El autor bosnio Alen Pajazetović (Helvetiphant) afirma que el logo institucional de la Diputación de Toledo es idéntico a su diseño «Castle», publicado en 2021, y estudia medidas legales ante el uso no autorizado de su creación.

La Diputación de Toledo presentó en diciembre de 2024 un nuevo logotipo que debía simbolizar “una nueva etapa” para la institución. Bajo el lema de modernidad y renovación, el equipo de gobierno presidido por Concepción Cedillo (PP) defendió la identidad visual como una representación de la historia, la cultura y el patrimonio provincial. La marca, compuesta por una doble “T” que —según la presidenta— evocaba “pilares que sustentan una identidad fuerte y abierta al futuro”, fue presentada con solemnidad y acompañada de una inversión cercana a los 15.000 euros.

Sin embargo, el diseño no era original. Tal como ha podido comprobar Gràffica, el nuevo logotipo de la Diputación de Toledo es prácticamente idéntico al diseño “Castle”, creado y publicado en 2021 por el diseñador bosnio Alen Pajazetović, bajo la firma Helvetiphant. La coincidencia entre ambos alcanza un 99,9 % de similitud, según reconoce el propio autor, que ha calificado el caso como un “plagio evidente”.
“Mi diseño es anterior al suyo, lo cual prueba que fue una copia. Es muy raro encontrar dos logos que coincidan tanto, incluso en casos de plagio. Esto es una copia literal”, afirma Pajazetović en conversación con Gràffica.
El diseñador supo del uso de su obra gracias al contacto de Gràffica, que le localizó a través de la plataforma Dribbble, donde el proyecto “Castle” sigue disponible públicamente desde hace más de tres años. “No sabía nada. Dejé de usar redes sociales y no había visto que se estuviera utilizando mi diseño. Me enteré solo cuando recibí vuestro mensaje”, explica.

Tras conocer los hechos, Pajazetović afirma que está dispuesto a emprender acciones legales y a aceptar la intermediación de un abogado en España para analizar las vías posibles de reclamación. “Encontrar a un abogado que quiera ayudarme sin coste inicial es difícil, pero quiero hacerlo”, señala.
El diseñador insiste en que nunca ha vendido ni cedido el uso de su logo, ni lo ha subido a ninguna plataforma de uso libre o gratuita: “Mi diseño nunca se ha comercializado. Si hubiera sido de uso libre, lo habría indicado. No es el caso”.
30.000 euros en total por un logo disponible en internet
El contrato adjudicado por la Diputación de Toledo a una agencia externa ascendía a casi 15.000 euros, pero la institución tiene previsto invertir una cantidad similar para adaptar la marca a distintos formatos y materiales. En total, cerca de 30.000 euros públicos destinados a un logotipo que, según las pruebas, cualquiera puede descargar gratuitamente en internet.
La polémica, destapada inicialmente por medios locales y ahora ampliada con las declaraciones del autor, pone en entredicho la transparencia y la profesionalidad de la adjudicación. El episodio expone un fallo elemental en los procesos de verificación de autoría que debería acompañar cualquier encargo público.
“Si una institución puede seguir usando una marca plagiada, eso dice mucho de quienes la dirigen”, comenta Pajazetović, que asegura no querer perjudicar a la Diputación ni al Ayuntamiento de Toledo: “Mi deseo es resolverlo sin conflicto, que reconozcan mi autoría y lleguemos a un acuerdo para que puedan usar el logo legalmente. Pero si no actúan, reconsideraré mi posición”.
Un caso que plantea cuestiones legales y éticas
Desde Gràffica hemos consultado expertos en propiedad intelectual que confirman que, según la legislación europea, no es necesario registrar una obra para que esté protegida. Los derechos de autor nacen automáticamente en el momento de la creación, siempre que pueda demostrarse su autoría y fecha de publicación.
Esto significa que, aunque el diseño “Castle” no esté registrado formalmente, su creador conserva todos los derechos morales y patrimoniales sobre la obra. Si la Diputación de Toledo o la agencia contratada utilizaron ese diseño sin autorización, podrían enfrentarse a una reclamación económica por daños y perjuicios.
Casos similares en Europa han derivado en compensaciones que oscilan entre 10.000 y 60.000 euros, dependiendo del uso, la visibilidad institucional y el lucro derivado de la explotación de la marca.
Falta de control y responsabilidad institucional
La situación abre un debate necesario sobre la falta de control en los procesos de contratación pública de diseño. Antes de aprobar un logotipo, cualquier institución debería comprobar su originalidad mediante herramientas y consultas básicas. En este caso, una simple búsqueda en Google habría bastado para detectar el diseño original.
El caso Toledo se suma a una larga lista de errores institucionales que evidencian la precariedad del diseño en la administración pública y la falta de respeto hacia los profesionales del sector.


 
                                 
			 
    	













