Las Fallas de Valencia tienen en la comisión Mossén Sorell – Corona una especie de oasis, donde año tras año se suceden proyectos de indudable interés. Sus proyectos están alejados de los clichés y refritos, tanto temáticos como estéticos, que inundan el panorama general de la creación de fallas.
Si bien es cierto que Falla Corona no es la única comisión que en los últimos años ha tomado el camino de la innovación, sí que fue pionera en experimentar esta fórmula. Por eso y por la calidad de sus resultados se le reconoce como la falla innovadora por excelencia.
Después de trabajar durante años en colaboración con autores de fallas que rompieron moldes o incluso de artistas plásticos ajenos a la fiesta, Falla Corona cambió otra vez su rumbo en búsqueda de nuevas soluciones y decidió explorar la vía del diseño. Son ya con éste cinco años en los que se encarga a un diseñador el proyecto, que se realizará en colaboración con diferentes talleres de artesanos falleros. Sus fallas recientes, han estado dotadas de una importante carga conceptual, y más allá de mostrarse novedosas estéticamente, han sido vehículo para la comunicación de ideas, críticas y exposición de temas controvertidos. Ibán Ramón, Dídac Ballester, Escif y Javier Jaén han sido los nombres que han firmado los diseños de las fallas de Mossén Sorell – Corona en esta nueva etapa, con muy buenos resultados.
Hace unas semanas se anunciaron los autores de su proyecto de falla para 2017: Isidro Ferrer, encargado de diseñar el proyecto y Manolo Martín de realizarlo, del taller de éste último han salido excelentes obras en colaboración con autores como Sento Llobell, Sigfrido Martín Begué o Mariscal.
La maqueta de la falla diseñada por Isidro Ferrer ha sido presentada hoy en Valencia y lleva por título ‘Sin permiso’. Como en tantas otras imágenes creadas por Isidro, la falla tiene múltiples y diversas lecturas, las diferentes capas de significado dejan la puerta abierta, incluso a nuevas interpretaciones.
La Falla estará compuesta por dos volúmenes, la falla infantil y la grande, aunque ambas funcionarán en conjunto como una gran escena. En la falla infantil una niña se aúpa sobre una corona, tal vez para soñar o imaginarse protagonista de un cuento, o simplemente para observar lo que tiene enfrente que no es otra cosa que la falla grande, una gran corona construida en madera curvada, que a duras penas consigue levantar un ser adulto que parece abatido por el peso de su carga. El contraste de los volúmenes y de lo representado en cada una de las fallas pone en contraposición el mundo infantil y el de los adultos, pero ésta es sólo la primera lectura.
Grassa Toro, colaborador habitual de Isidro Ferrer y autor de los textos de muchos de sus libros ilustrados, ha realizado uno de los artículos que se incluirán en el llibret, publicación que habitualmente acompaña a cada falla y que recopila escritos que ayudan a entenderla. Grasa escribe que «Los niños son esos seres humanos que juegan, piensan, imaginan, sienten, se emocionan, quieren a alguien, quieren ser queridos por alguien, tienen poco miedo, e intentan siempre hacer lo que quieren hacer» y más adelante expone que «Los adultos son esos seres humanos que juegan, piensan, imaginan, sienten, se emocionan, quieren a alguien, quieren ser queridos por alguien, tienen bastante miedo, y no siempre hacen lo que quieren hacer, ni siquiera lo intentan».
Además de comparar el mundo de los mayores y el de los niños, Isidro Ferrer representa una Corona, no sabemos si se refiere a los cuentos de princesas o como simbolismo de esa forma de gobierno heredada y hereditaria que conocemos como monarquía, como tampoco sabemos qué relación tiene con el propio nombre de la comisión, y que tampoco creemos casual. Otro texto que aparecerá publicado en el llibret de Falla Corona de 2017, en este caso preparado por Ibán Ramón, concluye con esta frase: «es la niña aupada a su corona, la que nos descubre la realidad de aquel que carga con la corona, que no en vano, Isidro hace aparecer desnudo, como aquel del otro cuento», y en otra parte del mismo texto llega a recomendar «a aquel que quiera entender por completo las obras de Isidro, que cierre los ojos y escuche a las imágenes».
Deseando estamos de que llegue marzo y acercarnos a la Plaza en que Corona planta sus fallas, para poder ponerlo en práctica.