En colaboración con BenQ.
El último gran invento de Google, Jamboard, acaba de aterrizar en Valencia y hemos tenido el privilegio de probarlo en exclusiva para toda Europa. Un dispositivo creado a medias entre Google y BenQ que nos ha sido de gran ayuda en la realización de nuestra última revista.
Jamboard nace de las necesidades internas de una compañía gigantesca como lo es Google. Una herramienta para los trabajadores de la empresa que luego se ha abierto a todo el mundo, tal y como ocurrió con Gmail, Docs y G Suite. En este caso, el objetivo es conectar a equipos de trabajo multidisciplinar entre diferentes dispositivos (pueden conectarse hasta 50 dispositivos a la vez) en la misma oficina o en diferentes lugares del mundo.
Esta magnífica pizarra digital, fabricada con tecnología BenQ, permite conectarse a través de una cuenta G Suite. Todo lo que se hace con ella gira alrededor de esa cuenta, previamente configurada en el dispositivo. Un proceso que puede resultar un tanto farragoso, ya que hay que vincularlo con un dominio propio, algo que debe autorizar Google previa compra. Sin eso, la Jamboard es un enorme y bonito monitor.
Sin embargo, bien configurado, el nuevo producto de Google funciona como una tableta digital en la que se puede hacer lo mismo que con cualquier otra: dibujar, escribir, poner fotos, reproducir videos o importar documentos. Lo más relevante, y lo que la hace única y realmente atractiva, es que todo el equipo puede estar conectado en una Jam –así es como llaman a un escritorio compartido–, donde todos los miembros interactúan, ven lo que sucede e incorporan elementos. Además, como curiosidad, la Jamboard tiene reconocimiento de texto y convierte la caligrafía en tipografía.
Dentro de nuestro proceso de edición es interesante poder jugar con la planilla con todo el equipo –el interno y el externo– y tomar notas, poner mensajes e incluso maquetar en bruto algunas páginas.
Fue muy divertido conectar nuestros ordenadores (vía navegador), tablets y móviles (vía app) a la misma Jam. De este modo, todo el equipo pudo aportar su punto de vista, añadir fotos o ilustraciones a una doble página para acabar componiendo todo el discurso de la revista como una auténtica experiencia compartida. Al utilizar la nube, los cambios se guardan al instante, por lo que nunca se perdería información en caso de apagones repentinos, por ejemplo.
Tener en el centro de la oficina una pantalla de 55 pulgadas con resolución 4K permite tener una experiencia en las reuniones de plantilla mucho más dinámica. Con la cámara integrada en el frontal, pudimos realizar vídeo conferencias con nuestros colaboradores en Estados Unidos, Argentina o en otras ciudades españolas, incorporándolos al proceso de creación editorial. Muy divertido.
El juguete no es apto para todos los bolsillos, ya que su precio está por encima de los 5.000 € (y otros 1.000 € de las patas –accesorio opcional–) y precisa de una gestión y asistencia que cuesta más de 500 € anuales.
Si bien no se va a convertir en un elemento popular, es un dispositivo muy interesante para redacciones, agencias y escuelas. Actualmente, la formación online es un sector en alza, y una Jamboard es el elemento perfecto para conectar a alumnos con su profesor virtual y trabajar conjuntamente con el alumno o con toda la clase en un mismo espacio.
Para nosotros ha supuesto una nueva manera de enfocar la edición de una revista de otro modo. Una experiencia compartida y digital que aumentó nuestras posibilidades de gestión. Tendremos que pensar en escribirle a Papa Noel para que se acuerde de nosotros estas navidades.
Actualizado 14/02/2019