Actualizado 06/08/2019
La experiencia de usuario está en el punto de mira de las compañías tecnológicas. Microsoft y Google están apostando por recorrer un camino concreto, pero Apple, sin embargo, continúa alejándose de las expectativas de los usuarios.
Experiencia de usuario. Este concepto, habitualmente comprendido bajo su término en inglés (UX, User Experience), cada vez cobra más importancia entre los grandes gigantes tecnológicos. Ha llegado para quedarse; para algunos, eso sí, más que para otros. Y, mientras que Microsoft y Google, además de tratar de unificar su estética y diseño, están haciendo lo propio con la relación con el usuario, Apple sigue atrincherado en su manera de hacer cosas.
El Android de Google se considera el sistema operativo móvil más utilizado en el mundo. En España, y según datos del año 2018 recopilados por Computer Hoy, el 88.08% de los smartphones que se usan en España son Android; el 19,32%, iPhone. La batalla entre ambos sistemas operativos no es nueva, pero sí lo es la impresión de que Google (o Microsoft), a diferencia de la compañía de la manzana, están avanzando a pasos agigantados en este terreno.

Las cifras se hacen más que comprensibles si se tienen en cuenta factores, además, como los siguientes: muchísimas (por no decir la mayoría) de televisiones utilizan Android; y pasa más de lo mismo en el ámbito automovilístico (imposible no pensar en los sistemas de navegación y Google Maps). Y no solo Google ha apostado fuertemente por la experiencia de usuario. Microsoft, tras cinco años sin rediseñar sus productos y servicios, sorprendía en noviembre de 2018 con una nueva versión de los iconos del entorno Office; por no hablar, por otro lado, de su Fluent Design, su apuesta (más o menos exitosa) para mejorar su interfaz gráfica. Estar presente en muchos soportes y (re)examinarse para ver hacia dónde se dirigen las demandas del mercado parecen haber sido alguno de sus triunfos.
Apple, sin embargo, no ha trascendido tanto como han hecho sus rivales. Fabricar y controlar el software de sus propias máquinas hace que la compañía pueda ser (y sea) especialmente escrupulosa con lo que produce (algo que sí les permite, por otro lado, tener una excelente relación con los periféricos a diferencia de sus homólogos, que dependen de los fabricantes); pero, al mismo tiempo, la convierte también en poco útil (o práctica) al abordar esta experiencia de usuario, que difiere y cambia según los dispositivos utilizados.
La mayoría de las empresas han acabado migrando a un sistema dual. No obstante, Apple sigue manteniendo sus sistemas iOS y macOS en sus dispositivos móviles y desktop. Tras ciertos rumores que apuntaban en un cambio de filosofía al respecto, la compañía de Cupertino desmentía la unificación de ambas en la WWDC 2018, donde negaba la posibilidad de un sistema operativo híbrido. Sí revelaba, por otro lado, que daría «un paso interesante» al respecto en 2019. Habrá que esperar para verlo.