, han sido el hilo que han permitido a Fernández desvelar la identidad de la fotógrafa.
Begoña Fernández tenía la sospecha de que se trataba de una mujer debido a que varias de las imágenes habían sido realizadas en una escuela donde únicamente aparecían niñas, y en aquella época era difícil que un hombre hubiera traspasado esa frontera. Esta hipótesis se confirmó al descubrir en la prensa del momento la convocatoria de un concurso de fotografía exclusivo para mujeres, en la que figuraba el nombre de la escuela.
Milagros Caturla murió en 2008, sin que sus fotografías hubiesen recibido el reconocimiento que tienen actualmente. Así, Caturla recibe el nombre de la ‘Vivian Maier barcelonesa’ debido a la capacidad de sus fotografías de retratar la sociedad y situación de la ciudad en los años 50 y 60, permitiendo reconstruir cada detalle de aquella época: la situación económica, los hábitos, las creencias, etc.
Si quieres disfrutar de la obra de Milagros Caturla, sus fotografías están expuestas desde el pasado 19 de mayo en el Festival Revela’t en Vilassar de Dalt, Barcelona.