En este artículo, Antonio Soto y Carlos Márquez, profesores en la ESAT (Escuela Superior de Arte y Tecnología de Valencia), reflexionan sobre cómo enseñar a ser creativos en un mundo eminentemente visual.
La comunicación visual es la ciencia que estudia la interacción de las personas a través de la imagen. Considerando que somos seres netamente ópticos, es lógico entender la importancia que tiene el manejo de la imagen para transmitir un mensaje.
Esta condición ha estado presente desde que el hombre comenzó a comunicarse, en el paleolítico. En las cuevas de Altamira encontramos estas magníficas representaciones de arte rupestre que nos muestran sus vivencias a través de un dibujo esquemático y explícito, evidenciando nuestra capacidad de síntesis para comunicar con el mínimo de información posible.
Obviamente, esta capacidad de síntesis obedece a un proceso evolutivo de nuestro cerebro, que nos ha llevado no solo a la representación gráfica de lo que vemos, sino también al desarrollo del lenguaje oral y escrito. Una palabra es la representación de algo existente. El alfabeto, no importa el idioma, es un homenaje a nuestra capacidad de síntesis, a nuestra capacidad de crear símbolos y signos.
El alfabeto, no importa el idioma, es un homenaje a nuestra capacidad de síntesis, a nuestra capacidad de crear símbolos y signos.
La necesidad de comunicarse masivamente a través de la imagen siempre ha estado presente, promocionando todo tipo de eventos, productos y servicios, y la globalización creó la necesidad de establecer códigos visuales que trascendieran fronteras y culturas.
Entonces surge la pregunta: ¿si ya hemos alcanzado los máximos niveles de representación y síntesis, qué propuesta puede ser original y novedosa?
Lo primero que debemos entender es que la experiencia perceptiva es finita, es decir nuestra percepción de la realidad es proporcional al registro de nuestros sentidos, por lo tanto, opera en un rango determinado. Nuestra experiencia cromática está totalmente contenida en el espectro RGB, las formas pueden ser regulares o irregulares, pueden ser grandes o pequeñas, abstractas o figurativas, ordenadas o caóticas.
Nuestro campo de acción está totalmente determinado, es decir, la información está servida, nuestra habilidad para proponer, generar, diseñar nuevas fórmulas va a depender de cómo manejamos la información y para eso se debe poseer el conocimiento, tener la habilidad técnica y tener la tenacidad y disciplina para especular sobre las variantes y así plantear una combinación o respuesta novedosa y creativa.
el proceso creativo es constancia
Normalmente asociamos el discurso creativo con estados alterados o la inspiración o algún tipo de magia que nos abduce permitiéndonos crear de la nada obras que trascienden el espíritu humano.
Nada más lejos de la realidad. Obviamente el talento es una condición indiscutida, pero es la tenacidad, la constancia y la disciplina lo que finalmente nos puede colocar en el nivel que todo creativo, artista o diseñador sueña alcanzar.
Para un artista o diseñador existe un menú de opciones con los cuales puede trabajar, las formas, el color, los tamaños y finalmente los esquemas organizativos, sin embargo, ¿vamos a crear algún color nuevo?, ¿alguna forma no existente? ¿Entonces, cómo podemos ser «creativos»?
Hay una analogía que nos permite entender mejor el discurso creativo: la música. Es interesante cuando nos percatamos de que son solo siete notas dentro de un rango definido de escalas. Y sorprendente es lo infinito del discurso musical. A diario se componen nuevas piezas y pensamos, cuánta originalidad. Pero, en realidad, ¿dónde está lo novedoso? Pues en la organización. Lo creativo, lo original, es la manera en que organizamos los elementos, no importa en qué área del quehacer creativo estemos, si queremos ser originales y creativos es cuestión de organizar la información de una manera nunca expuesta.
Si bien los elementos con los que trabajamos son finitos, la manera de organizarlos es infinita.
Así que, si bien los elementos con los que trabajamos son finitos, la manera de organizarlos es infinita. Y hay que recordar que, además del talento, es la tenacidad y la constancia la llave de la verdadera creatividad.
cultura visual en esat
La alfabetización visual debiera ser por lo tanto una asignatura imprescindible en todos los currículos escolares, y no tan sólo en los cercanos a las disciplinas artísticas. Que nos comunicamos cada vez más a través de las imágenes es un hecho irrefutable. Basta con abrir ciertas redes o aplicaciones en el móvil para comprobar que los vídeos, las ilustraciones, las fotografías o los emojis han empujado a las palabras a un segundo término.
Sin embargo, a pesar de lo evidente, nuestra educación visual es autodidacta, puramente intuitiva. No existe una verdadera cultura visual que nos permita interpretar y producir imágenes de manera crítica, eficaz y experimentada.
No es que el estudiante de una carrera artística sea ajeno a la importancia de estudiar nuestro modo de ver y entender el entorno. ¿No es acaso la visión nuestra herramienta más poderosa? Desconocer los fundamentos de la composición, la perspectiva o la percepción visual no es un síntoma de genialidad sino de pereza. El problema no está pues en la falta de interés por la materia sino en la forma de impartirla.
Los alumnos de ESAT se forman de manera eminentemente práctica a través de la asignatura «Ciencias de la Visión». En esta asignatura, impartida por Carlos Márquez, fundador del Instituto de Diseño de Caracas y del Centro de Diseño Digital en Venezuela, los alumnos de 1.º del HND de Art & Design comprenden por qué vemos y cómo vemos, lo que les permite realizar un trabajo concienzudo de comunicación universal, trascendiendo barreras culturales y geográficas, además de cultivar la exploración personal y creativa.
Las imágenes que acompañan al texto son una muestra de los trabajos realizados por los alumnos y alumnas de primer curso de Art & Design.
Actualizado 02/11/2022