Sento Llobell y Elena Uriel presentan Días sin escuela, su nueva novela gráfica publicada por Astiberri. La obra, basada en hechos reales, narra la historia de dos niños bosnios atrapados en la guerra de los Balcanes y la travesía que los llevó hasta la familia de los autores en España.

“En la primavera de 1992, los protagonistas de Días sin escuela, un niño de seis años, que será acogido por Elena Uriel y Sento, y una niña de cuatro, sueñan con que, al acabar el verano, empezarán a ir a clase con sus amigos, pero de repente se desata a su alrededor una guerra que, durante tres años, los arrastrará al infierno.”
Así comienza el relato, que, lejos de centrarse en las grandes batallas o los acontecimientos históricos que aparecen en los libros, pone el foco en la experiencia de los más vulnerables: la infancia. Días sin escuela recoge los recuerdos de aquellos niños que vivieron la guerra sin entenderla, sumidos en el miedo, la enfermedad y el hambre, pero también en juegos y risas, porque incluso en los tiempos más oscuros, la infancia sigue siendo infancia.
“Treinta años después de la guerra de los Balcanes, esos niños nos empiezan a contar, y no recuerdan grandes batallas ni momentos históricos, como relatan los libros, sino que rememoran sus días y noches, durante tres largos años, con fríos inviernos y calurosos veranos, con el hambre, la enfermedad y la muerte cabalgando a sus anchas por los caminos. Recuerdan el miedo y recuerdan también juegos y risas, recuerdan su presente, porque todos los niños viven siempre, con inocencia, en el presente que, en cada momento, les toca vivir.”

Un proceso de creación entre España y Bosnia
Elena Uriel y Sento Llobell han dedicado varios años al desarrollo de esta historia, que ha ido tomando forma en conversaciones y reencuentros con su “otra familia”. “Llevamos varios años de trabajo para desarrollar esta historia que se fue conformando entre paella y paella de nuestra otra familia”, cuenta Uriel.
Sento, por su parte, destaca el reto de ilustrar un relato tan personal con tan poco material gráfico de referencia: “Las caras de algunos personajes las tuve que imaginar y crear desde cero. De los principales protagonistas teníamos pocas fotos de cuando eran niños, pero teníamos material”.
Para dar forma al cómic, los autores han viajado varias veces a Bosnia, encontrando aún las huellas visibles de la guerra en el paisaje y en la memoria de quienes la vivieron. Algunos de los aspectos más interesantes son los flashbacks que se producen en la historia donde se combinan tonos verdosos y apagados para representar los momentos del conflicto y viñetas coloreadas con tonos vivos para representar el presente. También como los militares que aparecen en la historia se convierten en verdaderos monstruos antropomórficos abstractos para ejemplificar como la guerra convierte a los seres humanos en verdaderas bestias sin raciocinio.

Un testimonio vivo de quienes sobrevivieron
La presentación de Días sin escuela en la Capella de la Sapiència de la Universitat de València contó con la presencia de Adis, uno de los niños refugiados que protagonizan la historia. Su testimonio emocionó a los asistentes: “Es muy emocionante este cómic. Algunos de los niños que vinimos nos hemos quedado y ahora tenemos dos familias, dos lugares distintos donde vivir”.
Treinta años después del conflicto, Días sin escuela no solo rescata la memoria de aquellos días, sino que también reflexiona sobre la guerra como una tragedia cíclica, donde las víctimas siempre son las mismas y los verdugos siempre se ocultan tras intereses oscuros.
Con esta obra, Uriel y Llobell suman un nuevo título a su trayectoria en el cómic de memoria histórica, un campo en el que ya destacaron con la trilogía Dr. Uriel. Días sin escuela se presenta como un testimonio necesario para no olvidar que, en todas las guerras, los niños siempre son las víctimas más frágiles.


