MacDiego, l’enfant terrible del diseño valenciano, doblemente al desnudo

Quienes conozcan a MacDiego, pensarán que el titular es una obviedad. No es la maja de Goya, pero su afición al desnudo es desde hace décadas sobradamente conocida entre el círculo de diseñadores y otra fauna variada de la cultura en Valencia.

MacDiego, l’enfant terrible del diseño valenciano, al desnudo

Lo suyo es la provocación, algo que le sale de forma natural, como quien bosteza o toma aire para respirar. Pero la obviedad de este titular no es tal cuando sabemos que el desnudo al que nos referimos no tiene que ver con sus partes pudendas (aunque también), sino con la historia que se esconde detrás de él y que ahora destapa MacDiego en el libro La vida es corta, ¡desperdíciala!

«Digamos que vivo en un entorno en el que gusta mucho el soporte libro, con un montón de amigos a los que les gusta publicar libros buenos. Entonces, llegó un momento en el que me sentía, por decirlo de algún modo, como el ‘tonto de la panda’. Con lo que en algún momento tenía que reunir todas esas tonterías que almaceno y contarlas de alguna forma; y el soporte papel me era muy atractivo», nos explica Diego Ruiz de la Torre Gómez de Barreda, mayormente conocido como MacDiego.

Hablar de autobiografía son palabras mayores. Una buena parte del libro la han escrito otros –hijos, familiares, amigos y grandes colegas del diseño, la ilustración, el cómic, la música, etc.–para entre todos, ir componiendo ese puzzle o mejunje inclasificable y adorable al mismo tiempo que es MacDiego. Porque una de las grandes proezas de Diego es esa, liar a cuanta más gente mejor para hacer algo bajo su batuta.

«En un momento, el libro iba a ser una recopilación de un montón de trabajos que he hecho a lo largo de mi vida para entrevistas, publicaciones, colaboraciones, etc., que creo que no estaba mal y que no siempre había estado bien publicado o enseñado», cometa. Pero el azar llamó a su puerta y todo cambió de repente:

«Tuve la suerte de que me atropellaran y al pasar unos meses de hospital y de rehabilitación, tenía mucho tiempo libre para pensar cómo hacerlo. Y mientras todo esto ocurría, a mí se me ocurrían cosas nuevas.

«De forma que, lo que en un principio iba a ser una recopilación casi de trabajos antiguos, se ha convertido en que esta parte solo sea un 15% del libro. Todo el resto del material es nuevo o cosas que tenía aparcadas que las he terminado. Eso por un lado, por lo que el libro es relativamente nuevo y joven».

Y por otro lado están las colaboraciones de gente a la que yo quería meter. Cada vez que me encontraba por la calle con un amigo le decía: ‘Estoy haciendo este libro. Oye, ¿qué no me escribirías una intro?’. Y el caso es que me decían que sí, pero yo tampoco les hacía mucho caso por aquello de que yo no soy nadie y posiblemente pensaran que era una encerrona», comenta.

«Mi grata sorpresa fue, que cuando llegó la fecha de entrega que les dije, para finales de marzo, empecé a recibir correos con esas intros. Y lo que iba a ser dos o tres intros en el libro, ¡se ha convertido en 25 introducciones de gente que habla de mí!», comenta entre risas.

«Y lo mejor es que todos han hablado muy bien de mí. Tanto que incluso a algunos le he dicho: ‘oye, por favor, habla más mal de mí, pélame, ponme verde, porque yo voy a sacar de todos vosotros lo que me dé la gana’. Pero al final hay textos muy bonitos y decidí ponerlos todos y así se ha quedado».  

¿Qué tal un poquito de locura MacDiego en nuestras vidas?

El universo personal de MacDiego se mezcla con su universo profesional. Todo es parte de un mismo ente; una gran célula que se reproduce, interactúa e impregna de su ADN a los seres más adyacentes. Y de eso va La vida es corta, ¡desperdíciala!

Nacho Lavernia, Pepe Gimeno, Xavi Calvo, Modesto Granados, Boke Bazán son algunos de los diseñadores que se han dejado impregnar un poquito de la locura MacDiego. Cada uno de ellos tiene una pequeña batallita que contar acerca l’enfant terrible del diseño valenciano en esta nueva aventura en forma de libro.

Además del diseño, la vida personal y profesional de Diego no se entiende sin la ilustración y el cómic, algo que queda reflejado en el libro.

