La neozelandesa Klim Type Foundry presenta Mānuka, de Kris Sowersby, una extensa y rotunda tipografía formada por tres familias y 21 estilos.
Mānuka empieza con un misterioso espécimen de tipografías de madera realizado en Alemania a mediados del siglo XIX encontrado en la red por un diseñador tipográfico en busca de inspiración. En sus páginas se esconden verdaderos tesoros tipográficos. Se trata de un catálogo de tipos de madera de Will & Schumacher, de Mannheim, sin fechar, que se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Gante, y cuyas páginas digitalizadas se pueden consultar aquí.
Los vestigios de la producción tipográfica en madera durante el siglo XIX en Europa son muy escasos, lo que convierte al documento de Mannheim en una fuente de información de incalculable valor. (https://klim.co.nz/blog/case-will-schumacher/)
El diseñador tipográfico Kris Sowersby, después de reponerse del sobresalto del descubrimiento, comienza a analizar, escudriñar, diseccionar. Es la semilla de una resurrección. Una operación de alta precisión técnica y conceptual: cómo trasladar el espíritu de la madera a una tipografía digital que funcione en las pantallas del siglo XXI. El trabajo del diseñador —y de todo el equipo profesional que trabaja en la elaboración de una familia tipográfica digital de calidad— en absoluto se limita a elaborar un clon digital; las herramientas de una y otra época, los usos y costumbres, vuelven imposible la imitación. El encanto irresistible de la tosquedad e imperfección de las letras decimonónicas del catálogo (en lo que se refiere a su realización, no a su concepto, que, en algunos casos, muchos, resulta refinado y exquisito), su ausencia de correcciones ópticas o rebasamientos, no tienen lugar en la ciencia tipográfica actual. De manera muy expresiva, Sowersby define el espécimen como «un puñetazo tipográfico en las tripas».
Recorriendo las páginas del sorprendente y abigarrado espécimen, en el que conviven grotescas rounded, egipcias, italianas o decorativas tridimensionales, salta a la vista la audacia de los diseños —estamos en los albores de las sans serif, casi un siglo antes de la aparición de la Helvetica—. Es como mirar por el ojo de la cerradura a las bisabuelas, entonces adolescentes, de las letras de la actualidad. La rotundidad y el tamaño de buena parte de las fuentes responde a la necesidad mercadotécnica, ya acuciante por aquel entonces, de llamar la atención del público desde carteles contundentes y audaces.
Las fuentes del catálogo de Will & Schumacher no tienen nombre, tan solo están numeradas, y a Sowersby le llamaron la atención las número 254 a la 263, unas sans serif condensadas, poderosas, urgentes, de marcada verticalidad. Las condensadas tienen su origen en que al ser más estrechas caben más palabras por línea. Y en ellas estaba la semilla.
Mānuka surge pues de una genealogía que en parte permanece oculta, pero que alberga una enorme riqueza tipográfica. Especímenes y carteles no están concebidos para perdurar en el tiempo, son objetos comerciales cuyo tiempo es el presente. De ahí que el trabajo de Sowersby cobre un valor añadido al inscribirse con tanta claridad en esa tradición de la madera.
Mānuka está compuesta por tres familias, regular, condensada y slab, cada una de las cuales cuenta con siete estilos que van desde thin hasta ultrablack.
Quisiera destacar un aspecto referente a la creación de una tipografía digital tan extensa y rica como Mānuka, y que cada día es más común: el trabajo en equipo. Generalmente se destaca la labor del diseñador que firma el proyecto, pero la tipografía ya no es ese trabajo solitario e individual, aunque el papel del diseñador o diseñadora en absoluto se diluye en una autoría múltiple. Las nuevas necesidades y exigencias del ámbito digital precisan cada vez más de colaboraciones entre especialistas en las distintas vertientes del diseño tipográfico. En el caso concreto de Mānuka, el equipo está formado por cuatro personas, donde Sowersby ejerce de diseñador en jefe, y en el que destaca la labor de la barcelonesa Noe Blanco a cargo de la producción tipográfica.
Mucho ha evolucionado la industria tipográfica durante el siglo y medio que separan el catálogo de Will & Schumacher de Mānuka, pero la esencia sigue siendo la misma: la magia de las letras bien hechas.