Gerard Unger y la elegancia de la curva

Luisa Baeta, diseñadora y miembro del Type Directors Club y de Alphabettes, reflexiona sobre Gerard Unger y sus ideas visionarias. Gerard Unger, diseñador gráfico y tipográfico holandés, inspiró a miles de tipógrafos a sumergirse en la investigación y a atreverse a experimentar. La diseñadora brasileña Luisa Baeta tuvo la suerte de conocerlo en persona y absorber su sabiduría de primera mano. Luisa empezó su carrera profesional como diseñadora gráfica pero acabó matriculándose para estudiar diseño de tipografías en la Universidad de Reading. Allí conoció a Gerard Unger, un mentor reflexivo, que enseñaba en su curso. El maestro la guió en la búsqueda de su propio estilo, la animó con sus ideas más locas e incluso sugirió un nombre para su tipografía. Desde entonces, Luisa se enamoró de la tipografía y pasó algunos años trabajando como diseñadora de tipos en una agencia. Más tarde, por caminos intricados la joven diseñadora acabó en Nueva York, donde volvió al diseño gráfico, ahora con un ojo experto para la buena tipografía. Actualmente Luisa es miembro del Type Directors Club y parte activa de la plataforma gestionada por y orientada a mujeres Alphabettes, que ayuda a las mujeres diseñadoras a elevar sus voces. En este artículo, Luisa conmemora a Gerard Unger y revela facetas desconocidas del famoso diseñador de tipos. observar el mundo Conocí a Gerard Unger, el increíble diseñador tipográfico y profesor invitado, cuando empecé las clases en el máster de la Universidad de Reading. Era una persona especial, capaz de unir una aproximación reflexiva y sistemática a la teoría con una aproximación libre a la observación. Amsterdam 12-11-2013 Levenslessen: Gerard Unger Foto Maurice Boyer El diseño tipográfico es una disciplina que a menudo corre el riesgo de ser muy constreñida y centrada en sí misma, pues te hace sumergirte más y más profundamente en los detalles: y atascarte en el bucle entre la observación del párrafo y la lupa en la serifa más diminuta. Unger constantemente traía cosas ajenas a la disciplina del diseño. Un día estaba observando pájaros. Percibió el modo en que sus alas se curvaban conforme volaban y admiró la elegancia de esta curva, la velocidad que aportaban, y sin solución de continuidad empezó a pensar en cómo podría dibujar una tipografía que repitiera esta forma de origen natural. Encontró la forma y creó una nueva obra maestra, la tipografía Swift, bautizada en honor a los pájaros que la inspiraron. Gerard Unger fue capaz de tomar algo del mundo visual y traducirlo en un diseño legible, único e impactante. el arte de la experimentación Yo he escuchado a Unger quejarse de ser distraído por la forma de las letras. Dijo que era la maldición de ser un diseñador tipográfico: empiezas a tomar conciencia de las tipografías y se ralentiza tu ritmo de lectura. Pero eso no quiere decir que un diseñador tenga que ser neutro con las tipografías. No hay mucho margen para desviarse de la forma de las letras antes de que dejen de ser legibles, pero todavía hay suficiente margen para un ejercicio artístico. Por eso no nos hemos pasado los últimos siglos simplemente viendo las mismas formas. El diseño de tipografías siempre va de dar respuesta a un mandato estético de una forma diferente mientras se trabaja con los mismos esqueletos esenciales. El diseño de tipografías siempre va de dar respuesta a un mandato estético de una forma diferente mientras se trabaja con los mismos esqueletos esenciales. El resultado puede ser muy legible y funcional al tiempo que altamente innovador. Esto es algo que Gerard Unger ha logrado sin lugar a dudas. Él tenía un enfoque muy libre y motivador sobre la experimentación. En una ocasión contó que él es plenamente consciente de hasta dónde puede llegar con la experimentación y cuándo está atravesando la línea tras la que los lectores serán conscientes de su experimentación. Y sabiendo esto, el maestro avanzaba un pasito sobre esa línea a propósito. Pero, por supuesto, nunca permitió que el arte o la experimentación comunicaran más alto que el texto. Yo he adoptado este mismo enfoque y me ha ayudado más de una vez en mis propios proyectos. confía en el profesor Como mentor, Gerard Unger fue capaz de entender mis ideas incluso antes de que yo las hubiese articulado. Por aquel entonces estaba intentando convertir esbozos rápidos y desordenados en una tipografía acabada, y llegado el momento de afinar mis diseños las formas perdían vitalidad y dinamismo. Habló mucho conmigo del proyecto y siempre fue muy alentador. Finalmente, me hizo sentir que mi búsqueda visual era tan válida como la de mis colegas, que tenían un enfoque basado en la investigación o histórico. Unger incluso sugirió que debía nombrar a la nueva tipografía «Domador de leones» porque yo estaba intentando domar algo realmente salvaje. consolidar personas e ideas El Type Directors Club tiene un rol muy particular: se encuentran entre la tipografía y el diseño gráfico y une a aquellos que aprecian, usan y diseñan tipos. Como diseñadora tipográfica, había escuchado hablar mucho sobre la organización y cuando me mudé a Nueva York finalmente tuve la ocasión de asistir a un par de charlas TDC. Recuerdo vívidamente la primera, que tuvo lugar en una abarrotada sala en lo alto del edificio: muchos profesionales del diseño asistieron para encontrarse con personas con intereses similares. Y para alguien que era tímida y que no creció con la actitud americana hacia el networking, el ambiente era extremadamente acogedor. Cuando te mudas a una ciudad diferente, una presentación acogedora en la comunidad no tiene valor porque de repente te encuentras lejos de la gente que conoces y de los contactos profesionales que has hecho. El TDC es un aglutinador de la comunidad y del conocimiento, no solo en Nueva York sino para todos sus miembros alrededor del mundo.

Gerard Unger y la elegancia de la curva

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