En 1995 fundó junto a Paco Camarasa su propia editorial de tebeos, Joputa CB, que posteriormente pasaría ser Edicions de Ponent. Dos años más tarde fundaría La Guillotina, la primera galería dedicada a originales de cómic íntegramente y se lanzaría a la edición de la revista gratuita Ganadería Transhumante. Proyectos, todos ellos, en los que MacDiego siempre ha sabido contar con la mejor compañía de colaboradores y amigos.

De ahí que en el libro no solo cuente con texto, sino también con la narración en viñetas de figuras como Paco Roca, Gallardo, Max, Sento, Calpurnio, Paula Bonet y Mauro Entrialgo, entre otros. Dibujantes e ilustradores nos cuentan en primera persona y a través de sus dibujos, las situaciones más caóticas y disparatadas en las que se vieron envueltos junto al protagonista de este libro. Algunas de estas situaciones son tan descabelladas que algún lector puede llegar a pensar: ‘bah, eso es leyenda urbana’. MacDiego ni niega ni afirma:

«Pienso que mi vida es la más sosa y la más aburrida del mundo. Y es la forma de verla los demás lo que hace que sea entretenida. Entonces, muchas cosas son mentira, pero son tan bonitas que yo no voy a desmentirlas».

«Si me concentro mucho y lo pienso mucho, sé que ese día estaba yo aburrido en casa viendo una telenovela. Pero es tan bonito lo que cuentan que quiero que sea verdad y me las apropio. Eso es lo que conforma mi vida. La vida de MacDiego es más lo que los demás creen, y no lo que de verdad es. Y bueno, es una forma de contarla igualmente válida».

Dicho esto, también es necesario decir que el libro que engancha. Cada historia de La vida es corta, ¡desperdíciala! es una pequeña píldora que impulsa a conocer más acerca del personaje –siempre que uno esté a prueba escatología variada y comentarios libidinosos–.

La afición al desnudo

El libro incluye (cómo no) unos 50 desnudos de MacDiego. Sobre esa tendencia al exhibicionismo le preguntamos:

«Si Nacho Vidal se denuda, ¿por qué no lo voy a hacer yo?», sentencia. «Yo creo que todos los cuerpos son perfectos. Uno de los misterios de la humanidad y de la naturaleza es cómo se mueve un gusano, una mosca y cómo se mueve una persona humana. Es un milagro, cómo la piel hace que todo se quede sujeto y no se desperdigue. Y a partir de esa premisa, desnudarme por fuera me es como muy sencillo. Porque además crea como una sonrisa, provoca cierto rubor en el que mira, que al final el problema es de ellos, no mío, porque yo soy feliz con lo que tengo», sentencia. «Además, si luego los lees y te metes en el libro, ves que esos desnudos están bien puestos. Hay un por qué esa imagen está puesta».

«Y luego está el desnudo interior, pero que es tan ridículo… Ese desnudo interior, no es porque yo piense que soy mejor persona que cualquiera que hay a mi alrededor. Mi única diferencia es que yo intento verlo desde un punto de vista del humor».

Menos desnudo y hablemos de tu libro. ¿Por qué recomendarías su lectura?

«Es un libro sin complejos, sin ganas de comerme el mundo. Es un libro muy directo y muy humano, para sacar una sonrisa. Y también porque tiene muchos fallos, pero de ternura; no son fallos que te hagan cabrear. Y compartir este tipo de historias es bonito y si me ha quedado bien es un poco por este punto de vista».  

Y sobre la posibilidad de segunda parte: «¿Por qué no?», dice. «Desde esta perspectiva, podría haber una segunda o hasta una sexta parte. Cada vez que pasas una página no sabes lo que te vas a encontrar y es un in crescendo. Espero que el final esté muy lejos todavía, porque tiene la capacidad de sorpresa y de que la gente disfrute, que es lo que realmente busco. Entonces, por qué no».

«Yo no soy nadie en el mundo de la literatura, de la creatividad ni en nada, pero sí soy alguien para mí y este libro me pega unas inyecciones que se las recomiendo a todo el mundo, claro que sí».

«Y luego es que ha tenido buena aceptación. Todo el que lo coge y lo lee dice: ‘bueno, otra locura más de MacDiego’, pero la respuesta en general ha sido: ‘qué bien me lo he pasado, qué chulo y qué maravilla’.

Y del diseño, ¿qué ha sido?, se preguntará más de uno. MacDiego nos confirma que ahora tiene varios frentes abiertos: exposiciones, catálogos, proyectos del mundo del tebeo… Pero esa es otra historia, de la que ya hablaremos en otro momento.  

La vida es corta, ¡desperdíciala!

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