Gracias al azar, en 2011 hubo un encuentro que dio como fruto una genial colaboración entre la diseñadora Rebeka Arce y la entidad sin ánimo de lucro Bidesari. Como resultado de este binomio surgió una imagen de marca que responde a las necesidades de la organización y con la que todas las personas involucradas en la iniciativa se sienten identificadas. Hoy, Rebeka nos habla de su contribución como diseñadora y nos demuestra con su trabajo que el diseño es una potente herramienta para ayudar a construir una sociedad mejor.Bidesari es una entidad que surge como respuesta a la necesidad de desarrollar una labor de intervención con las personas privadas de libertad para ayudarles en la iniciación de procesos de recuperación personal e integración social. Ya el nombre de la organización transmite un concepto interesante el cual influye en el proyecto de branding.
«Bidesari en euskera significa peaje. Desde este significado, entendemos ‘Bidesari’ o ‘peaje’ como punto intermedio o periodo en el que se comienza el camino para lograr la integración y superar los problemas y prejuicios adquiridos en el pasado, a través del ‘pago’ con un esfuerzo», explica la diseñadora.
Rebeka Arce es una diseñadora freelance con base en Madrid, que se encontró en 2011 con una asociación con un gran recorrido pero con poca visibilidad en comunicación hacia el exterior y visualización de su labor, así como un logotipo que no definía su territorio de actuación y una identidad visual casi inexistente.
Fue en ese momento cuando, interesada por la labor de colaboración con esta asociación, le ofrecieron participar en un voluntariado muy concreto: desarrollar y crear unas bases visuales arrancando con el proceso de creación de una identidad visual con el objetivo de destacar su labor y dotar a la asociación de una identidad propia y diferenciada de otras organizaciones, disponiendo de una personalidad definida y una imagen global que identifique a las personas y actividades que lo conforman.
Desde entonces y cada año, han colaborado desarrollando piezas tanto offline como online, desde folletos informativos hasta memorias anuales, así como campañas concretas de comunicación y fidelización. Gracias a ello Bidesari ha conseguido la voz que les faltaba.
«Nunca antes había experimentado este tipo de voluntariado: participar haciendo lo que a ti más te gusta hacer y al mismo tiempo, que sea lo que ellos necesitan, ya que en su mayor parte el voluntariado participa como educadores o acompañantes en las diferentes actividades y programas que desarrolla Bidesari. Pocas cosas recuerdo tan reconfortantes como ver a un grupo de personas tan dispares (psicólogos, educadores, voluntarios y personas privadas de libertad) identificándose con el trabajo que tú has realizado», afirma Rebeka.
Uno de los últimos proyectos realizados entre Rebeka y diversos voluntarios comprometidos con la organización, es la creación de la memoria anual. Según nos cuenta la diseñadora, el proceso fue sencillo: «A nivel metodológico, comenzamos con el proceso de creación del concepto para la portada, aplicando el mensaje global que se aplica en todas las portadas de las memorias de Bidesari: generar incertidumbre a quien recibe el documento. Una vez planteamos el diseño de la portada, definimos la línea gráfica a aplicar a lo largo de toda la publicación, estableciendo unas bases de composición dinámica y juego entre texto, imagen y color. Queremos transmitir la identidad visual de Bidesari sin caer en la reproducción saturada de su logotipo y dotar a cada una de las memorias de su personalidad propia. Para ello utilizamos diferentes formatos cada año, así como tipo de encuadernación, papel, tipografías y fotografías. Todas las memorias son bilingües, por lo que tanto portada como contenido se ven replicados y diseñados con coherencia», explica Rebeka.
En cada edición, crean un diseño diferente pero ciertos aspectos permanecen inmutables a lo largo de las publicaciones: el concepto y los colores corporativos. Este año, a nivel cromático, se establece un uso muy corporativo en todas las aplicaciones de Bidesari: el blanco, el negro y el ámbar, como colores representativos de su identidad.
«El blanco y negro aportan a la imagen de Bidesari la nobleza, la protección, la neutralidad, sensibilidad y seriedad, así como el orden y el equilibrio. El ámbar es el punto de color diferenciador de Bidesari, englobando en él la luz del Sol, el honor y la lealtad, la alegría, la energía y la sabiduría», comenta la diseñadora.
En la portada, así como en las de ediciones anteriores, han jugado con el concepto de la liberación representándolo a través de la tipografía:
«Gracias a la tipografía conseguimos un mensaje muy claro y un juego visual que nos haga sentir privados de libertad, ya que no somos capaces de leer fácilmente el mensaje que aparece en cada portada. Ése es el momento en el que Bidesari actúa y acompaña a los chicos en el proceso de reinserción. Es un último periodo en el que las barreras físicas de la cárcel desaparecen pero las de la sociedad se afianzan».
El resultado es un diseño orientado hacia las personas; un proyecto por y para las personas que busca algo más que el beneficio obtenido tras una transacción de compraventa de servicios.
Actualizado 17/03/2016