Después de visitar el Centro Psicoeducativo Isaac, Andrea Constante y Paola Suárez, estudiantes ecuatorianas de Diseño Gráfico, notaron que había una falta de material educativo especializado para los niños con autismo. Para su último proyecto de pregrado decidieron cerrar esta brecha creando Glou.
Constante y Suárez son ex estudiantes de Espol (Escuela Superior Politécnica del Litoral) y su juego de mesa, Glou, ganó el Premio a la Responsabilidad Social en los Premios Latinoamericanos de Diseño 2017 para los estudiantes.
«Propusimos crear un juego con un carácter lúdico que desarrollase las habilidades, competencias y habilidades del niño mientras se divierte», explica Andrea Constante sobre su proyecto.
Ambas diseñadoras se adentraron por primera vez en el diseño social durante sus estudios cuando tuvieron que diseñar un proyecto basado en sus interacciones con las personas con discapacidad visual. Andrea describió que para comprender su experiencia y crear un producto para personas con discapacidades visuales, era necesario interactuar con ellos.
«Aprendí sobre algunas de sus necesidades y los obstáculos físicos y de comunicación a los que se enfrentan», explica.
A partir de esta experiencia, las diseñadoras decidieron centrarse en ayudar a las personas a través de sus diseños. Por tanto, acordaron trabajar en algo que beneficiase a los niños con Trastorno de Espectro Autista para su proyecto final de pregrado. Glou es un juego de mesa educativo donde el objetivo es llegar a la Luna después de superar una serie de obstáculos. Los maestros guían a los niños mientras tiran los dados, lo que revela su próximo obstáculo. Cada obstáculo es una actividad diferente que se describe en las cartas que vienen con el juego.
El juevo tiene como objetivo mejorar las habilidades motoras finas, la capacidad de respetar un conjunto de reglas y la interacción con otros niños en el espectro del autismo. Incorpora luces sensoriales, ya que como explican sus creadoras: «la iluminación ayuda a crear mejores entornos para todos, pero especialmente para las personas con autismo, porque son más sensibles a los estímulos».
Para ello, entrevistaron a terapeutas, psicólogos y padres para asegurarse de que su juego fuera relevante para su público objetivo. «El trabajo de campo lo realizamos en muchos sitios diferentes donde observamos e interactuamos con niños con autismo dentro y fuera del aula. Aprendimos su rutina y comportamientos, cómo interactuaban con otras personas y el tipo de comunicación que usaban».
Junto con su investigación impulsada por la empatía, también investigaron el autismo; los síntomas, causas y necesidades generales. La investigación ayudó a Constante y Suárez a «definir el método de comunicación, la terapia, el diseño y la estructura del juego» que usarían para crear Glou.
El pensamiento de diseño centrado en el ser humano enseña a los estudiantes a encontrar soluciones creativas a los problemas comunicándose directamente con el público objetivo para crear un producto o servicio más especializado y acertado. Por tanto, es una habilidad especialmente valiosa cuando se aplica a problema de impacto social, como con Glou. El resultado final no solo mejora la vida de los demás, sino que también crea una relación empática entre el diseñador y el usuario.